DOMINICEl frío es algo a lo que uno se acostumbra, mucho más cuando naces siendo un heredero, observo con atención a la gente que se encuentra a mi alrededor, llevo poco más de nueve años fuera del país que me vio nacer, estar en Estados Unidos y dejar Inglaterra cuando era apenas un adolescente, fue uno de los muchos sacrificios que tuve que hacer para llegar a donde estoy ahora. Termino de beber mi copa de vino, mis padres están orgullosos de que dirija gran parte de la empresa que compartimos con los Shaw, no los odio, quieren lo que ellos consideran mejor para mí, soy su único hijo, y eso no hace las cosas fáciles para ellos, si mueren y yo me quedo al frente de todo, entonces tendré que tomar el papel de dueño de todo, cosa que no les agrada porque piensan que no me encuentro preparado. De cualquier modo, mis planes son distintos, y a veces, los padres deben entender que lo que ellos consideran como lo mejor para sus hijos, no siempre lo es para ellos, ese es mi caso, tengo pl
ARYALa cabeza está que me explota, todo me da vueltas, anoche todo fue descontrol y aunque no recuerdo muy bien todo, la alarma de mi despertador no ayuda, lleva sonando más de media hora, hasta que siento cómo un par de manos suaves apartan mi cabello de la frente y me susurran con voz delicada que despierte. —Bebé, despierta —el sonido de la voz de mamá es sin duda uno de mis favoritos. —Un poco más —murmuro aún con los ojos cerrados. —Vamos, bebé, tu papá está enfadado… De pronto, el sonido de la puerta abrirse de manera demasiado estruendosa, hace que abra los ojos de golpe y que lo primero que vea es el hermoso rostro de mi madre, aunque la magia se acaba con el tono ronco y autoritario de mi padre. —¡No son horas de estar dormida! Me quita las sábanas deslizándolas para que estas caigan al suelo. —¡Oye! —chillo al verme expuesta y me refugio en los brazos de mamá—. ¡Por qué estás tan molesto! Ambos cruzamos una mirada amenazante, tengo el mismo color de sus ojos, solo
ARYAEstas son las consecuencias de mis errores, no me puedo sentir más mal de lo que ya estoy, porque pese a que mamá se empeña en decir que no fue mi culpa y que papá saldrá adelante, mientras veo su cuerpo inerte a través de un enorme vidrio, conectado a muchos aparatos que monitorean sus signos vitales, su rostro lleno de cortadas y todo un mapa de constelaciones moradas, verdes y azules, pienso que soy la peor hija que mis papás pudieron haber tenido. Cuando era pequeña y le pregunté a mamá qué por qué no quisieron tener más hijos, ella dijo que papá estaba enamorado de mí en cuanto me vio nacer y que no quería gastar más energía en otro ser, si conmigo tenía todo, y ahora está dormido por mi culpa. Quiero que me regañe, quiero que me prepare el desayuno los domingos, quiero que vea películas de terror conmigo porque mamá le asusta eso, quiero a mi héroe de vuelta, no importa si me quiere quitar el dinero, o si me manda a ese internado en París, solo quiero que despierte. Colo
DOMINICCuando planeé mi regreso a Londres, jamás imaginé que sería para encontrarme con la sorpresa de que me haría cargo de la empresa, que Morgan Shaw tuvo un accidente y que se encuentra en coma, pero lo que más me repugna, es el que Megan me hubiera ocultado un hecho tan visible como mis ganas de asesinar a la rubia de ojos verdes que me mira con altanería. Pese a que oculta los moretones del rostro con maquillaje, para un ojo crítico como el mío, es imposible de ocultar, se necesita más esfuerzo. Ella me sostiene la mirada por un par de segundos hasta que se dirige a su madre. —¿Es broma? —bufa.—Arya, compórtate, ¿no recuerdas a Dom? —la cuestiona Megan. —No —miente—. No lo recuerdo, no debió haber sido alguien importante en mi vida, de lo contrario, lo recordaría. No respondo, solo me quedo mirándola fijo, no me interesa nada que pueda salir de su boca, a menos que sea la verdad de esos golpes. —Megan —no aparto la mirada de quien es mía—. Quiero hablar contigo, a solas.
ARYAEl agua caliente solo hace que mi trasero arda con más fuerza, el fin de semana acabó, y solo queda asistir a la Universidad, le prometí a mamá que asistiría y que por las tardes luego de ver a papá, iría a la empresa a ayudar. No he vuelto a ver a Dominic, no después de que me diera una zurra como si fuera una niña pequeña. El hecho de que viva con nosotras y esté al lado de mi habitación, es un hecho vergonzoso, más cuando prácticamente le di importancia y acepté que pensaba en él. Mentí, por supuesto, más o menos. Sus ojos destilaban rabia, de esa que es difícil de digerir, termino de salir de bañar, caminar me resulta doloroso, tiene la mano pesada, a más de que ¿cómo se atreve a tocarme? Cuando éramos niños y lo tenía detrás de mí como jodida sombra, solo me observaba, jamás me tocaba. Pero ahora es distinto, lo vi, leyó mi diario, por lo que él sabe toda la verdad aunque no tiene idea de quién es Zac, termino de lavarme los dientes, estoy saliendo con la toalla enredada
ARYAEncontrarme a Zac ya es malo, pero el que Dominic me haya seguido y esté frente a nosotros, es peor, el miedo me paraliza, ¿escuché bien? No soy un perro o una cosa para que diga que es mi dueño, maldito… el aire se me atasca en la garganta. —No me digas —bufa Zac—. ¿Hablas de mi chica? Mueve el cuello con estrés, sé muy bien lo que eso significa, él se está preparando para pelear. —No hables de ella como si la conocieras —Dominic se quita el saco y me lo lanza—. Cuida esto por mi. —Idiota, vete —frunzo el ceño. —No le hables —Zac me mira con odio—. Terminaré con esto y en un segundo estaremos juntos, nena. Zac es imbécil al haberle dado la espalda a un demonio como Dominic, porque este no espera y le atesta el primer puñetazo que cae sobre su cara, el estómago se me encoge, espero a que él le devuelva el golpe, no obstante, Dominic es más rápido, comienza a golpearlo como si fuera un saco de arena. —No la vuelves a tocar, hijo de puta —dice Dominic. No le da tiempo a Zac
ARYADominic se baja del auto, enseguida no puedo evitar ver a la que conozco solo por nombre, Rita, es una mujer hermosa, joder, bien podría ser modelo, no comprendo por qué le huye, cualquier hombre podría estar con una mujer como ella sin problema, más alguien como Dominic. De pronto, me siento un tanto celosa, intento que no me afecte el hecho de que ellos estén hablando de algo que no puedo escuchar, ya que Dominic ha cerrado su puerta y el vidrio está arriba, arruinó mi día en la Universidad, por lo que decido bajar del otro lado para que no se de cuenta. Soy sigilosa, no cierro la puerta porque eso supondría hacer algún ruido, y no quiero que me joda más, cuando me veo liberada, estoy a nada de subir el ascensor, cuando alguien tira de mi brazo. —¿A dónde crees que vas? —inquiere entrando junto conmigo. Por un segundo espero que la tal Rita entre, no lo hace, las puertas se cierran. —No recuerdo haberte dado permiso de salir del auto como si fueras una vil ladrona. Sello
ARYANo puedo evitar sentirme incómoda, pero tampoco puedo creer que las palabras de Dominic sean ciertas, no puede elegir por lis dos, no está bien, y sin embargo, me encuentro en medio de una batalla de miradas asesinas. Luego de que Dominic dijera a los cuatro vientos, comenzó mi pesadilla, la madre de Shaw pensó que sería una gran aventura comer juntos, que sería como un día de campo. Está equivocada. La tal Rita, no deja de mirar a Dominic, a su vez, este solo le reta a su madre, en general no soy más que una tonta que estorba, además, yo no he aceptado ser la esposa de nadie, soy demasiado joven para hacerlo, a más de que cuando despierte papá, seguro le da un infarto. Me remuevo inquieta sobre mi asiento, quiero salir corriendo, para empezar, no debería estar aquí, sino en la escuela, pero a alguien se le ocurrió comportarse como macho de cueva y someterme a esta tortura. —Siento mucho lo de tu padre, Arya —es la madre de Dominic quien rompe el silencio. —Gracias, esperam