Cap. 89: BecadaMaría negó con la cabeza, y puso la bandeja en la mesa.—Ve tú Marlene, pero eso si, a mi no me vengas a ayudar después porque esto apagado mucho rato ya se seca y no sirve. Yo no estoy para andar como muchacho chiquito. No mija…Marlene se quedó un rato mirándola, pero María no se detuvo, apagó la cocina y salió con la bandeja,—¿Dónde está Egmont? ¡Egmont! —Salió llamando.Marlene caminó directo a la habitación de su hijo, pero Derek estaba dormido. Marlene se puso roja y salió corriendo a la cocina, se puso el delantal y encendió la estufa, revolviendo la mermelada.María le dio la espalda a la puerta de la casa mientras reía con Lara.—Mami, Egmont saltó el balcón para sacar a su querida nana... De verás que mi hijo quiere tanto a Aby. ***Entrada la noche, Marlene se quedó en el balcón hablando con su hijo.—¿Qué vamos a hacer hijo? ¿Quieres que nos vayamos al chalet?—Por ahora estamos bien aquí, además Berit está en el colegio, ¿no crees que debemos espera
Cap. 90: Esta noche—No Ritter, no puedes ser tan mal hermano, ¿Cómo es posible que quieras llevarlo a las clínicas cuando aún sus heridas no han cicatrizado del todo.Derek cerró su rostro. Sus ojos juntaron sus parpados y gruñó:—Madre, estoy bien. Y no es Ritter quien me lleva, soy yo quien quiere comenzar a hacer consultas y seguir con mi vida. ¿Lo puedes entender?Ritter no opinó nada. Pero estaba tan complacido con aquella reacción de Derek que casi lo admira…—Ritter, has algo.Ritter se volvió a verla y sólo dijo:—Yo tengo no tengo nada que ver con su decisión.Derek presionó un botín en su práctica silla y salió disparado al garaje. El chofer y los dos guardaespaldas lo ayudaron a subir a la amplía camioneta que había mandado a preparar su padre, Zav y se la había regalado, una van equipada como la de él.Aquél día, Derek entró en la junta de socios con su frente en alto, su traje todo en beige y una camisa en oliva le daban un toque tan elegante y señorial que muchos
Cap. 91: TerapiasDerek comenzó su trabajo diariamente en las clínicas y aunque todos estaban sorprendidos, Ritter y Lara estaba felices, aunque Lara no le decía nada a Ritter de lo que realmente estaba haciendo, este también hacía lo mismo, pero la realidad es que se hacía el vista gordo, pero metía su mano negra para todo ello.Marlene quiso llevarse a Derek para el chalet de Hamburgo, pero este se le calentó:—Déjame tranquilo aquí, mamá. Ahora mismo no me quiero ir al chalet y si me sigues apurando me voy a mi departamento ¿Estamos?—Derek algo me dice que tú andas en algo.—Si mamá… Ando en esta silla de ruedas. ¿No te has dado cuenta? —¡Derek!—¡Mamá! —Derek gruñó, su ira comenzaba a crecer… —. ¿No puedes dejarme encontrar mis propios intereses y lograr ser quien quiero ser?—Yo sé lo que te ata aquí.—Sí realmente me conocieras, sabrías lo que realmente me ata a aquí y no te interpondrías. Ahora déjame pasar que hoy tengo muchos pacientes.Marlene se apartó, pero enseguida q
Cap. 92: No Necesito niñera—Suéltala Marlene, suéltala ya mismo —Instantáneamente la voz de Derek se oyó tan fuerte y firme que la misma Lara y Aby se quedaron tiesas.Derek movió su silla hasta tomar a Aby de la mano y colocarla a su lado.—¿Cómo se te ocurre desautorizarme? —chilló Marlene.—No tienes autoridad para mandar sobre alguien en esta casa y mucho menos para maltratarla así. Aby vamos a mi habitación y ayúdame a recoger mis cosas, ahora mismo me voy de esta casa —se volvió a Lara y Marlene—. Lara disculpa este momento en tu casa, y tú Marlene, ya puedes irte de una vez a tu chalet y dejarme en paz, No Necesito niñera y si así fuera me llevaría a Aby en vez de a ti…Marlene gritó:—¡Maldita mocosa! Debes estar feliz por acabar con la relación entre mi hijo y yo.—Por favor Marlene yo para ti soy sólo un pobre lisiado, paralítico que apenas puedo rodar mi silla de ruedas ¿O no fue eso lo que acabas de decir?Marlene se quedó verde. Derek se había quedado a unos pasos de
Cap. 93: DegustarHan pasado seis meses desde que Aby se fue a estudiar la carrera que toda su vida quiso hacer, Lara se vio en la obligación de buscarle otra niñera a Egmont, quien estuvo triste por mucho tiempo, sin embargo después de varias llamadas de Aby, se dio cuenta que era para la felicidad de ella y se sintió feliz de que ella también estuviese logrando sus sueños. Comenzó a verla con un matiz diferente, ahora la veía con más admiración y afecto que antes.—Hola Aby, ¿Cómo estás? Te extraño.—No más que yo —le respondió la chica…—Aún es muy pronto pero… ¿Te falta mucho para que regreses? —después reía a carcajadas.—¡Egmont, por qué me haces sufrir? En cuanto regrese te haré muchas cosquillas para que no seas tan malvado.—Estoy jugando Nanaby.***Mientras tanto Derek estaba en su consultorio, atendiendo con dedicación a sus pacientes.Repentinamente su teléfono sonó, al ver la llamada era de Aby, quien protegía el número, pues lo había conversado con él el día en que
Cap. 94: ¡Ya estoy preparada!Aquella noche, Derek entró a su casa, el mayordomo que lo esperaba en la puerta de la mansión tomó el abrigo, el chofer, quien siempre lo acompañaba llevándole su maletín médico, se dio la vuelta, pero Derek fue sorprendido por una alta y linda niña de sonrisa espléndida que saltó sobre él.—¡Hallo papi! ¿Cómo estás?—¡Hallo mi reinita hermosa! —Derek la sentó en sus piernas, como lo hacía cada noche al llegar a casa desde que estaba en esa silla.Ella riéndose, pero luego se pujso seria y entonces bajando su mirada le dijo:—Papi, la directora necesita que vayas a verla lo más pronto posible.Derek entrecerró los ojos y le levantó la cara para que lo mirase, Berit miraba de lado a lado lo cual alertó a su padre, quien preguntó:—¿Qué hiciste esta vez, Berit?—Papi, no hice nada. Sólo que me hicieron…—¡Oh no Berit! Otra vez no — Entonces se oyó la voz fuerte de Marlene.—¿No estás oyendo que no fue ella? ¿Qué se metieron con ella?Derek apretó los ojos y
Cap. 95: Una recetaAquella noche, Ritter se puso de acuerdo con Aby para que trabajase con él y Derek en la clínica, ya que su cargo era como asesor financiera, así que estaba obligada a estar en contacto continuo con ellos dos.—Bueno doctor, ya estoy preparada para trabajar con ustedes en lo que me prometió antes de partir a culminar mis estudios.—Está bien, entonces te espero mañana mismo en las clínicas.***Ya era más de medianoche cuando Berit caminaba descalza por las escaleras que daban a las habitaciones del personal que dormía dentro de la mansión de Derek, se acercó sigilosa a la habitación que le habían asignado a Jérémie y la tocó varias veces.Desde dentro oyó la voz del francés:—¿Quién es?—Jérémie —se oyó el murmullo de una voz llamarle como si se tratara de un fantasma.—¡Ay, Virgen María —rezaba en francés—, si es alguien del más allá, aléjalo de m puerta, pero si es alguien que me hará reír y feliz que se quedé en mi puerta para verle su bonito rostro!Berit
Cap. 96: Cabezas calientesDerek estaba en la entrada al jardín, allí despedía a su hija cada mañana cuando esra se iba al colegio. —¡Hasta pronto, papi! —Derek sintió que su corazón se arrugó al verle los ojos rojizos y cansados.—¡Feliz día hija!Cuando iba a entrar en la casa vio a Jérémie entrando al jardín y lo siguió, estaba cortando florecillas.—Buenos días Jérémie, ¿y esas flores?—¡AY! Señor Derek! Me sobresaltó—Aquél hombrecito rollizo puso su mano graciosamente en la boca y dio un saltito volviéndose para verlo—. Buenos días. Es que mi novia está de cumpleaños hoy y le voy a preparar un pastel de colores con estas florecillas que a ella le encantan.Derek no se sorprendió por el modo tan excesivo de expresarse de aquél hombre, pues todos los franceses eran así, pero sí que le extrañó su mirada efusiva.—¡Hum! —Tarareó Derek.—Por cierto, quiero pedir su permiso para salir un momento y desayunar con ella y mi hijo esta mañana, ¿puede ser? Prometo que regresaré temprano.