MEGAN
Para cuando logro llegar al trabajo, ya nada puede ir peor, o al menos eso es lo que pienso, ya que cuando entro, el ambiente hostil me aturde, el gerente levanta la mirada con el sonido de la campana sobre la puerta y frunce el ceño. Se cruza de brazos, sus ojos me lanzan dagas de fuego. —Dejaste el lugar solo —asevera—. Pudieron habernos robado. —Lo siento —susurro.El agua de la lluvia corre por mi frente y tomo una bocanada de aire.—No volverá a ocurrir —le prometo. —Claro que no —dice—. Porque estás despedida. Abro los ojos como platos. —No, por favor, fue un error, es mi primer día, lo siento —balbuceo con el corazón acelerado—. No puedo perder este trabajo, por favor, trabajaré horas extras de ser necesario. —No, estás despedida, no quiero verte de nuevo por aquí —espeta con firmeza, aplastando mis esperanzas. Las manos se me congelan, las manos me tiemblan y siento que el aire se comprime en mis pulmones. —Por favor —suplico de nuevo—. Mi madre está enferma y necesito este trabajo, este dinero… De pronto, da un azote con la palma de su mano, sobre la superficie plana del recibidor. —Tus problemas no son de mi incumbencia, vete y no vuelvas —finaliza.Sello mis labios, no hay nada más que yo pueda hacer, y por ello, tomo mis cosas, le dejo la identificación del local, las llaves, y me voy. Para cuando salgo, el cielo sigue nublado, pero la lluvia ha cesado, no puedo seguir llorando, necesito encontrar una solución rápida. Meto las manos a mis bolsillos y encuentro la tarjeta de Brandon Lewis, llena de rabia, la rompo en mil pedazos, la tiro al suelo y dejando todo atrás, sigo mi camino. BRANDONLa cabeza me duele, no he dejado de pensar en los datos que me han arrojado las estadísticas que me mandó el detective, no sé cuánto tiempo ha pasado, pero estando en casa, a solas, a excepción de los empleados, hace que piense en mi niñez. Mi abuelo, quien sigue gravemente enfermo en el hospital, me ha pedido seguir con su investigación, así que ahora me encuentro en su despacho, revisando lo que él ha obtenido durante años. Es una promesa qué pienso cumplir, no quiero que muera con esa carga, el no conocer a su nieta perdida. Me doy un respiro de cinco minutos y sigo con lo mío, hago un par de llamadas hasta que no encuentro nada que me pueda servir de algo. Llega un momento en el que tengo que descansar, ir a mi propia casa no parece ser buena idea al ver que son más de las diez de la noche. Por lo que decido quedarme en casa del abuelo, donde mismo vive Lena, quien al morir nuestro padre, se quedó al cuidado del abuelo. Subo las escaleras, me dirijo a la que es mi habitación, ya que cada miembro de la familia tiene una, pero antes de entrar, algo me detiene, una corazonada, volteo y camino en dirección, esta vez a la habitación de la del abuelo. Tomo la perilla e intento abrir, pero está cerrada, así que busco al ama de llaves. —La puerta de mi abuelo está cerrada —le digo—. ¿Puedo saber por qué? La mujer me mira con su gesto gélido. —La señora Lena Lewis lo ha solicitado así, desde que su abuelo se internó en el hospital —confiesa.Frunzo el ceño, mamá, no me dijo eso, tampoco Gabriel. —Ábrala —demando—. Por favor. —Como ordene, solo le pido de favor que le diga a su madre que fue usted quien dio el aviso —arguye.—No se preocupe. Abre la puerta del abuelo, me da la llave y me pide que la cierre de vuelta cuando haya terminado. Al entrar, al olor a su loción costosa, pica mi nariz, no he entrado aquí desde que era un niño, y ahora es como visitar un museo, enciendo las luces, todo permanece tal cual, como lo dejó, todo en su lugar. Camino por el sitio, veo algunos de sus retratos de jóvenes con la abuela, otros de sus dos hijos cuando nacieron, de nosotros siendo niños. Me siento en una de las orillas de la cama, justo cuando mi móvil suena de nuevo. Se trata de mi hermano mayor. —¿Y ahora qué? —Nada, ¿acaso necesito de una razón para hablarle a mi hermano menor? —No, pero nunca lo haces a esta hora. —Vale, me has atrapado, solo es para avisarte que mamá quiere que vengas a cenar mañana, dice que te extraña, pero ambos sabemos que es para regañarte por no asistir a la junta de hoy —me comenta. Observo una vez la hora en el reloj, es demasiado tarde. —Vale, pasa buena noche. —Lo mismo, hermanito. Cuelgo y estoy a nada de salir, cuando por alguna extraña razón, alcanzo a ver una caja plateada debajo de la cama, frunzo el ceño y me inclino, la saco para colocarla sobre la cama, al abrirla, me encuentro con una enorme sorpresa, al parecer el abuelo no me ha mantenido al tanto de toda la investigación sobre mi prima, ya que adentro, hay muchos documentos que pienso leer con más calma en mi casa. Saco todo, es información desde hace años atrás, incluso algunas hojas se ven amarillentas, meto todo de vuelta, pero algo se me cae al suelo, son varias fotografías de sus hijos, las recojo, he visto fotos de mi tía, pero en todas ellas aparece de perfil, o con la cabeza gacha, mirando hacia atrás, escondiendo de alguna manera su rostro o parte de él. Pero la que sostengo en mi mano, pese a los bordes amarillos que son prueba del paso de los años, ella ve de frente, es hermosa, rubia, de ojos grises, ojalá eso fuera lo que llame mi atención, pero no, su rostro me parece familiar, como si ya la hubiera conocido antes. Detallo cada rasgo con ojo crítico hasta que… —Joder —bramo.Porque la mujer que estoy viendo en el retrato, se parece a la misma rubia que me acusó de ladrón. —No puede ser. Se parece a Megan Evans.BRANDON La imagen de mi tía, permanece anclado en mi memoria, despierto en medio de la noche luego de tener varias pesadillas, donde la protagonista es Megan Evans, la chica me acusó de ladrón, y cuando amanece, estoy de un humor amargo. Le llamo a Elisa, mi asistente personal, para avisar que es posible que no vaya a la empresa, sé que he dejado de lado algunas de mis obligaciones, pero procuro resolverlas a tiempo. Subo al auto y me dirijo al hospital, visitar al abuelo es la mejor opción, más, cuando siento que he perdido la razón. Piso el acelerador, apago mi móvil, sé que en cuanto mi madre se dé cuenta de mi ausencia en la empresa, comenzará a hacer un drama como le gusta. No tardo en llegar al hospital, los nervios y la sensación de escalofríos desde que vi la foto de mi tía, siguen recorriendo mi cuerpo. Me voy a recepción, una enfermera me lleva a la nueva habitación del abuelo, y en cuanto entro, todo se nubla, en especial porque ver a mi abuelo tendido sobre una cam
MEGAN UNA HORA ANTES Me siento cansada, mucho más que ayer u otros días. Muevo el cuello con estrés y sigo buscando en el periódico, en internet y en anuncios, un empleo, es increíble como no me puedan dar uno, con la carrera que tengo, soy administradora hotelera, pero cuando voy a entrevistas a solicitar un puesto, me miran mal, me dicen que no, por la falta de experiencia. El tiempo no es mi aliado, y es por ello que me veo obligada a buscar cualquier empleo, mientras, para salir de mis problemas, ya luego arreglaré las cosas para solicitar uno que esté a la altura de mis capacidades. Reviso, anoto, llamo, hago citas, el tiempo se me pasa volando hasta que dan las nueve de la mañana, me sirvo una taza de café, y estoy a nada de volver con lo mío, cuando llaman a la puerta. Me quedo quieta por un segundo, tratando de procesar lo que está pasando, ya que llevo 21 años viviendo aquí con mamá, y jamás, nadie nos ha visitado, voy bien con el pago de la renta, por lo que a la in
BRANDON Detallo cada uno de sus rasgos, sigo pensando que es una locura que esté haciendo esto, pero me recuerdo que es por el bien del abuelo, así que le corto un poco de su cabello, lo meto a una bolsa de plástico y decido irme, no sin antes tomarle una foto de perfil para luego compararla con la de mi tía Erika, pero Megan murmura algo que me detiene, acerco mi oído a su boca, para tratar de entender. —Mamá… —susurra. — Una de las enfermeras me avisó que su madre había muerto, al parecer todo lo que dijo, era verdad. Por un momento pensé que se trataba de una mujer que solo buscaba dinero fácil. Sigo mirándola, no es la mujer más hermosa que haya visto en la vida, su belleza es peculiar, tomo una bocanada de aire justo cuando la puerta se abre. —Señor, no puede estar aquí —la voz de una enfermera, rompe el encanto y aparto la mirada de Megan. —Soy su amigo —miento. La mujer relaja su cuerpo. —Ya veo. —¿Qué tiene? —pregunto solo para aparentar. —Al parecer un poco d
NARRADOR OMNISCIENTEMientras Alejandro Lewis, la cabeza de la familia y el único pilar sólido que les queda, lucha por su vida en una habitación de hospital, a unos cuantos kilómetros de distancia, se encuentra Lena Lewis, la madre de Gabriel y Brandon, en su oficina, revisando un par de documentos que ella considera como importantes. No aparta la vista, ni siquiera cuando su hijo mayor entra, se percata de su presencia, pero solo eso, no le importa nada más. —Madre —le llama Gabriel. Esta le hace un gesto de mano, dándole a entender que tome asiento delante de ella, Gabriel lo hace, está acostumbrado al trato de su madre, la ama, pero sabe que es mala, lo supo desde qué era un niño, y vio cómo una noche, golpeaba a su hermano menor; Brandon, con un fuete caliente, en la espalda, todo porque en aquel entonces quiso seguir a su padre cuando este discutió con ella, hizo las maletas y se marchó. Un suceso que se ha guardado todos estos años para él mismo, por esa razón, nunca cuest
BRANDONNo me quedo tranquilo, sé que algo anda mal, quiero que mi abuelo entienda que esa chica llamada Megan no es su nieta, no es mi prima, no es nadie que tenga de nuestra familia, pero sus ojos cuando vio la foto, fueron llenos de un destello de esperanza, asombro. Camino de un lado a otro, hace cinco minutos que le llamé a Elisa, mi asistente, para que se hiciera cargo de mi apretada agenda, Gabriel seguro ya le avisó a nuestra madre, que no asistiré a la oficina, no le gusta, pero la salud del abuelo está primero en estos momentos. Él es el pilar que sigue sosteniendo a nuestra familia, y es por ello, que pienso hacer todo lo que esté en mis manos, por mantenerlo con vida, eso incluye el que tenga la mejor atención médica posible. Espero lo que me parece una eternidad, hasta que una enfermera me avisa que ya puedo entrar, mi abuelo se encuentra dormido, el ambiente no podía ser más hostil. —El señor Lewis tuvo un infarto, también alta la presión debido a la fuerte impresión
BRANDONMe congelo, escucho atento lo que me dice sobre mis padres, al parecer, su hijo; Angus Lewis, quiso tener dos hijos, pero Lena no pudo, o mejor dicho, no quiso arruinar su figura con un segundo, por ello, y tras varios meses de peleas, llegó a una conclusión y le propuso adoptar, estuvieron buscando por un año entero hasta que un día hicieron una visita a un orfanato en Inglaterra. Una de las monjas que estaba a cargo de la institución, dio aviso de que una drogadicta había llegado hace dos meses con un niño pequeño, luego murió de una sobredosis dejando huérfano al pequeño, entonces se vieron en la necesidad de meterlo en el sistema de adopciones, era un bebé, por lo que muchas de las parejas no quería lidiar con un bebé que necesitara muchos cuidados. Por lo regular iban por niños de dos o tres años, sin embargo, cuando mi padre, porque lo sigue siendo ante mis ojos, Angus, me miró, dice el abuelo que se enamoró de mí, se quedó prendado al instante de mí, y pese a las nega
MEGANMe quedo en silencio, mirando al hombre que rechazó ayudarme, el mismo que recorre mi cuerpo de un modo que no me gusta. —No tengo nada que hablar con usted —le doy un manotazo y me aparto de su tacto. Él se queda callado un par de segundos. —Puedo ayudar a tu madre… —Mi madre está muerta —digo las palabras que me saben amargas y que tanto me duelen en el pecho, porque ahora estoy sola. —En el hospital dijeron que…—Pedí que mintieran por si alguien preguntaba, no es algo que deba importarle al mundo —replico—. Demasiado tarde, señor Lewis, ahora, le pido por favor que se marche o…Mis palabras se atoran en la garganta cuando siento que todo me da vueltas, mis piernas se tambalean, el aire me falta por un par de segundos y creo que me voy a volver a desmayar, de no ser por un par de brazos fuertes que me sostienen. —¿Se encuentra bien? ¿Qué pasó aquí? —me ayuda a sentarme en una de las orillas de la cama. Me duele el cuerpo, cuando llegué a casa, me encontré con los hombr
BRANDONMientras el chofer maneja y mi abuelo le habla de cosas sin sentido a Megan para mantenerla con la mente relajada, no dejo de observarla, los resultados no mienten, ella, a diferencia de mí, tiene la sangre Lewis corriendo por sus venas, detallo sus rasgos, su cabello rubio y sus ojos grises, es guapa, no lo había notado antes, pero ahora mi atención está en ella. Su cabello, pese a estar húmedo, conserva su ondulado delicado que le llega por debajo de los pechos, mi mente me hace una mala jugada al pensar en sus pechos descubiertos, me golpeo interno, ya que no debería estar pensando en esto cuando somos familia, sangre o no, ella es mi prima, y la de Gabriel también, aunque su lazo sanguíneo es más directo.El abuelo le sigue hablando, ella asiente, niega, sonríe débil, se ve demasiado delgada para mi gusto, debe alimentarse mejor y es algo de lo que el abuelo ya se va a encargar cuando sea necesario, por el momento es mejor ir con calma, aunque parece que el abuelo no enti