Pasaron unos cuatro días hasta que Theo recibió una llamada, luego de pasear por el centro comercial que trabajaba u otros locales que conocía entregando la síntesis curricular. Lo llamaron del lugar del que se despedía Marianna. La cita estaba pautada para el mediodía.
Adén se había levantado insistente ese día en que fueran a cenar, y aunque Theo estaba renuente al principio, luego de recibir la llamada de la entrevista laboral acepta. Por lo tanto, el somnoliento se baña y se viste rápido para agarrar el bus próximo rápidamente. Debía llegar temprano al lugar, porque la puntualidad era todo para él.
Llegó al centro comercial con media hora de anticipación por lo que caminó hasta el pasillo de comida, saludó a su novio y le dijo que lo habían llamado del trabajo que dejaba Marianna. Este sonriente lo felicita, pero se ven interru
Empezó un nuevo día, el piar de las aves dio inicio a la mañana sucesiva en la que Theo no se sentía muy convencido por ir a su nuevo trabajo. Sobre su cama se balanceó un rato de sólo pensar que este lugar le ofrecía tan poco.Contempló la posibilidad de rechazarlo e iniciar la búsqueda de otro que se adecuara a sus necesidades, pero se dio cuenta que pronto gastaría su reserva (la liquidación) en el pago del alquiler del mes. Lo cual lo hizo tomar las fuerzas suficientes para levantarse de la cama e ir hasta su baño a examinar su demacrada cara.Tras una ducha fría de unos cuantos minutos el cuerpo desnudo sale para vestirse.Se entregó a su labor en la cocina después de vestirse. Sin mucho ánimo sacó el cereal, lo echó sobre un plato hondo, licuó leche en polvo para hacerla líquida y lo acompañó de banana en
La molestia estremeció su hogar, cuando llegó con un jalón tiró la puerta a su paso sobresaltándolo todo. Theo estaba furioso por toda aquella escena que presenció, de la cual no recibió apoyo de su novio. En el fondo esperaba ser defendido o apoyado por su amado.Se sentó sobre el banco de la cocina, con la ayuda de los pies se quitó los zapatos. Sus manos temblaban, no podía controlar la especie de llanto de ira que se asomaba, pero no salía. Todo su cuerpo vibraba.Por un momento quedó inerte con las manos apoyadas en su rodilla, al instante que sus piernas se movían incesantemente. No lograba controlar su molestia o la tristeza que le produjese todo aquello. Hasta que se dejó ir. Empezó a llorar. Los sollozos inundaron la sala. Se quitó la prenda de vestir superior y se fue hasta el cuarto para tirarse en la cama.En el lecho tuvo una especie de re
Pasaron muchos días desde que Theo y Adén hablaron por última vez, luego de esa noche en la parada de autobús se textearon varios mensajes que no condujeron a nada. Ambos se alejaron del otro sin más. No había explicación alguna, ni motivo consistente, simplemente dejaron de hablar y verse por casi una semana.Por lo que se había cancelado el encuentro en la casa de Anastasia. Sin moral y con mucha pena Theo le escribió a su amiga para avisarle que no podía ir, porque no se sentía muy bien, dejando su invitación para otra ocasión cuando el ánimo estuviera al tope, pues así merecía verlo Verónica.Por otra parte, había faltado dos días a su trabajo más el que tenía libre y otro que cambió de turno con Dani, un cuarteto de jornadas laborales en los que no se apareció por el centro comercial para no ver a Ad&eacut
La mañana siguiente la lluvia engalanó el lugar haciendo más frío el clima, por ende los invitados se despertaron tarde. A eso de las diez de la mañana, a escasos minutos de las once llega la mamá de Theo a tocar la puerta para que fuera a comprar las medicinas de la abuela. Después del mediodía debía ingerir una, la del corazón. El chico pálido sale después de ponerse el pantalón y su madre le indica los pasos a seguir. Es por eso que posteriormente de beber café camina hasta la habitación con una taza del líquido en la mano para despertar a su novio.Al llegar a la habitación Adén ya estaba despierto con las cobijas encima.—¿Por qué no te levantaste?—Me da pena, amor.—Si eres bobo. ¿Será qué te puedo pedir otro favor? —indica Theo mientras le pasa la taza a su compa&nt
La esperanza de Theo estimuló el siguiente día, pues se despertó con buen ánimo para enfrentar las incidencias. Caminó hasta la cocina para hornear unas cuantas galletas, mientras Adén estaba en el restaurante trabajando, haciendo tiempo para ir hasta el Instituto.Las galletas recién horneadas reposaban en la encimera. Varias docenas de estas habían en el recinto, con el fin de llevar unas cuantas hasta la cena de esa noche. Por su parte, Adén había pedido a su madre que le hiciera su especialidad para no llegar con las manos vacías al encuentro nocturno.Transcurrió tiempo suficiente hasta que el joven de tez oscura se fue del restaurante chino para averiguar qué pasaba en el instituto de idiomas. Ahí le atendieron amablemente haciéndole saber los requisitos, las reglas a cumplir y el horario por el que se debía regir. Gran parte de su trabajo consist&iacut
Theo apresurado se quita la ropa, dejándola sobre el sofá. Se baña y procede a arreglarse mientras los minutos corrían. La puntualidad para él era sumamente importante cuando se trataba de primera impresión en labores, así como el compromiso que ponía sobre esto. Era tan significativo no dejar mal parada a Rossy, pues que se tomara la molestia de buscarle un trabajo con buena posición era un gesto maravilloso para honrar. Estaba agradecido, por ende cumplir con asistir hasta el lugar siendo puntual era su primer objetivo.Rápidamente sale de su casa, sin tomar café, ni ingerir comida más que una manzana. Eso sí, estaba muy bien vestido y oloroso a perfume.La presencia de Theo causó furor en la empresa. Cuando llegó casi todos los empleados lo saludaron. Como preámbulo tuvo que esperar unos minutos a la gerente del negocio; una mujer vestida de traje verde es
Cinco minutos para que el reloj marcara las seis, cuando Theo se despierta por una algarabía fuera de su casa. Se pone su suéter tejido holgado sobre su torso desnudo y se encima el pantalón deportivo que a veces usaba de piyama. El muchacho descalzo sale a la fachada de su vivienda para encontrarse con una abrumadora escena.Adén ebrio con un intento de serenata, aupado por su amiga Marianna y quien conducía el carro estacionado era Josélo. El automóvil tenía música en su máximo volumen, mientras que el chico moreno manoteaba y era agarrado por su amiga.Theo quedó pasmado, pero al volver en sí entró a su casa sin mirar atrás, omitiendo aquel trío cercano a su casa. Sin embargo, vuelve a salir para pedirles que se fueran, y descubre que el vigilante ahora era un nuevo integrante que luchaba por despachar a los allegados, ya que los habitantes se estaban quejando.
En medio de sollozos, llanto descontrolado y jipíos, Theo se dejó caer en el piso frío de la sala. Desconsoladamente se entregó a sus lamentos. Lloró hasta que se quedó dormido con las luces apagadas, la ropa puesta y un clima impávido.A esos de las 3:17 a.m. despierta como si un camión le hubiese pasado por encima. Estaba dolorido. Sentía su cuerpo entumecido y la cara hinchada. Se levanta sin coordinación del suelo, camina hasta su cuarto para lanzarse a la cama donde se echa un rato sin lograr conseguir dormir. Todo porque los pensamientos vehementes lo invadieron.No sabía por qué tenía sus emociones tan descontroladas, simplemente se había entregado a ese estado de crisis, en el que de un momento a otro se vio involucrado. Revisó su celular, lo que le hizo saber que Anastasia le había abarrotado el buzón de voz. Sin embargo, no tenía ni se