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IV — Bienvenida al Bourlesque

— ¿Tiene algo que ver con lo que le hice sin querer a la Suchef? — pregunté esperando que la respuesta fuera no.

— En parte, sabes que su padre es uno de los benefactores de este lugar y no podemos tolerar ningún mal trato hacia ella — bufe, literal me estaban echando por esa mujer.

— Señor fue un accidente nada más… ¡No puede hacerme esto! Usted conoce la situación de mi familia…

— Lo lamento Vanessa — me interrumpió sin ninguna pisca de remordimiento — estas despedida, este es tu cheque y recoge tus cosas por favor.

Me dejo el papel en la mesa, mi corazón estaba desecho y la preocupación me invadió, ¿Qué iba a hacer ahora?

— ¡Por favor señor Rock se lo suplico, déjeme conservar este empleo! Lo necesito… — suplique, no podía darme el lujo de perderlo no ahora.

— Yo no tome la decisión Vane, así que no me hagas repetir las cosas y lárgate de aquí — me levante mirándolo de la misma manera que el a mí, me limpie las lagrimas y pase de largo. No me humillaría ante esa actitud.

— Solo espero que su restaurante no caiga, usted esta siendo injusto y corrupto Señor Rock, que le valla bien — le avente el delantal sin olvidarme de tomar mi cheque, las miradas de los demás no se hicieron esperar, así como el cuchicheo de sus chismes.

— A ver si ahora aprendes la lección de no meterte con lo mío — la voz de la Suchef vino detrás de mi mientras agarraba mis cosas.

— Y yo espero que jamás vuelvas a joderle la vida a alguien — azote mi palma contra su mejilla, ya estaba despedida así que ¿Qué más podía hacerme?

— ¡Maldita seas Vanessa! — bramo enojada.

— Esa es por ser una niña caprichosa y usar tu poder contra los demás, idiota — la deje ahí llorando como magdalena, aunque los demás me observaran furiosos, yo también tenía mi carácter.

Sali del restaurante con el corazón roto y el alma decaída, con el pago por mi sistema apenas y a completaba para la operación de mi hermano, con lo poco que me dieron en el restaurante quizás podría sobrevivir la semana. Miré al cielo y me di cuenta de que estaba nublado, como mi corazón en este instante.

Aunque ya había entregado mi tesis lo difícil era ahora buscar otro empleo ya fuera de lo mismo o diferente, pero desafortunadamente necesitaba la recomendación de mi antiguo jefe y por lo que hice al final, sabia que no la tendría fácil.

Camine sin rumbo entre las calles concurridas de la ciudad, ahora tenia que llegar a casa y decirle a mi tía la triste noticia, no quería preocuparla demasiado pues sabía que ella buscaría algo mas y con su trabajo terminaba demasiado cansada.

— ¿Qué debo hacer ahora? — me pregunte sentándome en el gran central Park, la noche apenas empezaba así que mire la poca luz que había en el cielo, quizás la esperanza podía llegar a mi alma ahora o quizás podría buscar mas clientes para hacer programas, pero sería un lio pues aún no estoy titulada.

— ¡Hola hermosa! Mi nombre es Danna y me gustaría darte esta invitación… — la voz de esa mujer me asusto, voltee para verificar quien era y lo que vi me dejo impresionada.

Era alta, rubia, de ojos azules y un cuerpo bastante espectacular, sonreía como si fuera un alegre hada. Me extendió su mano dándome un folleto, lo tome por inercia y me quede mirándola toda boba.

— Estamos buscando bailarinas para el Gran Bourlesque, y por lo que veo tu tienes el porte y la belleza para brillar como nosotras — ¿Bourlesque? ¿El lugar donde toda bailarina suena con estar?

— ¿Es… ¿Estás hablando enserio? — pregunte sin poder creerlo, si lograba entrar ahí no solo pagaría la cuentas si no cumpliría mi sueno de ser reconocida y bailar…

— Claro que sí, ¿Gustas venir conmigo? Nos hacen falta chicas así que podría llevarte para que ya inicies mañana — explico sin dejar de sonreír, una pizca de desconfianza surgió en mi corazón cuando comencé a caminar, pero lo ignore… era mas importante pagar la operación de mi hermano.

— Si, si voy contigo — dije con seguridad y la chica me encamino fuera del parque, ella vestía una falda algo corta, pero caminaba con un estilo sin igual.

Justo a dos calles de central Park se alzaba el gran Bourlesque, un restaurante, bar, donde podías disfrutar de un buen espectáculo de baile en la comodidad de tu cena. Mire las letras brillantes y mi corazón latió con fuerza ¿Quién iba a imaginar que un día mi sueno mas profundo podría hacerse realidad? Ni yo misma lo sabía.

— Podrás conocer a nuestra líder Karen Roux para la entrevista, solo dile que Amelia te recomendó y ella te ayudara con el proceso —me explico una vez que entramos al lugar, mire el lujo y la modernidad del establecimiento.

— Si claro que sí, soy Vanessa, por cierto — me presente y ella me sonrió estrechando mi mano, me guio por el pasillo hasta la oficina de la gran Karen Roux, estaba nerviosa no lo voy a negar, ella era una eminencia en el mundo del baile, tanto que los magnates más poderosos venían a disfrutar de un rato agradable en su establecimiento.

— Mucho gusto Vanessa y mucha suerte — toco la puerta y una voz sumamente atractiva nos dio el pase — Jefa le traigo una nueva recluta — hablo ella pues yo estaba atónita — estoy segura de que será de su agrado. Se llama Vanessa, no la asustes jefa.

Mire a la mujer frente a mí, su porte y elegancia eran sin igual. Su mirada fría y calculadora poda hacerte sentir literalmente en un juicio donde tu eres el culpable, alta y rubia, labios rojos como el carmín, piel blanca como la nieve, su cabellera dorada la hacían ver como una princesa de la realeza. Sus ojos brillaron cuando me vio y un presentimiento extraño me invadió.

— Hola Vanessa, soy Karen Roux, bienvenida al Bourlesque. Es un placer tenerte por acá, ven siéntate — sonreí aun sin salir de mi trance, estaba ante una leyenda del baile.

— Hola es un placer conocerla, realmente soy su fan — estreche su mano tratando de no parecer una loca obsesionada pero realmente me tenía impresionada.

— Gracias por los halagos nena, Amelia te puedes ir, ya se que me trajiste una joya — cuando pronuncio esas palabras lo hizo con un tono tan exquisito que me sentí sumamente valorada.

— Claro jefa, es toda suya — Karen le sonrió y volvió a dirigir su mirada en mí, tomo un cigarrillo el cual encendió con distinción y perfecta sincronía de movimientos.

— Bien querida Vanessa — dio una calada y prosiguió — ¿Tienes lo que se necesita para mi club? — su pregunta me pareció rara, pero con este.

— Creo que sí, llevo talleres de baile y canto así que… puedo mostrar mi talento — su mirada era como de una tigresa, lista para ir por su presa en este caso… yo.

— Exquisito, entóname una canción — ordeno e inmediatamente me puse en mi papel.

You're giving me a million reasons to let you go

You're giving me a million reasons to quit the show

You're giving me a million reasons

Give me a million reasons

Giving me a million reasons

About a million reasons

If I had a highway, I would run for the hills

If you could find a dry way, I'd forever be still

But you're giving me a million reasons

Give me a million reasons

Giving me a million reasons

About a million reasons

Me perdí en la canción que cuando termine fije mi mirada en la de ella y podía ver el brillo en sus ojos, pero, un brillo extraño, como si codiciara lo que le había mostrado.

— ¡Bravo! Apoteósico mi reina… eres justo la joya que estaba buscando.

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