MATEO.
Cuando llegamos al taller, ambos estábamos empapados, pero por primera vez en mi vida, me daba igual, tan sólo quería estirar el tiempo con ella un poco más, y parecía que ella sentía justo lo mismo ante su negativa de volver a casa.
Abrí con mi llave, agradecido de que papá hubiese decidido cerrar antes, pues de lo contrario no podría tener esa clase de intimidad con ella.
Entramos y caminé hacia el fondo de la nave, mientras ella se detenía a mirar los coches y motos que había por el camino, pasando su mano por el capó de alguno de ellos, y por el sillín de otros.
(MATEO)Asentí con la cabeza, con un nudo en el estómago tan pronto como la escuché rogar por aquello, pero sabía que sería justo de esa manera, ella nunca sentiría más que amistad por mí, y yo no debí dejar que mis deseos por tenerla nublasen mi mente.Te llevaré a casa – comencé, observando como ella asentía, sin dejar de tiritar – ven.Mateo – me llamó, tan pronto como me disponía a subir a la moto, miré hacia ella, y observé como ella me agarraba del cuello y me acercaba a ella, sin dejar de mirar hacia mis ojos. ¿qué era lo que se proponía? – No me dejes nunca, por favor – suplicó, con cierto brillo en sus ojos, como si estuviese a punto de llorar – si las cosas van mal…Diego es mi mejor amigo &nd
(CALIPSO)Estaba en una aburrida clase de Filosofía del derecho, con un ligero resfriado, cosa totalmente comprensible si pensábamos en la mojada del día anterior, mordiendo mi lápiz, mientras pensaba en la noche anterior, en cómo me había sentido al entrar en mi habitación, recordando el beso que me había dado con Teo.¡Dios! ¡Era una maldita locura! ¡Debía haberme vuelto loca para estar pensando en volver a besarlo!Sonreí como una estúpida al pensar en verle de nuevo. Ni siquiera sabía en qué punto estábamos, pero estaba claro que habíamos dejado de ser amigos. Y no me disgustaba la idea de que fuésemos algo más.¡Por el amor de Dios! Me quedó claro en ese justo instante, me había vuelto completamente loca. Pero no podía evitarlo, no en ese momento, no cuando pensaba en que había enco
(MATEO)Nos llevamos algo más de una hora besándonos, y lo que más me gustaba de aquella nueva situación era que a ella no parecía disgustarle la idea de lo que hacíamos, no parecía disgustada al ser besada por el raro del mejor amigo de su hermano. Parecía darle igual lo que su hermano pensase sobre aquello, y eso me encantaba, tanto, que me hacía olvidarme de ello, de Diego, y de todos los demás.Cuando estaba con ella sentía que el tiempo no pasaba de la misma forma, era cómo si se detuviese, cómo si sólo estuviésemos ella y yo, sin que importase nada más.Me encantaba estar con ella, me encantaba ella, y la forma en la que nos besábamos, sobre todo eso.¿quieres ir a otra parte? – Pregunté, cuando nuestros labios estaban ya algo rojos de tanto besar. Asintió, despacio, sin dejar de mirarme – podr
CALIPSOLlegamos a su casa, entre risas y estornudos, sin dejar de sonreírnos el uno al otro, y subimos hasta su habitación, sin pensar demasiado en ello, intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a su padre.Cerró su puerta, mientras yo visualizaba su habitación. Era la primera vez que estaba allí, y quería observarlo todo con detenimiento. Su cama era grande, junto al ventanal que se encontraba en frente de la puerta, al lado de esta, había una enorme estantería y un escritorio, repleto de fotografías, incluso en las paredes estaban llenas de ellas, la mayoría eran de él con mi hermano, pero también pude ver a su madre en alguna, incluso tenía una en la que aparecía yo junto a mi hermano, en un fotomatón, recordaba aquel día. Miré hacia la cómoda, encontrando una caja de condones sobre ella, haciéndome s
CALIPSO.Cómo os imaginéis no eché mucha cuenta a las clases aquel día, estaba deseando que terminase lo más pronto posible para ver a Mateo, pero como siempre que uno está deseando que el día pase rápido, pasó mucho más lento.Pero valió la pena, toda esa espera, porque al verle allí, esperándome, con aquella pose que tanto me gustaba, dejándose caer sobre la moto… me encantó. Creo que mi mundo se detuvo tan pronto como le vi, y me sentí como si estuviese en una burbuja de aire y flotase sobre todos los demás.Hola – me saludó cuando llegué hasta él, mientras yo sólo sonreía, como una idiota. Me dio el casco para que me lo pusiese, mientras él se subía a la moto y se ponía el suyo.Me abracé a su espalda, chocando el casco contra el
CALIPSO.Salí del baño, ya aseada,aunque con las mismas ropas, bajando hacia la parte de abajo, pues quería saber si iríamos a cenar por ahí. Me apetecía mucho, pasar el resto del día con él, me apetecía tanto, que tan pronto como nuestras miradas se entrelazaron pude notar que algo no iba bien. Él no lucía como ese chico bromista que era.¿qué pasa? – pregunté hacia él, perdiendo la sonrisa que adornaba mi rostro, provocando que él bajase la mirada un poco antes de contestar.Diego viene a por ti – contestó. Aquella noticia era terrible, pero en aquel momento me importaba mucho más la tristeza con el que él la había pronunciado que todo lo demás – no he podido hacer nada para retenerte…Acorté las distancias
DIEGO.Almorzaba con Marina en ese sitio nuevo que habían abierto detrás de la iglesia, las salchichas estaban realmente deliciosa, sin nada que envidiar a la deliciosa cerveza belga. Teo había tenido razón cuando me comentó aquella mañana que la comida de aquel lugar estaría deliciosa.Marina me hablaba sobre la nueva sucursal de ropa interior que su madre iba a abrir en la ciudad, incluso mencionó en un par de ocasiones que su madre le había ofrecido ser la modelo de la tienda, y ella había aceptado. Pero yo ya no podía escucharla con la misma intensidad, acababa de ver algo que me ponía de muy mal humor. Mi mejor amigo y mi hermana acababan de sentarse juntos en una de las mesas de la terraza, no lejos de nosotros, y ella lucía realmente feliz con él.Teo dio un sorbo a la cerveza que acaban de traerle, mientras escuchaba lo que su acompañ
(MATEO)Me odiaba terriblemente, odiaba haber hecho aquella estúpida promesa frente a mi amigo. “Lo prometo, tienes mi palabra, nunca me involucraría con ella, es como una hermana para mí, como una gran amiga” le había dicho. ¿en qué cojones estaba pensando cuándo le hice esa puta promesa? Si, lo sabía, en ese entonces tan sólo quería mantener su amistad, no perder a mi mejor amigo por culpa de mi estúpido egoísmo, por querer tener algo que nunca había sido para mí.¡Joder! – Maldije, al darme cuenta de que era cierto, sólo podría ser su amigo, y odiaba haberla confundido con mis besos aquella mañana - ¡Joder! – volví a maldecir, mientras la observaba alejarse de mí, caminando sola bajo aquella espesa lluvia.¡Me cago en la puta! ¿en qué momento lo qu