Theo se despojó de toda su ropa, a pesar de que tenía los ojos de Adén clavados en su cuerpo esquelético. Se quedó solo con el bóxer blanco puesto y cuando fue a agarrar un short que estaba sobre un banco cerca de la cama, su compañero se le abalanzó para besarlo como un animal devora a su presa.
No obstante, el muchacho pausó aquella escena fogosa y se puso rápidamente el short. Al mismo tiempo que empezó a buscar un suéter holgado entre sus prendas usadas para encimárselo.
Por su parte, Adén se hizo a un lado pensando en lo que acababa de pasar. Donde los labios pasearon entre melodías inexistentes, pero que hacían juego con una tonada armoniosa y fructífera para aquel momento en que ambos cuerpos se apretujaron rozando sus lenguas. Uniéndose pecho a pecho en medio de agarradas de brazos y espalda. Momento mágico frenado por el miedo de Theo.
Al ver la reacción de su compañero Adén decide salir de la habitación y se sienta sobre el sofá.
—Disculpa—d
La mañana siguiente Theo despierta un poco tarde a lo acostumbrado. Estira sus brazos mirando a la ventana. En medio de un bostezo se da cuenta que Adén ya se había levantado. Se quita las sábanas de encima para caminar hasta la sala para indagar si su enamorado había huido o simplemente no estaba haciendo ruido. Desde el marco de la puerta de su habitación, somnoliento, mira hacia la sala, aunque se da cuenta que su invitado estaba en la cocina sonriente tostando panes. —Buenos días, dormilón—dice Adén dejando entre ver sus dientes. —Buenos días—canta Theo con un bostezo. —¿Huevo revuelto o entero? —Revueltos —¿Y mermelada? —Qué extraño eres. ¿Quién come huevos con mermelada? —Pues tu novio. —No tengo novio—suelta sarcástico Theo. —¿Lo hacemos oficial? —Espera que me lave los dientes, al menos. —¿Te vas a poner guapo para mí? —Ya quisieras…—suelta Theo mientras camina hasta el ba
Adén se fue tarde de la casa de su novio. Luego de pasar un maravilloso día, además de hacer oficial su relación y compartir partes de sus vivencias Theo se sentía campante por todo lo obtenido de su amado. A pesar de que la situación en la empresa le preocupaba. De modo, que cuando Adén iba camino a su casa, Theo se dio a la tarea de indagar las actualizaciones del caso legal de su jefe. Por lo que se entregó de lleno a sus aparatos electrónicos digitales conectados a Internet para leer portales web y preguntar a sus conocidos qué noticias tenían de Cipriano. Por otra parte, Anastasia también estaba entregada a su computadora y celular, pues de alguna manera había quedado encargada en conjunto con Eulalia de Strumarketing, y en la sala de su casa con portátil en mano tecleaba veloz para informar a los clientes la situación. No había resultados positivos, pues el señor Struve estaba en graves problemas. Se le había confirmado a detalle cada acusación
Pasaron unos cuatro días hasta que Theo recibió una llamada, luego de pasear por el centro comercial que trabajaba u otros locales que conocía entregando la síntesis curricular. Lo llamaron del lugar del que se despedía Marianna. La cita estaba pautada para el mediodía.Adén se había levantado insistente ese día en que fueran a cenar, y aunque Theo estaba renuente al principio, luego de recibir la llamada de la entrevista laboral acepta. Por lo tanto, el somnoliento se baña y se viste rápido para agarrar el bus próximo rápidamente. Debía llegar temprano al lugar, porque la puntualidad era todo para él.Llegó al centro comercial con media hora de anticipación por lo que caminó hasta el pasillo de comida, saludó a su novio y le dijo que lo habían llamado del trabajo que dejaba Marianna. Este sonriente lo felicita, pero se ven interru
Empezó un nuevo día, el piar de las aves dio inicio a la mañana sucesiva en la que Theo no se sentía muy convencido por ir a su nuevo trabajo. Sobre su cama se balanceó un rato de sólo pensar que este lugar le ofrecía tan poco.Contempló la posibilidad de rechazarlo e iniciar la búsqueda de otro que se adecuara a sus necesidades, pero se dio cuenta que pronto gastaría su reserva (la liquidación) en el pago del alquiler del mes. Lo cual lo hizo tomar las fuerzas suficientes para levantarse de la cama e ir hasta su baño a examinar su demacrada cara.Tras una ducha fría de unos cuantos minutos el cuerpo desnudo sale para vestirse.Se entregó a su labor en la cocina después de vestirse. Sin mucho ánimo sacó el cereal, lo echó sobre un plato hondo, licuó leche en polvo para hacerla líquida y lo acompañó de banana en
La molestia estremeció su hogar, cuando llegó con un jalón tiró la puerta a su paso sobresaltándolo todo. Theo estaba furioso por toda aquella escena que presenció, de la cual no recibió apoyo de su novio. En el fondo esperaba ser defendido o apoyado por su amado.Se sentó sobre el banco de la cocina, con la ayuda de los pies se quitó los zapatos. Sus manos temblaban, no podía controlar la especie de llanto de ira que se asomaba, pero no salía. Todo su cuerpo vibraba.Por un momento quedó inerte con las manos apoyadas en su rodilla, al instante que sus piernas se movían incesantemente. No lograba controlar su molestia o la tristeza que le produjese todo aquello. Hasta que se dejó ir. Empezó a llorar. Los sollozos inundaron la sala. Se quitó la prenda de vestir superior y se fue hasta el cuarto para tirarse en la cama.En el lecho tuvo una especie de re
Pasaron muchos días desde que Theo y Adén hablaron por última vez, luego de esa noche en la parada de autobús se textearon varios mensajes que no condujeron a nada. Ambos se alejaron del otro sin más. No había explicación alguna, ni motivo consistente, simplemente dejaron de hablar y verse por casi una semana.Por lo que se había cancelado el encuentro en la casa de Anastasia. Sin moral y con mucha pena Theo le escribió a su amiga para avisarle que no podía ir, porque no se sentía muy bien, dejando su invitación para otra ocasión cuando el ánimo estuviera al tope, pues así merecía verlo Verónica.Por otra parte, había faltado dos días a su trabajo más el que tenía libre y otro que cambió de turno con Dani, un cuarteto de jornadas laborales en los que no se apareció por el centro comercial para no ver a Ad&eacut
La mañana siguiente la lluvia engalanó el lugar haciendo más frío el clima, por ende los invitados se despertaron tarde. A eso de las diez de la mañana, a escasos minutos de las once llega la mamá de Theo a tocar la puerta para que fuera a comprar las medicinas de la abuela. Después del mediodía debía ingerir una, la del corazón. El chico pálido sale después de ponerse el pantalón y su madre le indica los pasos a seguir. Es por eso que posteriormente de beber café camina hasta la habitación con una taza del líquido en la mano para despertar a su novio.Al llegar a la habitación Adén ya estaba despierto con las cobijas encima.—¿Por qué no te levantaste?—Me da pena, amor.—Si eres bobo. ¿Será qué te puedo pedir otro favor? —indica Theo mientras le pasa la taza a su compa&nt
La esperanza de Theo estimuló el siguiente día, pues se despertó con buen ánimo para enfrentar las incidencias. Caminó hasta la cocina para hornear unas cuantas galletas, mientras Adén estaba en el restaurante trabajando, haciendo tiempo para ir hasta el Instituto.Las galletas recién horneadas reposaban en la encimera. Varias docenas de estas habían en el recinto, con el fin de llevar unas cuantas hasta la cena de esa noche. Por su parte, Adén había pedido a su madre que le hiciera su especialidad para no llegar con las manos vacías al encuentro nocturno.Transcurrió tiempo suficiente hasta que el joven de tez oscura se fue del restaurante chino para averiguar qué pasaba en el instituto de idiomas. Ahí le atendieron amablemente haciéndole saber los requisitos, las reglas a cumplir y el horario por el que se debía regir. Gran parte de su trabajo consist&iacut