—Tu relación con Edmond no durara. — Vaticinó con seguridad. — La naturaleza de ambos lo impedirá. Si no estuvieron juntos en el pasado ¿Qué te hace creer que será distinto en el futuro? Pensativa, Violette proceso las duras palabras de su madre en silencio. Aunque le costara admitirlo, tenía razón. Su relación con el Lemaire no estaba del todo segura, una serie de eventos desafortunados se empeñaba en romper el lazo, quebrantando su fuerza a medida que los días transcurrían y las diferencias aumentaban. Por un momento, el futuro se presentó ante ella como algo ilegible. : : : : : : : : La noche arribó en ipso facto. El firmamento yacía oscuro, decorado por un montón de estrellas, mostrando a la luna en todo su esplendor, iluminando tenuemente el paisaje. Violette, Edmond y Katherine, pasarían la noche en la mansión Dubois. Antoine se opuso a dejarlos partir en medio de la noche, insistiendo en quedarse y partir por la mañana. Edmond no diferido con la idea, la reunión lo había de
Las clases habían concluido, y con estas un ciclo en la vida de Violette. La educación básica llegaba a su fin, dejando una enorme incertidumbre en el futuro de la heredera Dubois. Sasha, su madre, insistía en enviarla a un internado en Europa, acreedor de excelentes referencias y una múltiple lista de exitosas estudiantes egresadas del instituto, argumentando los beneficios que obtendría su hermosa hija al forma parte de un prestigioso recinto como aquel, otorgándole ciertos beneficios al ingresar en la universidad; un buen historial la llevaron a postularse como una mujer importante.Violette, fiel servidora a llevar la contraria a las ideas elitistas de su madre, creía que aquello era una pérdida de tiempo, prefería continuar los estudios a lado de sus amistades, en casa, no al otro lado del mundo como una desconocida.Después de un flojo festejo en honor a sus logros, auspiciado por un discreto banquete y una cantidad de invitados moderada, congregando a los familiares y amigos má
Como una firme compañera, Violette pasó el resto de sus días a lado de la cama, escuchando sus divagaciones, las historias de cuando era un niño, lo mucho que extrañaba los abrazos de su madre y las manos de su abuela, habló con firmeza sobre la joven Sasha y dicha que sintió cuando cargó a una peli-negra recién nacida por primera vez.El entierro se llevaría a cabo inmediatamente; Sasha y Violette no deseaban prolongar el suplicio de Antoine por tiempo innecesario, los restos del respetable Dubois pasarían la noche en una la lujosa mansión Dubois situada en la ciudad, donde amigos y familiares podrían acudir a dar sus condolencias y un último adiós.Al funeral acudieron los últimos hermanos del hombre, acompañados por sus respectivas familias: socios como Clarence Da Silva, quien se presentaba en compañía de Helena, Caroline, Bastian y los niños, con el fin de apoyar a Violette y a su madre en un momento tan difícil como ese; las diferencias parecían olvidadas.La presencia de Edmond
Anonadada, viro sobre sus tobillos, encontrándose de frente con el reconocido castaño. Fue imposible contener la sonrisa; tantos meses sin tener una noticia sobre él y aparecía en el momento que más lo necesitaba, como si estuviese clamando a gritos su presencia, Eugene Da Silva hacia acto de presencia ante el escándalo que lo respaldaba y el montón de comentarios que giraban en torno a su ruptura con la peli-negra. Poco le importaban las historias de carente veracidad, Violette había estado para el cuándo menos lo merecía; independientemente del término de su compromiso, ambos pactaron continuar como amigos, ayudarse en todo lo que fuese posible, permanecer ahí el uno para el otro, como en los viejos tiempos.¡Eugene!— Articuló de repente, lanzándose a sus brazos en busca de consuelo, reconociendo el firme agarre sobre su cintura, amoldándose a la perfección a su cuerpo; ocultó el rostro entre su pecho, aspirando la varonil colonia. El abrazo que tanto anhelaba, llegaba con la person
—Mamá. — Llamó Katherine temerosa, atrayendo la mirada ausente de su madre, percibiendo la tristeza en cada extensión de su rostro. — ¿Estarás bien?— Cuestionó de repente. El bienestar de la mujer que le dio la vida siempre fue una de sus preocupaciones, aun si no contaba con la edad suficiente para comprender la angustia.—Por supuesto. — Respondió titubeante, no prometería a Katherine algo que tal vez no recaía en sus manos. — Lo intentaré, ¿sí?— Asintiendo lentamente, depositó otro beso sobre su frente. Luego del largo día y la montaña rusa de decisiones, ambas necesitaban descansar. Sin añadir nada más, la peli-negra se puso de pie, apagó la luz y abandonó la habitación de su hija, dirigiéndose hacia la sala. A pesar del cansancio, la ausencia de sueño logró ofuscarla más de lo que ya estaba, recurriendo a un viejo amigo que aunque no disipaba las penas, lograba hacerlas desaparecer.Decidida, alcanzó un vaso de la alacena, vertió algunos hielos, añadiendo una considerable cantida
—Lo arruine. — Aceptó Violette. No negaría que recurrir al alcohol había sido una pésima idea. — No volverá a pasar, lo prometo. — Murmuro apenada, alzando la palma de su mano para presentar su ofrenda de paz. Inmediatamente, conforme con la respuesta, la pequeña pelinegra comenzó a limpiar el desastre, entregándole a su madre su celular, el cual, albergaba un montón de llamadas perdidas, proveniente de un número desconocido.Una vez más el teléfono sonó, pero esta vez el de la línea fija de la casa, rápidamente, Violette llevó el auricular hacia su oído, lanzando un cálido saludo para el contacto desconocido.¿Señora Dubois?— Preguntó un hombre con voz áspera, solicitando confinar la identidad de la mujer.¿Si?—Es un gusto poder contactarla, espero no llamar en un momento inoportuno. — Lanzó un gran suspiro en señal de alivio.—En lo absoluto. — Replicó confundida. — ¿Quién llama?— Preguntó, tratando de descubrir quien llamaba con tanta familiaridad durante la mañana.—Lo lamento, s
Vacilante, estuvo de pie durante varios minutos frente a la puerta de la residencia. Contempló cada detalle de la elegante fachada, reafirmando su teoría de que sería difícil para Eugene desistir a los lujos, estaba habituado a vivir entre excentricidades, tal como ella.Conseguir la dirección de su nueva casa fue pan comido, una ligera charla con Caroline y asunto resuelto; lo complejo, fue reunir el valor necesario para presentarse.Aun cuando ambos acordaron llevar una relación cordial por respeto a su fallida relación y los lazos creados entre sus familias, Violette imploraba no generar algún mal entendido entre la castaña y su exprometido. Conocía a la antigua socia de Eugene gracias a las reuniones de trabajo, luego del percance del desaire, la peli-negra sentía cierto rencor hacia ella, el cual, desapareció cuando se presentó en el hospital. No valía la pena molestarse con ninguno de los dos, a final de cuentas, las personas no elegían de quien enamorarse.Suspiró con fuerza, l
Perplejo, el aludido parpadeo en reiteradas ocasiones, tratando de diferir la información escuchada. Había trabajado arduamente en la empresa que su padre tío fundó; su affaire con Teresa, lo llevó a perder ciertos privilegios, entre ellos, la confianza de Clarence, delegándolo a un puesto poco adecuado para su preparación.¿Qué dices?— Repuso a contestar. Quizá Violette estaba bromeando, pero la idea desapareció de su mente al ver la seriedad en el rostro de la peli-negra.—Quiero que tomes el lugar de Directivo General de las empresas Dubois. Conozco tu capacidad, Eugene. No he visto a nadie manejar situaciones tan complejas como lo haces tú. Confió en que la empresa saldrá a flote si tú tomas el mando.—Pero no soy parte de la familia Dubois, el consejo directivo no lo aceptara.—El consejo directivo puede irse a la mierda. — Musitó con fiereza, inclinándose un poco sobre la mesa. Podía desconocer el mundo de las finanzas, sin embargo, sabía cómo mover sus piezas en el juego de las