Cap. 60: SorpresitaLa asistente de Derek lo llama aquella mañana para decirle que cuando llegó encontró a Adalia dormida en un asiento de la sala de espera y que ella la metió al dormitorio dentro de su consultorio, pero que al parecer se despertó y de malas y está destruyendo el consultorio porque sólo se oye mucho ruido adentro.Derek se viene enseguida a la clínica y se encuentra con Ritter que también está llegando.—¿Te das cuenta, hermanito que no se debe joder la vida a nadie? Es que en esta vida uno siempre paga el daño que hace a los demás.Derek se apresura a entrar al ascensor y Ritter le sigue. Derek trata de dejarlo atrás, pero Ritter corre y atraviesa el pié para que no cierre la puerta. —Estoy apurado sino esa loca va a destruir los equipos médicos de mi consultorio.Ritter se ríe ladeado.—Todo lo que ella destruya allí lo tienes que pagar. ¿Eh? De tus honorarios… La clínica no se hará cargo de lo que haga tu mujercita. Ambos bajan en el piso anterior al áti
Cap. 61: A mí no me engañas.Mientras revisaba los documentos que la doctora le dejó, Ritter le preguntó a Lara.—¿Qué te trajo aquí hoy? ¿Paso algo inusual en la casa?—Todo está bien en la casa, los niños están bien.—Eso lo sé —puso el bolígrafo sobre la mesa y se recostó al respaldo de la silla y entrecerrando los ojos continuó—, pero tú estás aquí. ¿Sólo querías verme?Lara se sonrojó. Pero siguió muy seria.—Hay algo que me ha llamado la atención hoy y sólo tú puedes aclararme la situación.—Dime de qué se trata.—Emil me llamó hoy, me dijo que hace unos días atrás recibió un video en su teléfono, y que en ese video estamos él y yo en una situación muy comprometedora. ¿Sabes algo de eso?Ritter cambió enseguida su semblante.—No tengo idea de que se trata. Pero debes evitar ver esas cosas que inventan, a veces son tan reales que son perturbadoras. Lo sabes. Tenemos de ejemplo a Adalia con toda esa basura que expusieron de ella por ahí, está ya como loca. Lara lo vio tan
Cap. 62: Hagamos un cambioRitter llegó a la entrada de aquella lujosa mansión ubicada en el sitio más exclusivo en la urbe. Al anunciarse, lo dejaron esperando unos segundos pero luego lo condujeron por largos pasillos hasta llegar a un amplio y moderno despacho.—Doctor Wolf, Un gusto saludarlo. A decir verdad me sorprende mucho su visita —el hombre le extiende su mano, pero este no la toma, entonces Emil le señala la silla—Toma asiento, hombre.Ritter se sienta, pero enseguida le dice:—Mi visita no es de cortesía, realmente estoy aquí porque las circunstancias me obligan.—En ese caso, al grano entonces —convidó Emil.—Usted le dijo a mi esposa que tenía un video de ella.Emil enrojeció su rostro.—Me siento muy apenado con todo eso, Ritter. La verdad no sé si usted lo ha visto. Pero es bastante comprometedor.Ritter logró percibir un cierto regocijo en la expresión ocular del hombre al hacer una mera referencia sobre el contenido del video.—Yo, en un principio no creí necesari
Cap. 63: TiempoRitter sube a su habitación y Lara entra detrás de él.—¿Ya están dormidos los niños?—Sí, ¿Cómo te fue? —Lara esta todavía apenada con lo del video, mientras que Ritter está hundido con lo que acaba de saber de María.Se acerca a ella y le levanta el mentón para darle un tierno y largo beso. Ella se aleja de él.—¡Ven! —Él le toma por el cuello con sus manos y la arrima hasta sus labios besándola con pasión. Lara se entrega en ese beso, pero luego Ritter siente una aguda punzada en su corazón, como si no es suficiente con todo lo que ellos están pasando para ahora lidiar con la enfermedad de María.—Voy a ducharme —le dice separándose de ella—, pero dime ¿Cómo estuvo mi hijo mayor hoy?Lara sonrió.—Hoy se durmió temprano, mañana es el evento de fin de año en el colegio y no se lo quiere perder, sus compañeritos quieren que él esté. ¿Y sabes que me ha pedido?—¿Qué? A veces me sorprendo de ver lo vivaz que es a pesar de su edad y de su situación. Pero ojo, que é
Cap. 64: Quiero saber...Ya al atardecer Emil llegó a casa de Lara, esta salió a recibirlo mostrándose apenada.—Emil ¿cómo estás?—Tiempo sin verte Lara. Ya ni siquiera llamas al amigo…—Ya no es sólo Egmont —le dijo sonriendo mientras le señalaba el asiento y se sentaba a su lado—, ahora son tres y mira que dan tareas… ¡Me da gusto verte y saber que estás bien!—Yo reitero lo de siempre, ¡estás bella! —Lara enrojeció más aún—. ¿Y bien, necesitas algo?—¿Además de verte? —la miró socarrón y luego soltó una sonora carcajada—. Pareces una cría Lara. Sólo bromeaba, pero tus mejillas están tan rojas que parece que fuesen a sangrar.Ella bajó la mirada.—Dime entonces que te trajo hasta aquí.—Bien… Mira necesitamos que vayas al laboratorio. Es de suma urgencia que asumas el inicio de los nuevos medicamentos para tener las cantidades exactas de los compuestos en sus respectivas muestras y que se empiece la elaboración masiva. Padre te dejó esa tarea porque no hay nadie más en Berlín e
Cap. 65: Estoy aquí—¿A que me refiero? Me refiero a que no estás bien, a que me ocultas algo y yo quiero que me digas ahora mismo que es lo que te pasa, María. Y es ya que me lo debes decir.María bajo su cabeza y al subirla sus ojos estaban aguados, se volvió y se encontró con los rostro rozagante y risueños de sus dos nietos que en una reacción inexplicable ambos le estiraron los bracitos y le mostraron los cuatro dientitos con sus risas sonoras, ella les tomó a ambos sus manitas.—Mira Lara, ya me extrañan, mira que quieren que los tenga conmigo aquí —la se volvió a ver a sus hijos y luego al ver a su madre se sorprendió notar los lagrimones que caían por las mejillas de ella.—Estás toda susceptible, mamá. Cada vez que digo algo lloras o enrojeces los ojos y luego desapareces para que yo no te vea llorar, pero mira, allí viene Egmont, los dejamos en la casa y luego me acompañas a tomarnos un café. ¿Te parece?María asintió. Egmont al subir le dio una carpeta a su mamá y esta
Cap. 66: Jugos fríos. Lara abrazó a su madre y la arropó con su cuerpo mientras sus lágrimas caían silenciosas sobre su cabeza.—Mamá estoy aquí, estoy contigo.Ya ha pasado casi un mes de que Lara está enfrentando la fuerte enfermedad de María, su madre. No hay día en que Lara deje de pensar en que su madre se irá pronto, pero sigue manteniéndose fuerte porque sus hijos y su madre la necesitan ahora más que nunca, sobre todo porque su hijo Egmont debe mantener el ánimo y la energía siempre en alta para seguir evolucionando bien en su enfermedad, estos seis primeros meses son primordiales y ya sólo faltan tres para el diagnóstico de cura total de la enfermedad.Ese sábado de mañana, Ritter los levantó temprano quería llevarlos a todos a conocer algunos sitios que Lara no conocía de su país y que les serviría de esparcimientos a todos, pero su madre llegó en un taxis con Berit, quien estaba presentando unas fiebres muy altas.—Mamá, tu deberías de quedarte en Hamburgo, es allí dond
Cap. 67: Es ella o tú nieta.Los niños corrieron a la cocina, y enseguida Egmont abrió la refrigeradora, Aby venía detrás, pero motivado a que ella todavía estaba asistiendo a terapias aún no podía correr, y obviamente los chicos llegaron primero.—Egmont, toma de tus jugos, busca él que te toca que es de albaricoque que tienes que tomarlo hoy.—Ya Aby, gracias.Egmont tomó el jugo que le dejó preparado el chef, pero Berit se lo quitó de las manos y corrió a la puerta de la cocina que da al patio, Egmont la siguió gritándole,—Berit0, no lo tomes que ese es para mí, tiene lo que yo necesito —pero nadie oía ni entendía lo que Egmont decía, ya que eran todas risas y jadeos ya que se seguían uno detrás del otro y Aby no podía alcanzarlos, Berit se detuvo y lo levantó la tapa de seguridad llevándose la pipeta a la boca e ingiriendo casi todo el jugo de una vez, bañándose la remera por las risas incontenidas. Aby le quitó lo que quedaba, pero se quedó en shock al ver como la niña blanque