BRANDON
Ha sido un mal día, la cara de la rubia de ojos grises que me encontré por desgracia, a las afueras del hospital, no sale de mi cabeza, la ayudé, cosa que no debía, porque ahora tengo encima un retraso de más de media hora, el tráfico no ayuda y mi genio se amarga con lo sucedido. Todavía que le ayudo a recuperar su bolso, me tacha de ladrón, cuando la necesidad no la tengo encima. Creo que la gente debería aprender un poco más de modales, le di mi tarjeta porque era la única manera segura de que me dejaría en paz. Cuando veo que la avenida está libre, ordeno al chófer que pise el acelerador y vaya lo más rápido posible, él sigue al pie de la letra mis instrucciones y respiro hondo. Dios, nadie me había hecho pasar tal vergüenza, solo espero que ninguno haya grabado un video y que menos me reconozca. Comienzo a desesperarme, cuando mi móvil suena, y el nombre de mi hermano mayor resplandece en la pantalla. —¿Dónde estás? —me reclama en cuanto atiendo. —Voy en camino —respondo con molestia y ganas de estrangular a la culpable de esto. —Hace cinco minutos que la junta terminó, era una de las importantes con nuestros socios en Japón —contesta lo que ya sé. Mi hermano mayor y yo somos accionistas de una de las cadenas hoteleras más grandes del país, yo soy el gerente, ahora que el abuelo está enfermo e internado en el hospital desde hace dos meses, somos nosotros los que llevamos la carga, con ayuda de nuestra madre; Lena Lewis. La CEO de la empresa. —Lo sé —suelto un suspiro lleno de exasperación. —Traté de que no se notara mucho tu ausencia, pero el gerente de Japón no parecía muy feliz y mucho menos seguro, duda de los arreglos que tenemos para el nuevo departamento de proyectos —me explica y la cabeza me duele. —Trataré de arreglarlo, no te preocupes —respondo con seguridad fingida. —¿Puedo saber qué es lo que hizo que llegaras tarde? —comienza a joder con su papel de hermano mayor—. El horario de la conferencia terminó hace una hora, y llegas demasiado tarde, ¿puedo saber qué estabas haciendo? —Fui a visitar al abuelo, me retrasé un poco, eso es todo, sin contar el maldito tráfico —bramo, aflojando mi corbata. —Una pérdida total de tiempo —habla en tono monótono. Como siempre hace cada que tocamos el tema del abuelo, un hombre que toda su vida fue estricto hasta la médula. Pero que antepone a su familia para todo, algo que sin duda alguna le admiro. —No seas capullo, no has visitado al abuelo desde que enfermó, tampoco preguntas por él —replico.Estoy a cinco minutos de llegar a la empresa. —¿Por qué lo haría? El viejo nunca me ha querido, tú eres su consentido —recalca—. Ni siquiera me presenté al funeral de nuestro padre, otro hombre que siempre me vio como si fuera un obstáculo. Me quedo callado, Gabriel es bueno, pero ha crecido con el resentimiento de un padre que le exigió más, y con la educación dura del abuelo, él piensa que ambos no le tuvieron afecto, pero pienso que es todo lo contrario. —Como sea, estoy llegando. —Mamá se enfadó por tu ausencia —dice antes de colgar—. Habla con ella, sabes que odia estas cosas. —Lo haré. Colgamos y espero dos minutos, en cuanto llego, subo al elevador, luego de saludar a la recepcionista, algunos empleados, reviso mi aspecto, subo hasta el último piso, que es donde están nuestras oficinas, entro a mi despacho y comienzo a revisar los documentos que están sobre el escritorio. Cuando llaman a la puerta. —Adelante —demando.—Buenos días, señor Lewis. Una voz melódica me saca una sonrisa de oreja a oreja, levanto la mirada y me encuentro con Elisa Hall, una mujer de estatura mediana, pelirroja, ojos azules y sonrisa encantadora, mi asistente personal y por supuesto, mi mejor amiga. —Sabes que odio que me llames como a mi abuelo —refuto relajando mi cuerpo. Ella cierra la puerta. —Tu madre está de mal humor —cambia el tema de conversación. —No quiero hablar de mal humor, que el mío lo gana —mi sonrisa se borra al recordar el incidente del hospital. —¿Por qué llegaste tarde? —Una rubia loca me detuvo a las afueras del hospital, es una larga historia, ya te la contaré después.Asiente en silencio. —Bueno, como sea —me tiende una carpeta—. Aquí está la información que me pediste ayer. Tomo la carpeta y comienzo a hojear cada documento. Con los datos y fotos. —El detective privado que contrataste y con el que me pediste que me contactara, encontró que tu prima fue adoptada poco después de nacer —me explica—. Por una pareja, lo extraño es que las fotos y los nombres que vienen en los registros, no concuerdan con las personas reales, al parecer usaron las de una pareja de ancianos que murieron cinco años antes del nacimiento de ella. La información me marea. —Lo que quiere decir que alguien ha alterado la información para que nadie pueda localizar a las personas que realmente se quedaron con tu prima —finaliza Elisa—. Todo te lo ha mandado por correo también. Tenso el cuerpo. "Tienes que encontrar a mi nieta, ella es sangre de mi sangre y carne de mi carne, es familia, tu prima"Las palabras del abuelo retumban en las paredes de mi cráneo, le prometí al abuelo encontrar a su nieta perdida, y no pienso detenerme hasta dar con ella. Viva o muerta, pero la voy a encontrar, aunque ahora mismo parece ser una aguja en un pajar. —Gracias —le respondo a Elisa. —De nada, estaré pendiente con el caso, cualquier cosa que resurja, te mantendré ocupado —dice antes de salir. Estando solo, reviso una vez más los documentos, la nieta perdida es la hija de Erika Lewis, la hija menor del abuelo, lo poco que sé de su historia, es que el abuelo quería casarla con un socio millonario, pero ella estaba enamorada de otro hombre, no tan rico, así que huyó con él, en aquel entonces el abuelo era severo, poco después se enteró de que había tenido una hija, pero eso fue lo último que supo, y desde entonces, ha dedicado lo que le resta de vida a encontrarla. —Ahora es mi turno, te voy a encontrar, primita. Eso es un hecho.MEGANHago un segundo intento, son las ocho de la noche, tal y como me dijo el sujeto, que por el nombre que viene en la tarjeta ahora sé que se llama Brandon Lewis, le he llamado al número privado que viene marcado, pero no me responde y comienzo a sentirme nerviosa. Respiro hondo, vuelvo a llamar, obteniendo el mismo resultado inicial, nada, solo silencio al otro lado de la línea, lo investigué en Internet, es un famoso empresario, su familia es multimillonaria, son dueños de la mejor cadena hotelera del país, lo que resulta irónico debido a mi carrera. —Una vez más —me digo a mí misma. Las manos se me congelan, y justo cuando estoy a nada de rendirme, atiende. —Brandon Lewis —habla en un tono más relajado, e incluso carismático—. ¿En qué lo puedo ayudar? —Hola —carraspeo—. Soy Megan… la chica a la que le dio su tarjeta a las afueras del hospital, esta mañana. Hay un breve silencio al otro lado de la línea. —Tú —espeta con dureza y mi corazón se me acelera—. No me vuelvas a
MEGANPara cuando logro llegar al trabajo, ya nada puede ir peor, o al menos eso es lo que pienso, ya que cuando entro, el ambiente hostil me aturde, el gerente levanta la mirada con el sonido de la campana sobre la puerta y frunce el ceño. Se cruza de brazos, sus ojos me lanzan dagas de fuego. —Dejaste el lugar solo —asevera—. Pudieron habernos robado. —Lo siento —susurro.El agua de la lluvia corre por mi frente y tomo una bocanada de aire.—No volverá a ocurrir —le prometo. —Claro que no —dice—. Porque estás despedida. Abro los ojos como platos. —No, por favor, fue un error, es mi primer día, lo siento —balbuceo con el corazón acelerado—. No puedo perder este trabajo, por favor, trabajaré horas extras de ser necesario. —No, estás despedida, no quiero verte de nuevo por aquí —espeta con firmeza, aplastando mis esperanzas. Las manos se me congelan, las manos me tiemblan y siento que el aire se comprime en mis pulmones. —Por favor —suplico de nuevo—. Mi madre está enferma y
BRANDON La imagen de mi tía, permanece anclado en mi memoria, despierto en medio de la noche luego de tener varias pesadillas, donde la protagonista es Megan Evans, la chica me acusó de ladrón, y cuando amanece, estoy de un humor amargo. Le llamo a Elisa, mi asistente personal, para avisar que es posible que no vaya a la empresa, sé que he dejado de lado algunas de mis obligaciones, pero procuro resolverlas a tiempo. Subo al auto y me dirijo al hospital, visitar al abuelo es la mejor opción, más, cuando siento que he perdido la razón. Piso el acelerador, apago mi móvil, sé que en cuanto mi madre se dé cuenta de mi ausencia en la empresa, comenzará a hacer un drama como le gusta. No tardo en llegar al hospital, los nervios y la sensación de escalofríos desde que vi la foto de mi tía, siguen recorriendo mi cuerpo. Me voy a recepción, una enfermera me lleva a la nueva habitación del abuelo, y en cuanto entro, todo se nubla, en especial porque ver a mi abuelo tendido sobre una cam
MEGAN UNA HORA ANTES Me siento cansada, mucho más que ayer u otros días. Muevo el cuello con estrés y sigo buscando en el periódico, en internet y en anuncios, un empleo, es increíble como no me puedan dar uno, con la carrera que tengo, soy administradora hotelera, pero cuando voy a entrevistas a solicitar un puesto, me miran mal, me dicen que no, por la falta de experiencia. El tiempo no es mi aliado, y es por ello que me veo obligada a buscar cualquier empleo, mientras, para salir de mis problemas, ya luego arreglaré las cosas para solicitar uno que esté a la altura de mis capacidades. Reviso, anoto, llamo, hago citas, el tiempo se me pasa volando hasta que dan las nueve de la mañana, me sirvo una taza de café, y estoy a nada de volver con lo mío, cuando llaman a la puerta. Me quedo quieta por un segundo, tratando de procesar lo que está pasando, ya que llevo 21 años viviendo aquí con mamá, y jamás, nadie nos ha visitado, voy bien con el pago de la renta, por lo que a la in
BRANDON Detallo cada uno de sus rasgos, sigo pensando que es una locura que esté haciendo esto, pero me recuerdo que es por el bien del abuelo, así que le corto un poco de su cabello, lo meto a una bolsa de plástico y decido irme, no sin antes tomarle una foto de perfil para luego compararla con la de mi tía Erika, pero Megan murmura algo que me detiene, acerco mi oído a su boca, para tratar de entender. —Mamá… —susurra. — Una de las enfermeras me avisó que su madre había muerto, al parecer todo lo que dijo, era verdad. Por un momento pensé que se trataba de una mujer que solo buscaba dinero fácil. Sigo mirándola, no es la mujer más hermosa que haya visto en la vida, su belleza es peculiar, tomo una bocanada de aire justo cuando la puerta se abre. —Señor, no puede estar aquí —la voz de una enfermera, rompe el encanto y aparto la mirada de Megan. —Soy su amigo —miento. La mujer relaja su cuerpo. —Ya veo. —¿Qué tiene? —pregunto solo para aparentar. —Al parecer un poco d
NARRADOR OMNISCIENTEMientras Alejandro Lewis, la cabeza de la familia y el único pilar sólido que les queda, lucha por su vida en una habitación de hospital, a unos cuantos kilómetros de distancia, se encuentra Lena Lewis, la madre de Gabriel y Brandon, en su oficina, revisando un par de documentos que ella considera como importantes. No aparta la vista, ni siquiera cuando su hijo mayor entra, se percata de su presencia, pero solo eso, no le importa nada más. —Madre —le llama Gabriel. Esta le hace un gesto de mano, dándole a entender que tome asiento delante de ella, Gabriel lo hace, está acostumbrado al trato de su madre, la ama, pero sabe que es mala, lo supo desde qué era un niño, y vio cómo una noche, golpeaba a su hermano menor; Brandon, con un fuete caliente, en la espalda, todo porque en aquel entonces quiso seguir a su padre cuando este discutió con ella, hizo las maletas y se marchó. Un suceso que se ha guardado todos estos años para él mismo, por esa razón, nunca cuest
BRANDONNo me quedo tranquilo, sé que algo anda mal, quiero que mi abuelo entienda que esa chica llamada Megan no es su nieta, no es mi prima, no es nadie que tenga de nuestra familia, pero sus ojos cuando vio la foto, fueron llenos de un destello de esperanza, asombro. Camino de un lado a otro, hace cinco minutos que le llamé a Elisa, mi asistente, para que se hiciera cargo de mi apretada agenda, Gabriel seguro ya le avisó a nuestra madre, que no asistiré a la oficina, no le gusta, pero la salud del abuelo está primero en estos momentos. Él es el pilar que sigue sosteniendo a nuestra familia, y es por ello, que pienso hacer todo lo que esté en mis manos, por mantenerlo con vida, eso incluye el que tenga la mejor atención médica posible. Espero lo que me parece una eternidad, hasta que una enfermera me avisa que ya puedo entrar, mi abuelo se encuentra dormido, el ambiente no podía ser más hostil. —El señor Lewis tuvo un infarto, también alta la presión debido a la fuerte impresión
BRANDONMe congelo, escucho atento lo que me dice sobre mis padres, al parecer, su hijo; Angus Lewis, quiso tener dos hijos, pero Lena no pudo, o mejor dicho, no quiso arruinar su figura con un segundo, por ello, y tras varios meses de peleas, llegó a una conclusión y le propuso adoptar, estuvieron buscando por un año entero hasta que un día hicieron una visita a un orfanato en Inglaterra. Una de las monjas que estaba a cargo de la institución, dio aviso de que una drogadicta había llegado hace dos meses con un niño pequeño, luego murió de una sobredosis dejando huérfano al pequeño, entonces se vieron en la necesidad de meterlo en el sistema de adopciones, era un bebé, por lo que muchas de las parejas no quería lidiar con un bebé que necesitara muchos cuidados. Por lo regular iban por niños de dos o tres años, sin embargo, cuando mi padre, porque lo sigue siendo ante mis ojos, Angus, me miró, dice el abuelo que se enamoró de mí, se quedó prendado al instante de mí, y pese a las nega