ONCE

Cuando había llegado del hospital, James estuvo conmigo todo el tiempo, hasta se había ofrecido llevarme en el auto rentado a mi casa.

—Estoy muy feliz con todo esto Shun Pei. —murmuro James mientras conducía con una mano y con la otra besaba el dorso de mi mano.

—Yo también ángel… —le sonreí manteniendo la vista fija en él, viendo como su rostro reflejaba la gran felicidad que tenía.

No podía tener un bebé, éramos demasiado jóvenes, arruinaría todo. Apenas James se iría a Londres en el bufete de abogados de su sueño pronto, no podíamos tener un bebé. No arruinaría los sueños de James, él siempre había querido trabajar en ese lugar y no le quitaría eso. No podía mirar la terminal tampoco, no podía ver al bebé allí porque necesitaba estar fuerte.

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