Cap.74: Toda decisión implica riesgos.Lara sintió estremecer todo su ser, nunca pensó que su madre estuviese en un peligro tan grande por ella. A pesar del estado en que ella se encontraba, a pesar del riesgo de perder a su hijo, ella no podía dejar a su madre en manos de esa mujer, mucho menos después de ver la imagen que esa mujer le envió.—¡No, mi madre NO! —Fue el grito desesperado de Lara al ver la imagen de María que le llegó al celular, María estaba tan golpeada y amoratada.Aby la oyó y se bajó a acompañarla, Ritter tomó a Lara en sus brazos cuando esta quedo sin fuerzas al ver la imagen en el teléfono. Casi cae inconsciente, pero Ritter la sacudió ligeramente por los hombros.—¡No puedes desmayar, no puedes Lara!… Piensa en el bebé. —Señora —Aby llegó a lado y ayudó a Ritter a ponerla en el sofá—. El señor tiene razón, no se ponga así, mire que usted no puede caer en inconsciencia es peligroso para el feto.El teléfono de Ritter volvió a sonar. Al cerrar la llamada Lar
Cap. 75: Viva, pero sin vivir…—Tengo un donante que puede salvar a tu madre… Sólo que todo es muy arriesgado.Lara se quedó con las lágrimas al borde de sus ojos, pero que podría significar todo eso. Su amada madre estaba a punto de morir, y que de repente y como algo impensable surge algo que puede revertir el desenlace ya pronosticado.Mía rodeó el escritorio y se sentó a su lado tomando las manos de Lara entre las suyas y limpiando con ternura las lágrimas que rodaron por el rostro de de su nuera. —Hija, Ritter me dijo que tu mamá se negó a tratamientos y procedimientos, ella tiene su punto en eso, pero también he visto la voluntad con la que se enfrenta a todo por ti y sus nietos, esa fortaleza nos puede dar una nueva oportunidad...Lara respiró profundo e indagó.—¿Será muy larga la espera de resultados?—Algo, pero en esa espera ella estará a tu lado.—Viva, pero sin vivir…—Necesitará un tiempo de los aparatos.—“Viva, pero sin vivir” —repitió—. Eso es lo que ella no quiere,
Cap. 76: No le harás daño.Unos días después y debido a la insistencia de la misma señora María, esta sale de la clínica, su estado es estable, aunque su enfermedad está cada vez más avanzada. Lara esta triste, pero consciente de su estado se esfuerza por hacer sus días llevaderos y tranquilos para seguir adelante. Ella asiste algunas veces a los laboratorios para supervisar la elaboración de medicamentos.Aquella mañana cuando Lara va saliendo a los laboratorios Schulte, un lujoso Ferrari viene por la misma calle, el conductor se detiene justo al ver la trompa del mercedes asomarse, él conductor del Ferrari cede el paso y el atractivo hombre de ojos azules se queda mirando a la mujer que va sentada en el asiento trasero quien miraba a través de la ventanilla y que parecía mirarlo, pero no lo miraba, tenía sus ojos fijos en frente.A aquél hombre el rostro de la mujer se le hizo conocido, sin embargo siguió su camino.Unos minutos después Lara llegaba al laboratorio. Emil estaba e
Cap. 77: No entiendo su forma de amar.María tenía en su mente la mirada llena de odio y de ira de aquella mala mujer…«“¿Qué me vas a hacer maldita vieja? ¡Suéltame, suéltame!...” “Aquí te quedarás, no sé cuando podrás desatarte, o cuando te encontrarán, pero no les harás daño ni a mi hija ni a mis nietos”»***Marlene salía de la habitación cuando vio a María acercarse a ella.—¿Puede venir a mi habitación señora Marlene?Ella se acercó y poniéndose cerca a sus oídos le dijo:—No debes venir a mi habitación, eso lo acordamos… Recuerda que Ritter tiene cámaras de seguridad en toda la casa.—María Siguió a su habitación. Marlene se detuvo en las escaleras y de forma casual le dijo:—María, ¿tendrás una aguja e hilo? Necesito pegar un broche…—Sí, venga yo se la doy. ¿Qué color el hilo? —preguntó María.—No te preocupes por eso.Luego de entrar Marlene le dijo como si nada:—Señora María, sé que usted está preocupada por esa mujer, pero ella está bien. Deje que la policía la encue
Cap. 78: Ella la dejó allí encerradaMaría sintió más pena aún por aquella mujer y también por Marlene ahora.—Entonces hágase un examen de conciencia, pero yo hablo hoy mismo con mi yerno, su hijo.Salió de la habitación, pero puso en la mano de la mujer un carrete de hilo blanco y una aguja ya con hilo de color negro, mientras le decía:—No sé qué color es el que necesita, pero aquí los tiene todos, le dio la cestita con todos los colores.***Aquella noche Ritter oyó en el pasillo las risas que salían desde la habitación de los niños. El espacio de allí era bastante amplio, pues cada uno tenía su habitación individual, pero también cuentan con espacios para que tanto los morochos como Egmont puedan jugar, andar de rodillas por el piso a gatas, o caminando en los espacios destinados para ellos, las cominerías con agarraderas de lado hasta que afianzaran su seguridad sin sostenerse, también habían colchonetas y el área para jugar con columpios, toboganes, caballitos mecedores, car
Cap. 79: Unos días más.Ritter miraba la cara de María mientras su ceño estaba tan arrugado juntando sus cejas.Ritter se levantó y tomó el teléfono:—Ve a la habitación de Marlene y que venga a mi despacho —el rostro de Ritter estaba hermético, irreconocible. Mientras que María, nerviosa veía sus manos juntas.La puerta del despacho sonó insistente.—Adelante —Ritter esperaba que fuese Marlene y se levantó, pero para su sorpresa era la mucama que acompaña a su madre.—Buenas noches, señor Ritter su mamá salió temprano, me dijo que iba a comprar un regalo para la niña, pero no ha regresado.—¿Se llevó a Berit? —la mujer asintió. Él tomó el celular y llamó a Vam.—¿Ubícame a Marlene?—Deme un momento señor —monitoreó en la pantalla frente a él… Levantó una ceja—: Está en Hamburgo, ahora mismo va camino al chalet.María sobó sus manos. Ritter negó.—¿Usted le dijo a Marlene que hablaría conmigo sobre esto? —María asintió.—Bueno, ahora tengo que enviar por ella —. ¿Ella tiene las
Cap. 80: Ya están listas.Lara está ya en el último mes de espera, Ritter y ella están emocionados esperando la llegada de la niña.Esa noche están en la mesa cenando.—Ritter, ¿No crees que debería parar la producción.Ritter la miró incrédulo. Limpió tranquilamente su boca y tomó agua. Lara lo observaba frunciendo los labios.Ritter sonrió. —Yo te cuidaré. No habrá más embarazos por unos años, después revisaremos que procedimiento es el más apropiado. ¿Qué te parece si lo discutimos en unos cinco años?Lara soltó la carcajada… —Creo que es muy poco tiempo.—Me quieres decir que quieres usar una cosa de esas o ponerte algo en el brazo o un intrauterino.Lara siguió riendo. —Lo discutimos entonces cuando la beba tenga cinco años, pero mientras tanto tú me cuidas… No quiero que después me estés rogando.Ritter cerró el rostro y miró a la señora que servía, Lara picaresca chilló:—¡AY! tengo dolorcitos. No quiero comer más…—¿Te sientes bien? Estás como caliente, la frente húmeda…—
Cap. 81: EllaRitter le preguntó al guardaespaldas:—¡Cómo lo ves a él?—Doctor, yo lo veo mal, está mal herido y está botando mucha sangre. Ese hombre disparó varias veces, yo no sé cuantas veces le dio. Véngase a la clínica.***Lara anticipando una noticia desagradable preguntó:—Dime la verdad ¿Qué está sucediendo?—No me gustaría ponerte nerviosa, pero si no te digo la verdad estarás peor —bajó su cabeza—. Derek tuvo una fuerte pelea y fue herido de bala.—¡Dios mío! Ritter ¿cómo está él?—Aún no han llegado a la clínica, me tengo que ir hasta allá.Lara se levantó y acercando el rostro de Ritter le dio un beso fugaz en los labios. —Ve, ve y encárgate de tú hermano, me llamas cualquier cambio.—Lara, por favor habla con María, dile que me ayude con Marlene, que trate de entretenerla como para que ni siquiera se dé cuenta todavía. ¿Puedes hacerme ese favor?Ritter se trenzaba ya los zapatos. Lara asintió:—Está bien. No te preocupes por eso.Lo acompañó hasta las escaleras, Ma