CALIPSO.
Desperté sobre su cama, y le miré anonada durante un buen rato, recordando nuestros besos de la noche anterior. No había pasado nada sexual entre nosotros, sólo un par de besos inocentes, y me encantaba que las cosas fueran así entre nosotros, no había sólo sexo entre nosotros.
DIEGO.Me enervé tan pronto como la vi entrar por la puerta, sabiendo que había pasado la noche con él, y toda la mañana. No tenía derecho a enfadarme, sólo era mi hermana, me repetía una y otra vez, pero era imposible no hacerlo, y menos al ver la sonrisa que traía dibujada en su rostro.Estaba borracho, como una cuba, horrorizado por lo que había pasado entre Marina y yo, ella me había dejado y ya no me quedaba nada, y todo era por su culpa, por culpa de Cali, por culpa de lo que ella me hizo sentir, por culpa de haberme acostado con ella.Ella tenía la culpa de todo, y por eso quería hacérselo pagar, quería que fuese tan infeliz como lo era yo en aquel momento.Era egoísta por mi parte, lo sé, pero en aquel momento de embriaguez, tan sólo quería vengarme, tan sólo quería borrar esa so
Mi madre fue enterrada a la mañana siguiente, ni siquiera le hicimos misa para los difuntos, pues ni ella ni yo creíamos en Dios, así que lo veía una pérdida de tiempo. Todo aquel que quisiese guardarle respeto podía hacerlo allí, frente a su tumba.Ella se marchó a casa a cambiarse y Diego me trajo ropa para cambiarme antes del funeral.Estaba en shock, aún no podía creer que ella ya no estuviese, que realmente se hubiese ido. Siempre esperé, en un lugar oculto de mi corazón, que ella se recuperase, y que en algún momento de su vida me pidiese perdón y me dijese cuánto me quería. Pero eso nunca sucedió, supongo que algunos sueños nunca se cumplen, y por más que lo intentemos, las cosas son como son.Algo parecido me pasaba al pensar en ella, en Cali, en la única mujer que verdaderamente había amado en t
Aquel día estaba de los nervios, no sólo porque no me había bajado el periodo, si no por muchos otros aspectos de mi vida. Pero al ver a Teo, sonriendo hacia mí, mientras me agarraba del pijama, con fuerza, para impedir que pudiese huir de él, no pude evitarlo, me olvidé de todo lo demás.Me quedé con él después del entierro, en su misma cama, y fue realmente difícil para mí, porque me moría por acostarme con él, pero sabía que no era el momento, él acababa de perder a su madre.No pude quitarme de la cabeza, en toda la noche las palabras de Marina “Mateo no es un chico gentil en el sexo”¡Qué sexy está hoy mi abogada! – me dijo, besándome dulcemente en los labios – he pensado que, como mi padre se ha marchado esta mañana a Tierras Altas, y que cómo sól
(CALIPSO)Mi vida era un verdadero tormento desde que él no estaba a mi lado, los parciales casi habían llegado, y estaba histérica, porque apenas tenía tiempo de estudiar, porque cada rato que tenía libre, Diego venía a visitarme a mi habitación, y terminábamos, bueno ya sabéis, había hecho un trato con él, ¿recordáis? Él se quedaba al lado de Teo y yo a cambio me acostaba con él. Y cada día me costaba más hacerlo, cada día me atormentaba más lo que estaba haciendo, cada día sentía la necesidad de salir corriendo y refugiarme en sus brazos, oler su perfume y quedarme allí por toda la eternidad. Pero no siempre podemos tener lo que queremos, ¿no es cierto?Él estaba mucho mejor, o al menos eso era lo que mi hermano me aseguraba día tras día, mientras yo fingía estar de maravilla, cua
(MATEO)Conduje con ella abrazada a mí, sin casco, en silencio, hasta que llegamos al taller, no quería ir a otro lugar y que por el camino ella cogiese frío. Aparqué la moto en la puerta y me apoyé en el suelo, apagando entonces el motor. Pero ella ni siquiera se inmutó, siguió en la misma posición, incapaz de soltarse de mí, aún.Ya estamos aquí – le dije, ladeando la cabeza para que me escuchase.Quedémonos así sólo un poco más – rogó, mientras yo aceptada, escuchando el silencio de la noche a nuestro alrededor, tan sólo interrumpido por algunos grillos, y el sonido que hacían las hojas de los árboles al chocar unas con otras a causa del viento que las movía.Hace frío, Cali – le dije, dejándole claro que no quería qu
De pie, en la puerta de su taller, observábamos la lluvia caer frente a nosotros, mientras sentía su mano aferrarse a la mía, sin tan siquiera girarme a mirarle. Aquello era una locura, estar con él de nuevo, aceptarle de aquella manera, no porque no quisiese hacerlo, no porque tuviese miedo de él, sino por mí. Ya no me sentía digna de él, no después de acostarme con mi hermano noche tras noche, y sabía que cuando él se enterase de esto sería el fin.No podía dejar que él se enterase de lo que hacía con mi hermano, de que su amistad con él también era obra mía, así que, por supuesto, la mejor solución era alejarme, no volver a estar con él. Pero como de costumbre, por mucho que mi mente quiera hacer una cosa, por mucho que sepa que eso es lo mejor para mí, mi corazón me guía hacia
CALIPSOVolvimos al club, justo después de eso. Yo me sentía terriblemente hundida, pues había destrozado la imagen pura que Mateo tenía de mí. En aquel momento, él tan sólo pensaba que yo era una chica más, una de esas miles con las que se acostaba, que no tenía nada especial. Y eso me destrozada terriblemente, porque yo no era así en lo absoluto, yo no tenía nada de corriente, yo sólo… sólo hacía todo aquello para cuidar de él, desde el principio, por eso hice aquella estúpida promesa que me costó aquella situación.Entramos en el club, juntos, pero cada uno a su bola, el lucía algo defraudado, y yo bastante triste. Sandra se quedó sorprendida al vernos aparecer, pero pareció pasársele pronto, porque se abalanzó sobre él y le besó con desesperación, como si intenta
Me quedé toda la noche esperando su respuesta, pero ella no lo hizo, aun así, allí estaba, frente a su puerta, esperándola, y ya había pasado como media hora de más. ¿dónde estaba? ¿Lo habría olvidado?Saqué el teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón, justo después de marchar su número, y esperé pacientemente a que alguien contestase al otro lado.Vete – fue su respuesta, sin tan siquiera saludar si quiera. Su voz lucía cansada y triste – no quiero que Diego te vea.Puedo fingir y decirle que estoy aquí por él – la tranquilicé, pero sus sollozos eran más que evidentes, aunque ella intentó fingir que no había ocurrido - ¿qué pasa? ¿estás llorando?No pasa nad