Cap. 62: Hagamos un cambioRitter llegó a la entrada de aquella lujosa mansión ubicada en el sitio más exclusivo en la urbe. Al anunciarse, lo dejaron esperando unos segundos pero luego lo condujeron por largos pasillos hasta llegar a un amplio y moderno despacho.—Doctor Wolf, Un gusto saludarlo. A decir verdad me sorprende mucho su visita —el hombre le extiende su mano, pero este no la toma, entonces Emil le señala la silla—Toma asiento, hombre.Ritter se sienta, pero enseguida le dice:—Mi visita no es de cortesía, realmente estoy aquí porque las circunstancias me obligan.—En ese caso, al grano entonces —convidó Emil.—Usted le dijo a mi esposa que tenía un video de ella.Emil enrojeció su rostro.—Me siento muy apenado con todo eso, Ritter. La verdad no sé si usted lo ha visto. Pero es bastante comprometedor.Ritter logró percibir un cierto regocijo en la expresión ocular del hombre al hacer una mera referencia sobre el contenido del video.—Yo, en un principio no creí necesari
Cap. 63: TiempoRitter sube a su habitación y Lara entra detrás de él.—¿Ya están dormidos los niños?—Sí, ¿Cómo te fue? —Lara esta todavía apenada con lo del video, mientras que Ritter está hundido con lo que acaba de saber de María.Se acerca a ella y le levanta el mentón para darle un tierno y largo beso. Ella se aleja de él.—¡Ven! —Él le toma por el cuello con sus manos y la arrima hasta sus labios besándola con pasión. Lara se entrega en ese beso, pero luego Ritter siente una aguda punzada en su corazón, como si no es suficiente con todo lo que ellos están pasando para ahora lidiar con la enfermedad de María.—Voy a ducharme —le dice separándose de ella—, pero dime ¿Cómo estuvo mi hijo mayor hoy?Lara sonrió.—Hoy se durmió temprano, mañana es el evento de fin de año en el colegio y no se lo quiere perder, sus compañeritos quieren que él esté. ¿Y sabes que me ha pedido?—¿Qué? A veces me sorprendo de ver lo vivaz que es a pesar de su edad y de su situación. Pero ojo, que é
Cap. 64: Quiero saber...Ya al atardecer Emil llegó a casa de Lara, esta salió a recibirlo mostrándose apenada.—Emil ¿cómo estás?—Tiempo sin verte Lara. Ya ni siquiera llamas al amigo…—Ya no es sólo Egmont —le dijo sonriendo mientras le señalaba el asiento y se sentaba a su lado—, ahora son tres y mira que dan tareas… ¡Me da gusto verte y saber que estás bien!—Yo reitero lo de siempre, ¡estás bella! —Lara enrojeció más aún—. ¿Y bien, necesitas algo?—¿Además de verte? —la miró socarrón y luego soltó una sonora carcajada—. Pareces una cría Lara. Sólo bromeaba, pero tus mejillas están tan rojas que parece que fuesen a sangrar.Ella bajó la mirada.—Dime entonces que te trajo hasta aquí.—Bien… Mira necesitamos que vayas al laboratorio. Es de suma urgencia que asumas el inicio de los nuevos medicamentos para tener las cantidades exactas de los compuestos en sus respectivas muestras y que se empiece la elaboración masiva. Padre te dejó esa tarea porque no hay nadie más en Berlín e
Cap. 65: Estoy aquí—¿A que me refiero? Me refiero a que no estás bien, a que me ocultas algo y yo quiero que me digas ahora mismo que es lo que te pasa, María. Y es ya que me lo debes decir.María bajo su cabeza y al subirla sus ojos estaban aguados, se volvió y se encontró con los rostro rozagante y risueños de sus dos nietos que en una reacción inexplicable ambos le estiraron los bracitos y le mostraron los cuatro dientitos con sus risas sonoras, ella les tomó a ambos sus manitas.—Mira Lara, ya me extrañan, mira que quieren que los tenga conmigo aquí —la se volvió a ver a sus hijos y luego al ver a su madre se sorprendió notar los lagrimones que caían por las mejillas de ella.—Estás toda susceptible, mamá. Cada vez que digo algo lloras o enrojeces los ojos y luego desapareces para que yo no te vea llorar, pero mira, allí viene Egmont, los dejamos en la casa y luego me acompañas a tomarnos un café. ¿Te parece?María asintió. Egmont al subir le dio una carpeta a su mamá y esta
Cap. 66: Jugos fríos. Lara abrazó a su madre y la arropó con su cuerpo mientras sus lágrimas caían silenciosas sobre su cabeza.—Mamá estoy aquí, estoy contigo.Ya ha pasado casi un mes de que Lara está enfrentando la fuerte enfermedad de María, su madre. No hay día en que Lara deje de pensar en que su madre se irá pronto, pero sigue manteniéndose fuerte porque sus hijos y su madre la necesitan ahora más que nunca, sobre todo porque su hijo Egmont debe mantener el ánimo y la energía siempre en alta para seguir evolucionando bien en su enfermedad, estos seis primeros meses son primordiales y ya sólo faltan tres para el diagnóstico de cura total de la enfermedad.Ese sábado de mañana, Ritter los levantó temprano quería llevarlos a todos a conocer algunos sitios que Lara no conocía de su país y que les serviría de esparcimientos a todos, pero su madre llegó en un taxis con Berit, quien estaba presentando unas fiebres muy altas.—Mamá, tu deberías de quedarte en Hamburgo, es allí dond
Cap. 67: Es ella o tú nieta.Los niños corrieron a la cocina, y enseguida Egmont abrió la refrigeradora, Aby venía detrás, pero motivado a que ella todavía estaba asistiendo a terapias aún no podía correr, y obviamente los chicos llegaron primero.—Egmont, toma de tus jugos, busca él que te toca que es de albaricoque que tienes que tomarlo hoy.—Ya Aby, gracias.Egmont tomó el jugo que le dejó preparado el chef, pero Berit se lo quitó de las manos y corrió a la puerta de la cocina que da al patio, Egmont la siguió gritándole,—Berit0, no lo tomes que ese es para mí, tiene lo que yo necesito —pero nadie oía ni entendía lo que Egmont decía, ya que eran todas risas y jadeos ya que se seguían uno detrás del otro y Aby no podía alcanzarlos, Berit se detuvo y lo levantó la tapa de seguridad llevándose la pipeta a la boca e ingiriendo casi todo el jugo de una vez, bañándose la remera por las risas incontenidas. Aby le quitó lo que quedaba, pero se quedó en shock al ver como la niña blanque
Cap. 68: Es tu hija y tienes que estar con ella…—Lara, Ritter, busquen a Erika, fue ella quien me llamó para encontrarnos, me hizo tomar alcohol o quien sabe que, sólo recuerdo que le dije que no quería alcohol y me pidió un refresco, pero allí había algo, no era alcochol no le sentí alcohol era algo más, de hecho estoy muy soñolienta, tuve que haber puesto algún somnífero porque despues que tomé ese vaso en mis manos no recuerdo más nada, pero ella era la que estaba conmigo, las últimas llamadas son de ella y cuando entre en el lugar que ella le dio la dirección al taxi entonces la vi, llevaba una peluca roja y mucho maquillaje, pero era ella… tomé… Estoy segura.—Marlene, ¿Cuándo aprenderás a cuidarte por ti misma.—Ritter ¿Y no había nadie siguidendo a Marlene?—Recuerda que ella estaba en su chalet de Hamburgo. Ella tiene vigilancia aquí, y al llegar con la premura de la supuesta fiebre de Berit no alerte a los muchachos y ella se nos escapó.—Sí es cierto…—Búsca a Erika, ell
Cap. 69: ¡No es tu hija!—Berit está delicada, vamos a su habitación, Ritter autorizó tu salida, pero debes estar conmigo. Podrás verla y estar con ella un rato —Adalia tomó ropa del estante y se la apresurada, unas sandalias bajas y se peinó un poco.—Gracias Lara, gracias por decírmelo y estar conmigo.— Yo también soy madre. Finalmente Berit es tú hija y tienes que estar con ella en estos momentos.Adalia aguó sus ojos.—Vamos…—¿Y Derek?—Estaba en América en un viaje de negocios, pero ya debe estar por llegar porque temprano tomó un vuelo de regreso a Berlín.Las dos mujeres llegaron a la UCI. Las enfermeras encargadas les entregaron las batas protectoras y luego las dejaron pasar. Ritter estaba adentro con la niña, la tenía tomada de una de sus manitas. Al entrar las mujeres se alejó tomando a Lara de la mano y sacándola de la unidad, sin embargo se quedó pegado al vidrio observando a Adalia, quien llorosa besó las mejillas de su hija y le hablaba.—Berit, mi amor. Mami esta aq