DOMINICCuando planeé mi regreso a Londres, jamás imaginé que sería para encontrarme con la sorpresa de que me haría cargo de la empresa, que Morgan Shaw tuvo un accidente y que se encuentra en coma, pero lo que más me repugna, es el que Megan me hubiera ocultado un hecho tan visible como mis ganas de asesinar a la rubia de ojos verdes que me mira con altanería. Pese a que oculta los moretones del rostro con maquillaje, para un ojo crítico como el mío, es imposible de ocultar, se necesita más esfuerzo. Ella me sostiene la mirada por un par de segundos hasta que se dirige a su madre. —¿Es broma? —bufa.—Arya, compórtate, ¿no recuerdas a Dom? —la cuestiona Megan. —No —miente—. No lo recuerdo, no debió haber sido alguien importante en mi vida, de lo contrario, lo recordaría. No respondo, solo me quedo mirándola fijo, no me interesa nada que pueda salir de su boca, a menos que sea la verdad de esos golpes. —Megan —no aparto la mirada de quien es mía—. Quiero hablar contigo, a solas.
ARYAEl agua caliente solo hace que mi trasero arda con más fuerza, el fin de semana acabó, y solo queda asistir a la Universidad, le prometí a mamá que asistiría y que por las tardes luego de ver a papá, iría a la empresa a ayudar. No he vuelto a ver a Dominic, no después de que me diera una zurra como si fuera una niña pequeña. El hecho de que viva con nosotras y esté al lado de mi habitación, es un hecho vergonzoso, más cuando prácticamente le di importancia y acepté que pensaba en él. Mentí, por supuesto, más o menos. Sus ojos destilaban rabia, de esa que es difícil de digerir, termino de salir de bañar, caminar me resulta doloroso, tiene la mano pesada, a más de que ¿cómo se atreve a tocarme? Cuando éramos niños y lo tenía detrás de mí como jodida sombra, solo me observaba, jamás me tocaba. Pero ahora es distinto, lo vi, leyó mi diario, por lo que él sabe toda la verdad aunque no tiene idea de quién es Zac, termino de lavarme los dientes, estoy saliendo con la toalla enredada
ARYAEncontrarme a Zac ya es malo, pero el que Dominic me haya seguido y esté frente a nosotros, es peor, el miedo me paraliza, ¿escuché bien? No soy un perro o una cosa para que diga que es mi dueño, maldito… el aire se me atasca en la garganta. —No me digas —bufa Zac—. ¿Hablas de mi chica? Mueve el cuello con estrés, sé muy bien lo que eso significa, él se está preparando para pelear. —No hables de ella como si la conocieras —Dominic se quita el saco y me lo lanza—. Cuida esto por mi. —Idiota, vete —frunzo el ceño. —No le hables —Zac me mira con odio—. Terminaré con esto y en un segundo estaremos juntos, nena. Zac es imbécil al haberle dado la espalda a un demonio como Dominic, porque este no espera y le atesta el primer puñetazo que cae sobre su cara, el estómago se me encoge, espero a que él le devuelva el golpe, no obstante, Dominic es más rápido, comienza a golpearlo como si fuera un saco de arena. —No la vuelves a tocar, hijo de puta —dice Dominic. No le da tiempo a Zac
ARYADominic se baja del auto, enseguida no puedo evitar ver a la que conozco solo por nombre, Rita, es una mujer hermosa, joder, bien podría ser modelo, no comprendo por qué le huye, cualquier hombre podría estar con una mujer como ella sin problema, más alguien como Dominic. De pronto, me siento un tanto celosa, intento que no me afecte el hecho de que ellos estén hablando de algo que no puedo escuchar, ya que Dominic ha cerrado su puerta y el vidrio está arriba, arruinó mi día en la Universidad, por lo que decido bajar del otro lado para que no se de cuenta. Soy sigilosa, no cierro la puerta porque eso supondría hacer algún ruido, y no quiero que me joda más, cuando me veo liberada, estoy a nada de subir el ascensor, cuando alguien tira de mi brazo. —¿A dónde crees que vas? —inquiere entrando junto conmigo. Por un segundo espero que la tal Rita entre, no lo hace, las puertas se cierran. —No recuerdo haberte dado permiso de salir del auto como si fueras una vil ladrona. Sello
ARYANo puedo evitar sentirme incómoda, pero tampoco puedo creer que las palabras de Dominic sean ciertas, no puede elegir por lis dos, no está bien, y sin embargo, me encuentro en medio de una batalla de miradas asesinas. Luego de que Dominic dijera a los cuatro vientos, comenzó mi pesadilla, la madre de Shaw pensó que sería una gran aventura comer juntos, que sería como un día de campo. Está equivocada. La tal Rita, no deja de mirar a Dominic, a su vez, este solo le reta a su madre, en general no soy más que una tonta que estorba, además, yo no he aceptado ser la esposa de nadie, soy demasiado joven para hacerlo, a más de que cuando despierte papá, seguro le da un infarto. Me remuevo inquieta sobre mi asiento, quiero salir corriendo, para empezar, no debería estar aquí, sino en la escuela, pero a alguien se le ocurrió comportarse como macho de cueva y someterme a esta tortura. —Siento mucho lo de tu padre, Arya —es la madre de Dominic quien rompe el silencio. —Gracias, esperam
ARYADebería ganarme el premio a la mejor mentirosa del planeta, en especial porque acabo de negarme a que odio a Dominic, cuando en realidad todo este tiempo también lo he estado observando desde lejos, pensando en que algún día esto pasaría, Dominic no tiene control sobre sus instintos, y eso lo compruebo al llevarme a su departamento, ni siquiera sabía que tenía uno aquí, en Londres. —Dominic —susurro. Sus manos no han dejado de tocar mi cuerpo, en estos momentos están sobre mis nalgas, las cuales apretuja a su antojo. —¿Qué haces? —inquiero nerviosa. Él me lleva hasta su habitación, donde una vez dentro, cierra con pestillo, como si temiera que fuéramos interrumpidos cuando está claro que vive solo y que nadie debe tener la copia de las llaves, no es que sepa que es real, es solo que no es la clase de personas que le gusta tener visitas. —Quiero y voy a hacerte mía. Como si sus palabras fueran un balde de agua fría, es cuando me doy cuenta del peso de mis palabras, en especi
DOMINICCuando Arya me dice que su padre ha despertado, me encuentro preparado para enfrentar a Morgan Shaw. Ella es mía, sé que las malditas cosas no van a ser sencillas a partir de ahora, me importa poco, nadie nos va a separar, mucho menos ahora que ella ha aceptado ser mía. La miro con ese brillo en los ojos, uno que solo tiene cuando me ve a mí, y aunque sé que se trata de su padre y no de alguien más, siento celos, quiero ser el único en su vida, la única razón por la que ella tenga esa sonrisa estúpida en el rostro. Muevo mi cuello con estrés cuando subimos al auto, ella se coloca con ansias el cinturón de seguridad, no enciendo el motor del auto, me quedo callado y en silencio. —¿Sucede algo? —inquiere con el ceño fruncido. —Bésame —demando.Ella se muerde el labio inferior, comienzo a creer que debo decirle que deje de hacer eso o de lo contrario tendré que follarla aquí mismo. —Ahora.—¿De verdad quienes tiempo para esto? Mi padre ha despertado —se remueve inquieta sobr
ARYAObservo con nítido enojo a mi padre, quien está sobre su cama, apenas ha despertado y me alegra verlo mejor, con tanta energía, pero no me gusta que exponga así a la persona que acabo de elegir, ¿de verdad acabo de pensar en eso? Joder, se supone que Dominic es el innombrable, y ahora he aceptado ser suya, una especie de relación tóxica y posesiva, no está bien, lo sé, lo tengo muy claro, sin embargo, él siempre ha estado ahí para mí. Dominic está al otro extremo, sentado en una silla, sosteniendo una bolsa de hielos pequeña, misma que se coloca sobre el labio inferior, ambos se asesinan con la mirada, y mi madre está a su lado, tocando sus hombros para mantenerlo en su sitio por si se le ocurre irse en contra de Dominic. —¿Cariño? —la primera en hablar es mi madre, su mirada hacia mí es tan dulce, que mi mal humor y confusión se esfuman casi de inmediato—. Creo que nos puedes explicar bien qué es lo que pasa entre Dominic y tú. Dom, se pone de pie casi de inmediato, mi padre