ARYAEncontrarme a Zac ya es malo, pero el que Dominic me haya seguido y esté frente a nosotros, es peor, el miedo me paraliza, ¿escuché bien? No soy un perro o una cosa para que diga que es mi dueño, maldito… el aire se me atasca en la garganta. —No me digas —bufa Zac—. ¿Hablas de mi chica? Mueve el cuello con estrés, sé muy bien lo que eso significa, él se está preparando para pelear. —No hables de ella como si la conocieras —Dominic se quita el saco y me lo lanza—. Cuida esto por mi. —Idiota, vete —frunzo el ceño. —No le hables —Zac me mira con odio—. Terminaré con esto y en un segundo estaremos juntos, nena. Zac es imbécil al haberle dado la espalda a un demonio como Dominic, porque este no espera y le atesta el primer puñetazo que cae sobre su cara, el estómago se me encoge, espero a que él le devuelva el golpe, no obstante, Dominic es más rápido, comienza a golpearlo como si fuera un saco de arena. —No la vuelves a tocar, hijo de puta —dice Dominic. No le da tiempo a Zac
ARYADominic se baja del auto, enseguida no puedo evitar ver a la que conozco solo por nombre, Rita, es una mujer hermosa, joder, bien podría ser modelo, no comprendo por qué le huye, cualquier hombre podría estar con una mujer como ella sin problema, más alguien como Dominic. De pronto, me siento un tanto celosa, intento que no me afecte el hecho de que ellos estén hablando de algo que no puedo escuchar, ya que Dominic ha cerrado su puerta y el vidrio está arriba, arruinó mi día en la Universidad, por lo que decido bajar del otro lado para que no se de cuenta. Soy sigilosa, no cierro la puerta porque eso supondría hacer algún ruido, y no quiero que me joda más, cuando me veo liberada, estoy a nada de subir el ascensor, cuando alguien tira de mi brazo. —¿A dónde crees que vas? —inquiere entrando junto conmigo. Por un segundo espero que la tal Rita entre, no lo hace, las puertas se cierran. —No recuerdo haberte dado permiso de salir del auto como si fueras una vil ladrona. Sello
ARYANo puedo evitar sentirme incómoda, pero tampoco puedo creer que las palabras de Dominic sean ciertas, no puede elegir por lis dos, no está bien, y sin embargo, me encuentro en medio de una batalla de miradas asesinas. Luego de que Dominic dijera a los cuatro vientos, comenzó mi pesadilla, la madre de Shaw pensó que sería una gran aventura comer juntos, que sería como un día de campo. Está equivocada. La tal Rita, no deja de mirar a Dominic, a su vez, este solo le reta a su madre, en general no soy más que una tonta que estorba, además, yo no he aceptado ser la esposa de nadie, soy demasiado joven para hacerlo, a más de que cuando despierte papá, seguro le da un infarto. Me remuevo inquieta sobre mi asiento, quiero salir corriendo, para empezar, no debería estar aquí, sino en la escuela, pero a alguien se le ocurrió comportarse como macho de cueva y someterme a esta tortura. —Siento mucho lo de tu padre, Arya —es la madre de Dominic quien rompe el silencio. —Gracias, esperam
ARYADebería ganarme el premio a la mejor mentirosa del planeta, en especial porque acabo de negarme a que odio a Dominic, cuando en realidad todo este tiempo también lo he estado observando desde lejos, pensando en que algún día esto pasaría, Dominic no tiene control sobre sus instintos, y eso lo compruebo al llevarme a su departamento, ni siquiera sabía que tenía uno aquí, en Londres. —Dominic —susurro. Sus manos no han dejado de tocar mi cuerpo, en estos momentos están sobre mis nalgas, las cuales apretuja a su antojo. —¿Qué haces? —inquiero nerviosa. Él me lleva hasta su habitación, donde una vez dentro, cierra con pestillo, como si temiera que fuéramos interrumpidos cuando está claro que vive solo y que nadie debe tener la copia de las llaves, no es que sepa que es real, es solo que no es la clase de personas que le gusta tener visitas. —Quiero y voy a hacerte mía. Como si sus palabras fueran un balde de agua fría, es cuando me doy cuenta del peso de mis palabras, en especi
DOMINICCuando Arya me dice que su padre ha despertado, me encuentro preparado para enfrentar a Morgan Shaw. Ella es mía, sé que las malditas cosas no van a ser sencillas a partir de ahora, me importa poco, nadie nos va a separar, mucho menos ahora que ella ha aceptado ser mía. La miro con ese brillo en los ojos, uno que solo tiene cuando me ve a mí, y aunque sé que se trata de su padre y no de alguien más, siento celos, quiero ser el único en su vida, la única razón por la que ella tenga esa sonrisa estúpida en el rostro. Muevo mi cuello con estrés cuando subimos al auto, ella se coloca con ansias el cinturón de seguridad, no enciendo el motor del auto, me quedo callado y en silencio. —¿Sucede algo? —inquiere con el ceño fruncido. —Bésame —demando.Ella se muerde el labio inferior, comienzo a creer que debo decirle que deje de hacer eso o de lo contrario tendré que follarla aquí mismo. —Ahora.—¿De verdad quienes tiempo para esto? Mi padre ha despertado —se remueve inquieta sobr
ARYAObservo con nítido enojo a mi padre, quien está sobre su cama, apenas ha despertado y me alegra verlo mejor, con tanta energía, pero no me gusta que exponga así a la persona que acabo de elegir, ¿de verdad acabo de pensar en eso? Joder, se supone que Dominic es el innombrable, y ahora he aceptado ser suya, una especie de relación tóxica y posesiva, no está bien, lo sé, lo tengo muy claro, sin embargo, él siempre ha estado ahí para mí. Dominic está al otro extremo, sentado en una silla, sosteniendo una bolsa de hielos pequeña, misma que se coloca sobre el labio inferior, ambos se asesinan con la mirada, y mi madre está a su lado, tocando sus hombros para mantenerlo en su sitio por si se le ocurre irse en contra de Dominic. —¿Cariño? —la primera en hablar es mi madre, su mirada hacia mí es tan dulce, que mi mal humor y confusión se esfuman casi de inmediato—. Creo que nos puedes explicar bien qué es lo que pasa entre Dominic y tú. Dom, se pone de pie casi de inmediato, mi padre
ARYASaliendo del hospital, soy un mar de lágrimas, cuando escuché esas palabras de papá, del hombre que me ha cuidado durante todos estos años, quien es mi héroe, solté la mano de Dominic para luego salir corriendo, no me detuve incluso cuando gritaba mi nombre y la gente a nuestro paso se nos quedaba viendo, me dirijo al estacionamiento, solo que antes de poder tener la oportunidad de siquiera llegar al auto, Dominic me rodea por detrás y detiene mi paso. —No vuelvas a hacer eso —pide en tono gélido—. Cuando diga que te pares, lo haces, ¿entendido?No respondo, por lo que me lleva hasta el auto y me susurra al oído. —¿Entendido? No hay nadie alrededor, lo que me hace más difícil el poder controlar mis emociones, más cuando siento que el corazón me lo acaba de romper, el hombre que jamás imaginé que lo haría, Morgan Shaw es cruel, lo había escuchado de la gente, no lo creí, hasta ahora. —Deja de llorar, tu padre no hablaba en serio —comienza a besarme el cuello—. Lo que habló fue
ARYAMe encuentro en los brazos de mi madre, quien no deja de mimarme y de llenarme de pequeños besos, en la cien. Mientras mi padre camina de un lado a otro con los ojos llenos de llamaradas, para ser un hombre que acaba de salir de un coma y del Hospital, se encuentra bien. Me alegro, no es mal plan, solo que no puedo dejar de admirar con firmeza al hombre que ha sido mi héroe. —Tranquila, bebé —me susurra mamá. Entre sus brazos siempre me he sentido protegida, sé que nadie puede con ella, ni siquiera papá, ella es su debilidad, es por ello que cuando le disparó a Dominic, le quitó el habla. —Dominic estará bien —trata de hacerme sentir mejor. Y es que ni siquiera me importa lo adolorido que tengo el coño, o lo irreal que está siendo el que mis padres nos hayan visto en aquella situación, de hecho, por mucho que esté enfadada con papá, no me atrevo a mirarlo a la cara. —Recogeré mis cosas —digo.—No —mamá levanta mi mentón—. Este no es un buen momento para hacerlo, cariño. —¿