Cap. 92: No Necesito niñera—Suéltala Marlene, suéltala ya mismo —Instantáneamente la voz de Derek se oyó tan fuerte y firme que la misma Lara y Aby se quedaron tiesas.Derek movió su silla hasta tomar a Aby de la mano y colocarla a su lado.—¿Cómo se te ocurre desautorizarme? —chilló Marlene.—No tienes autoridad para mandar sobre alguien en esta casa y mucho menos para maltratarla así. Aby vamos a mi habitación y ayúdame a recoger mis cosas, ahora mismo me voy de esta casa —se volvió a Lara y Marlene—. Lara disculpa este momento en tu casa, y tú Marlene, ya puedes irte de una vez a tu chalet y dejarme en paz, No Necesito niñera y si así fuera me llevaría a Aby en vez de a ti…Marlene gritó:—¡Maldita mocosa! Debes estar feliz por acabar con la relación entre mi hijo y yo.—Por favor Marlene yo para ti soy sólo un pobre lisiado, paralítico que apenas puedo rodar mi silla de ruedas ¿O no fue eso lo que acabas de decir?Marlene se quedó verde. Derek se había quedado a unos pasos de
Cap. 93: DegustarHan pasado seis meses desde que Aby se fue a estudiar la carrera que toda su vida quiso hacer, Lara se vio en la obligación de buscarle otra niñera a Egmont, quien estuvo triste por mucho tiempo, sin embargo después de varias llamadas de Aby, se dio cuenta que era para la felicidad de ella y se sintió feliz de que ella también estuviese logrando sus sueños. Comenzó a verla con un matiz diferente, ahora la veía con más admiración y afecto que antes.—Hola Aby, ¿Cómo estás? Te extraño.—No más que yo —le respondió la chica…—Aún es muy pronto pero… ¿Te falta mucho para que regreses? —después reía a carcajadas.—¡Egmont, por qué me haces sufrir? En cuanto regrese te haré muchas cosquillas para que no seas tan malvado.—Estoy jugando Nanaby.***Mientras tanto Derek estaba en su consultorio, atendiendo con dedicación a sus pacientes.Repentinamente su teléfono sonó, al ver la llamada era de Aby, quien protegía el número, pues lo había conversado con él el día en que
Cap. 94: ¡Ya estoy preparada!Aquella noche, Derek entró a su casa, el mayordomo que lo esperaba en la puerta de la mansión tomó el abrigo, el chofer, quien siempre lo acompañaba llevándole su maletín médico, se dio la vuelta, pero Derek fue sorprendido por una alta y linda niña de sonrisa espléndida que saltó sobre él.—¡Hallo papi! ¿Cómo estás?—¡Hallo mi reinita hermosa! —Derek la sentó en sus piernas, como lo hacía cada noche al llegar a casa desde que estaba en esa silla.Ella riéndose, pero luego se pujso seria y entonces bajando su mirada le dijo:—Papi, la directora necesita que vayas a verla lo más pronto posible.Derek entrecerró los ojos y le levantó la cara para que lo mirase, Berit miraba de lado a lado lo cual alertó a su padre, quien preguntó:—¿Qué hiciste esta vez, Berit?—Papi, no hice nada. Sólo que me hicieron…—¡Oh no Berit! Otra vez no — Entonces se oyó la voz fuerte de Marlene.—¿No estás oyendo que no fue ella? ¿Qué se metieron con ella?Derek apretó los ojos y
Cap. 95: Una recetaAquella noche, Ritter se puso de acuerdo con Aby para que trabajase con él y Derek en la clínica, ya que su cargo era como asesor financiera, así que estaba obligada a estar en contacto continuo con ellos dos.—Bueno doctor, ya estoy preparada para trabajar con ustedes en lo que me prometió antes de partir a culminar mis estudios.—Está bien, entonces te espero mañana mismo en las clínicas.***Ya era más de medianoche cuando Berit caminaba descalza por las escaleras que daban a las habitaciones del personal que dormía dentro de la mansión de Derek, se acercó sigilosa a la habitación que le habían asignado a Jérémie y la tocó varias veces.Desde dentro oyó la voz del francés:—¿Quién es?—Jérémie —se oyó el murmullo de una voz llamarle como si se tratara de un fantasma.—¡Ay, Virgen María —rezaba en francés—, si es alguien del más allá, aléjalo de m puerta, pero si es alguien que me hará reír y feliz que se quedé en mi puerta para verle su bonito rostro!Berit
Cap. 96: Cabezas calientesDerek estaba en la entrada al jardín, allí despedía a su hija cada mañana cuando esra se iba al colegio. —¡Hasta pronto, papi! —Derek sintió que su corazón se arrugó al verle los ojos rojizos y cansados.—¡Feliz día hija!Cuando iba a entrar en la casa vio a Jérémie entrando al jardín y lo siguió, estaba cortando florecillas.—Buenos días Jérémie, ¿y esas flores?—¡AY! Señor Derek! Me sobresaltó—Aquél hombrecito rollizo puso su mano graciosamente en la boca y dio un saltito volviéndose para verlo—. Buenos días. Es que mi novia está de cumpleaños hoy y le voy a preparar un pastel de colores con estas florecillas que a ella le encantan.Derek no se sorprendió por el modo tan excesivo de expresarse de aquél hombre, pues todos los franceses eran así, pero sí que le extrañó su mirada efusiva.—¡Hum! —Tarareó Derek.—Por cierto, quiero pedir su permiso para salir un momento y desayunar con ella y mi hijo esta mañana, ¿puede ser? Prometo que regresaré temprano.
Cap. 97: Una pequeña manchaDerek llegó a la oficina, pero al pasar frente a Emma esta lo miró sorprendida.—Buenos días, doctor. ¿Y ese cambio de look hoy? Hacía mucho tiempo que no venía a la oficina tan…—¿Tan qué? —Preguntó medio en broma, aunque muy serio.—Tan guapo, tan sexy y además, trae una cara radiante, ¿qué acontecimiento lo puso así? —Derek entrecerró los ojos, mirándola incrédulo—. Y de paso, su llamada de esta mañana es sospechosa, ¿Qué seria eso inesperado que dijo que le sucedió para ausentarse toda la mañana? ¿Será un perfume de mujer?Derek negó moviendo su cabeza y sonriendo ladeado.—No sabes las que he pasado, anoche acompañé a mi hija a hacer una asignación y hoy mi hija defendió la defendió en el colegio, delante de todos los papás y de verdad eso me llenó de regocijo. Así que hoy puedo asegurar que los hijos dan tantas emociones y grandes satisfacciones —Emma sonrió.—Pues, en ese caso, lo felicito. Ese rostro es el de un padre que ha cumplido su deber po
Cap. 98: Guantes de cocinaDerek llamó a una de las cocineras a su despacho. —Siéntese —la mujer con las manos entrelazadas se sentó frente a él—. ¿Usted vio a Jérémie antes de irse?—Sí, señor. El entró apresurado y fue a su habitación, la señora Marlene entró detrás de él con un papel en la mano. Derek frunció el ceño.—¿Está segura de que Marlene habló con él.—Claro que sí, cuando yo estaba en el jardín la vi por la ventana. Los dos estaban conversando en la cocina. Después ella le tiró un papel que él recogió y lo metió en su bolsillo. Luego se fue con su maletín del uniforme.Derek levantó una ceja.—Estás segura de que era Marlene.—Claro que sí señor, los vi a los dos parados uno frente al otro.—Gracias, puedes retirarte.Derek subió a su habitación y después de ducharse fue a la habitación de Berit. La niña estaba ensayando con un Ula Ula de colores.—Hallo papi. Mira, ya casi lo aprendo a jugar —Derek frunció el ceño.—¿Y eso? ¿De dónde lo sacaste?—Papi, olvidas que
Cap. 99: PimientosAquella noche Derek regresa a casa, su madre lo está esperando en el salón, al entrar este, ella esta sorbiendo sus mocos y pérdida en un mar de llantos. Derek apenas la mira y sigue directo al ascensor, pero ella corre tras él.—Estoy muy dolida contigo Derek, no entiendo cómo es posible que tú hayas puesto a ese chef por encima de mí.Derek presiona el botón y detiene el ascensor.—Por favor bájate madre, no estoy de humor para tus ratos de dramas baratos.—Derek, ¿cómo te atreves?—O te bajas o llamo a un seguridad para que lo haga a la fuerza.El ceño del hombre estaba unido y su mirada de piedra.Marlene reculó y salió corriendo a sollozos escandalosos.Derek después de ducharse y estar listo, entró al salón de ejercitación, el fisioterapeuta lo esperaba junto al médico de este.Después de ponerse de acuerdo con las terapias el médico se despidió y mientras caminaba al salón se tropezó con el gordito Jérémie.Al verlo frunció el ceño.—Oh, disculpa. No te vi.