3 años antes...

Era un día de primavera, la luz del sol brillaba, en el ambiente se sentía una brisa suave del viento que soplaba,

A un lado de la avenida se podía observar que un hombre de estructura robusta, no muy alto con unos 1, 70 de estatura, que vestía de forma casual, con una campera negra el cual llevaba una capucha puesta, pantalón jeans color azul, su tez pálida delataba algo misterioso, estaba atontado, tenia la frente sudada y su corazón estaba muy agitado.

Se apresura en subir rápidamente a un automóvil color mostaza estacionado enfrente de una farmacia, el automóvil se pone en marcha muy deprisa y se pierde en el camino angosto.

En el interior del automóvil el chofer, un hombre de mediana edad, Moreno con pelo grisáceo, tenía un rostro tranquilo sin expresión, ese hombre era el chofer personal, de un hombre llamado con mucho respeto, sr. Cristhian tenía en su poder, las ciudades fronterizas del país, se conocía que se dedicaba al narco tráfico, contrabando y todo lo que podría generar alguna ganancia, no importa cuán ilegal sea, tenía un ejército de guardaespaldas que fueron entrenados desde muy jóvenes con un entrenamiento militar rígido , conocimiento de todo tipo de defensa personal y uso de armas de guerra, entre otros. Lo mejor que sus hombres eran obedientes y fiel a su jefe,

También tenía en su comando a los policías corruptos, esos seguían su orden, y a cambio recibían mucho dinero, por lo que nunca se le podría arrestar, tenía el dinero suficiente para comprar a todas las autoridades corruptas y salir ileso de las acusaciones.

El hombre sentado en el asiento del pasajero era conocido como Manuel, se veía nervioso y tenía la tez pálida, el rostro sudado, su cuerpo empezaba a temblar, tenía una herida en el hombro derecho, el cual sostenía con su mano izquierda, la sangre se hacía más visible con el correr de las horas.

Manuel, era uno de los hombres entrenados para obedecer y ejecutar las ordenes más peligrosas que el jefe mandaba, era de pocas palabras, muy discreto y siempre terminaba su encargo. Trabajaba con él desde que

tenía 18 años de edad, tuvo un intenso entrenamiento para ser el mejor en su rango se dedicaba a eliminar los enemigos que podrían poner en peligro a su jefe. El sr. Cristian, confiaba mucho en su habilidad, por eso siempre le tenía ocupado resolviendo sus problemas.

Interrumpiendo el silencio, se oye la voz ronca, del hombre que conducía el automóvil;

Dentro de una hora cruzaremos a la gran ciudad, te llevare a un hospital privado de mi confianza para que te curen, esa herida,

Desde un rato sigue; no queremos que te mueras desangrado, en este auto, seria un desperdicio para el negocio dijo entre dientes.

Manuel, con una sonrisa sarcástica en el rostro, responde con una voz firme;

Estoy bien, llévame con un amigo. Él me cuidara mejor que tus conocidos,

No tenía ninguna confianza en aquel hombre.

Después de un silencio; No necesitas que te lleve en algún lugar antes, con una voz seria.

No...Solo dile a tu jefe:

Que ya solucioné su asunto; respondió con una voz irritada,

En silencio el auto seguía su trayecto.