No te haré daño.

Puedo sentir que estaba muy cerca, sentía su respiración en mi rostro no pude notar cuando se había acercado tanto a mi, tenía ese enorme cuchillo prendido a su pierna y un arma en su cinturón, eran visibles de cerca, o simplemente las puso ahí para asustarme.

Simplemente viéndolo ya tenía miedo, en ese momento no tenía ningún lugar donde esconderme.

Pero, me trague ese miedo, no le daría el gusto de verme así.

Si en momentos mi orgullo me vence y no puedo demostrar ningún tipo de miedo.

—¡Ahora sé!

Dijo con un tono burlón.

—¿Qué cosa?

Pregunté mirándolo en el rostro.

—¡Porqué él, te amaba tanto!

—¿Quién me amaba?

Seguramente era alguien que ambos conocíamos.

Continúo; —¡Eres tan diferente!

—¿Por qué crees eso?

—Eres la única persona, que no me tuviste miedo.

—¡Algunas veces soy muy burra!

Se río y se apartó

—Cuando pasé, por esa puerta ya sabías de mí—Me miraste y no titubeaste en hablarme.

—Simplemente hice mi trabajo.

Respondí a la ligera

—No lo creo.

Una cosa es trabajar otr
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