Cap. 72: Puedes acabar conmigo.Tres meses después…En las clínicas todo parecía haberse nivelado. Mía Koch había sido aceptada sin objeción como accionista de las clínicas, sin embargo ella puso todas sus acciones a nombre de Ritter, lo que lo hacía el socio con mayoría en las decisiones y firmas, esta vez Derek se vio sincero al felicitar a su hermano. La armonía entre ellos pareció llegar a partir de entonces. Adalia aún estaba en tratamiento fármaco – psiquiátrico sólo que iba lento. Marlene, a pesar de lo poco emocional que suelen ser los alemanes, ella estaba siendo amorosa y expresiva con todos en la familia, sobre todo con sus nietos haciéndose muy a pegada a los pequeños morochos que no dejaban de hacerle travesuras que le hacían reír mucho.Por los resultados de Egmont, ya estaba bien, así que Lara estaba incluso viajando a otras ciudades e inaugurando las nuevas farmacias…Después de una reunión de captación de nuevos socios, Lara y Emil invitaron a todos los nuevos socio
Cap. 73: ¡Es entre tú y yo!—No te diré nada. ¡Puedes matarme si quieres! Pero nunca te daré el número de mi hija. Muero feliz de poder ayudarla esta vez, así que anda, “puedes acabar conmigo”.—Eres una vieja imbécil. Llegaron a joder aquí, esa estúpida acabó con mi noviazgos de años…Llegó a preñarse y enseguida lo atrapó, claro ella supo que él es un hombre de palabras.María miraba a la mujer con lástima.—¡Me das pena, mujer! Cuando se quiere luchar a un hombre no lo hace de esta forma, lo hace demostrando que uno vale, no haciendo este tipo de acciones, así sólo le demuestras al doctor que hizo la mejor elección porque tus acciones son la de una demente, ¿y qué hombre quiere tener a una mujer así a su lado? ninguna señorita Erika, ninguno.—¡Cállatte, cállate vieja estúpido! —Erika tapó sus oídos, después de mirar fijamente a María se le acercó y le puso el teléfono frente a sus ojos—toma, llama a tu hija y despídete de ella y de sus bastardos! Vamos…María seguía ecuánime, sólo
Cap.74: Toda decisión implica riesgos.Lara sintió estremecer todo su ser, nunca pensó que su madre estuviese en un peligro tan grande por ella. A pesar del estado en que ella se encontraba, a pesar del riesgo de perder a su hijo, ella no podía dejar a su madre en manos de esa mujer, mucho menos después de ver la imagen que esa mujer le envió.—¡No, mi madre NO! —Fue el grito desesperado de Lara al ver la imagen de María que le llegó al celular, María estaba tan golpeada y amoratada.Aby la oyó y se bajó a acompañarla, Ritter tomó a Lara en sus brazos cuando esta quedo sin fuerzas al ver la imagen en el teléfono. Casi cae inconsciente, pero Ritter la sacudió ligeramente por los hombros.—¡No puedes desmayar, no puedes Lara!… Piensa en el bebé. —Señora —Aby llegó a lado y ayudó a Ritter a ponerla en el sofá—. El señor tiene razón, no se ponga así, mire que usted no puede caer en inconsciencia es peligroso para el feto.El teléfono de Ritter volvió a sonar. Al cerrar la llamada Lar
Cap. 75: Viva, pero sin vivir…—Tengo un donante que puede salvar a tu madre… Sólo que todo es muy arriesgado.Lara se quedó con las lágrimas al borde de sus ojos, pero que podría significar todo eso. Su amada madre estaba a punto de morir, y que de repente y como algo impensable surge algo que puede revertir el desenlace ya pronosticado.Mía rodeó el escritorio y se sentó a su lado tomando las manos de Lara entre las suyas y limpiando con ternura las lágrimas que rodaron por el rostro de de su nuera. —Hija, Ritter me dijo que tu mamá se negó a tratamientos y procedimientos, ella tiene su punto en eso, pero también he visto la voluntad con la que se enfrenta a todo por ti y sus nietos, esa fortaleza nos puede dar una nueva oportunidad...Lara respiró profundo e indagó.—¿Será muy larga la espera de resultados?—Algo, pero en esa espera ella estará a tu lado.—Viva, pero sin vivir…—Necesitará un tiempo de los aparatos.—“Viva, pero sin vivir” —repitió—. Eso es lo que ella no quiere,
Cap. 76: No le harás daño.Unos días después y debido a la insistencia de la misma señora María, esta sale de la clínica, su estado es estable, aunque su enfermedad está cada vez más avanzada. Lara esta triste, pero consciente de su estado se esfuerza por hacer sus días llevaderos y tranquilos para seguir adelante. Ella asiste algunas veces a los laboratorios para supervisar la elaboración de medicamentos.Aquella mañana cuando Lara va saliendo a los laboratorios Schulte, un lujoso Ferrari viene por la misma calle, el conductor se detiene justo al ver la trompa del mercedes asomarse, él conductor del Ferrari cede el paso y el atractivo hombre de ojos azules se queda mirando a la mujer que va sentada en el asiento trasero quien miraba a través de la ventanilla y que parecía mirarlo, pero no lo miraba, tenía sus ojos fijos en frente.A aquél hombre el rostro de la mujer se le hizo conocido, sin embargo siguió su camino.Unos minutos después Lara llegaba al laboratorio. Emil estaba e
Cap. 77: No entiendo su forma de amar.María tenía en su mente la mirada llena de odio y de ira de aquella mala mujer…«“¿Qué me vas a hacer maldita vieja? ¡Suéltame, suéltame!...” “Aquí te quedarás, no sé cuando podrás desatarte, o cuando te encontrarán, pero no les harás daño ni a mi hija ni a mis nietos”»***Marlene salía de la habitación cuando vio a María acercarse a ella.—¿Puede venir a mi habitación señora Marlene?Ella se acercó y poniéndose cerca a sus oídos le dijo:—No debes venir a mi habitación, eso lo acordamos… Recuerda que Ritter tiene cámaras de seguridad en toda la casa.—María Siguió a su habitación. Marlene se detuvo en las escaleras y de forma casual le dijo:—María, ¿tendrás una aguja e hilo? Necesito pegar un broche…—Sí, venga yo se la doy. ¿Qué color el hilo? —preguntó María.—No te preocupes por eso.Luego de entrar Marlene le dijo como si nada:—Señora María, sé que usted está preocupada por esa mujer, pero ella está bien. Deje que la policía la encue
Cap. 78: Ella la dejó allí encerradaMaría sintió más pena aún por aquella mujer y también por Marlene ahora.—Entonces hágase un examen de conciencia, pero yo hablo hoy mismo con mi yerno, su hijo.Salió de la habitación, pero puso en la mano de la mujer un carrete de hilo blanco y una aguja ya con hilo de color negro, mientras le decía:—No sé qué color es el que necesita, pero aquí los tiene todos, le dio la cestita con todos los colores.***Aquella noche Ritter oyó en el pasillo las risas que salían desde la habitación de los niños. El espacio de allí era bastante amplio, pues cada uno tenía su habitación individual, pero también cuentan con espacios para que tanto los morochos como Egmont puedan jugar, andar de rodillas por el piso a gatas, o caminando en los espacios destinados para ellos, las cominerías con agarraderas de lado hasta que afianzaran su seguridad sin sostenerse, también habían colchonetas y el área para jugar con columpios, toboganes, caballitos mecedores, car
Cap. 79: Unos días más.Ritter miraba la cara de María mientras su ceño estaba tan arrugado juntando sus cejas.Ritter se levantó y tomó el teléfono:—Ve a la habitación de Marlene y que venga a mi despacho —el rostro de Ritter estaba hermético, irreconocible. Mientras que María, nerviosa veía sus manos juntas.La puerta del despacho sonó insistente.—Adelante —Ritter esperaba que fuese Marlene y se levantó, pero para su sorpresa era la mucama que acompaña a su madre.—Buenas noches, señor Ritter su mamá salió temprano, me dijo que iba a comprar un regalo para la niña, pero no ha regresado.—¿Se llevó a Berit? —la mujer asintió. Él tomó el celular y llamó a Vam.—¿Ubícame a Marlene?—Deme un momento señor —monitoreó en la pantalla frente a él… Levantó una ceja—: Está en Hamburgo, ahora mismo va camino al chalet.María sobó sus manos. Ritter negó.—¿Usted le dijo a Marlene que hablaría conmigo sobre esto? —María asintió.—Bueno, ahora tengo que enviar por ella —. ¿Ella tiene las