NARRADOR OMNISCIENTEMientras Alejandro Lewis, la cabeza de la familia y el único pilar sólido que les queda, lucha por su vida en una habitación de hospital, a unos cuantos kilómetros de distancia, se encuentra Lena Lewis, la madre de Gabriel y Brandon, en su oficina, revisando un par de documentos que ella considera como importantes. No aparta la vista, ni siquiera cuando su hijo mayor entra, se percata de su presencia, pero solo eso, no le importa nada más. —Madre —le llama Gabriel. Esta le hace un gesto de mano, dándole a entender que tome asiento delante de ella, Gabriel lo hace, está acostumbrado al trato de su madre, la ama, pero sabe que es mala, lo supo desde qué era un niño, y vio cómo una noche, golpeaba a su hermano menor; Brandon, con un fuete caliente, en la espalda, todo porque en aquel entonces quiso seguir a su padre cuando este discutió con ella, hizo las maletas y se marchó. Un suceso que se ha guardado todos estos años para él mismo, por esa razón, nunca cuest
BRANDONNo me quedo tranquilo, sé que algo anda mal, quiero que mi abuelo entienda que esa chica llamada Megan no es su nieta, no es mi prima, no es nadie que tenga de nuestra familia, pero sus ojos cuando vio la foto, fueron llenos de un destello de esperanza, asombro. Camino de un lado a otro, hace cinco minutos que le llamé a Elisa, mi asistente, para que se hiciera cargo de mi apretada agenda, Gabriel seguro ya le avisó a nuestra madre, que no asistiré a la oficina, no le gusta, pero la salud del abuelo está primero en estos momentos. Él es el pilar que sigue sosteniendo a nuestra familia, y es por ello, que pienso hacer todo lo que esté en mis manos, por mantenerlo con vida, eso incluye el que tenga la mejor atención médica posible. Espero lo que me parece una eternidad, hasta que una enfermera me avisa que ya puedo entrar, mi abuelo se encuentra dormido, el ambiente no podía ser más hostil. —El señor Lewis tuvo un infarto, también alta la presión debido a la fuerte impresión
BRANDONMe congelo, escucho atento lo que me dice sobre mis padres, al parecer, su hijo; Angus Lewis, quiso tener dos hijos, pero Lena no pudo, o mejor dicho, no quiso arruinar su figura con un segundo, por ello, y tras varios meses de peleas, llegó a una conclusión y le propuso adoptar, estuvieron buscando por un año entero hasta que un día hicieron una visita a un orfanato en Inglaterra. Una de las monjas que estaba a cargo de la institución, dio aviso de que una drogadicta había llegado hace dos meses con un niño pequeño, luego murió de una sobredosis dejando huérfano al pequeño, entonces se vieron en la necesidad de meterlo en el sistema de adopciones, era un bebé, por lo que muchas de las parejas no quería lidiar con un bebé que necesitara muchos cuidados. Por lo regular iban por niños de dos o tres años, sin embargo, cuando mi padre, porque lo sigue siendo ante mis ojos, Angus, me miró, dice el abuelo que se enamoró de mí, se quedó prendado al instante de mí, y pese a las nega
MEGANMe quedo en silencio, mirando al hombre que rechazó ayudarme, el mismo que recorre mi cuerpo de un modo que no me gusta. —No tengo nada que hablar con usted —le doy un manotazo y me aparto de su tacto. Él se queda callado un par de segundos. —Puedo ayudar a tu madre… —Mi madre está muerta —digo las palabras que me saben amargas y que tanto me duelen en el pecho, porque ahora estoy sola. —En el hospital dijeron que…—Pedí que mintieran por si alguien preguntaba, no es algo que deba importarle al mundo —replico—. Demasiado tarde, señor Lewis, ahora, le pido por favor que se marche o…Mis palabras se atoran en la garganta cuando siento que todo me da vueltas, mis piernas se tambalean, el aire me falta por un par de segundos y creo que me voy a volver a desmayar, de no ser por un par de brazos fuertes que me sostienen. —¿Se encuentra bien? ¿Qué pasó aquí? —me ayuda a sentarme en una de las orillas de la cama. Me duele el cuerpo, cuando llegué a casa, me encontré con los hombr
BRANDONMientras el chofer maneja y mi abuelo le habla de cosas sin sentido a Megan para mantenerla con la mente relajada, no dejo de observarla, los resultados no mienten, ella, a diferencia de mí, tiene la sangre Lewis corriendo por sus venas, detallo sus rasgos, su cabello rubio y sus ojos grises, es guapa, no lo había notado antes, pero ahora mi atención está en ella. Su cabello, pese a estar húmedo, conserva su ondulado delicado que le llega por debajo de los pechos, mi mente me hace una mala jugada al pensar en sus pechos descubiertos, me golpeo interno, ya que no debería estar pensando en esto cuando somos familia, sangre o no, ella es mi prima, y la de Gabriel también, aunque su lazo sanguíneo es más directo.El abuelo le sigue hablando, ella asiente, niega, sonríe débil, se ve demasiado delgada para mi gusto, debe alimentarse mejor y es algo de lo que el abuelo ya se va a encargar cuando sea necesario, por el momento es mejor ir con calma, aunque parece que el abuelo no enti
NARRADOR OMNISCIENTETodos se quedan atónitos con lo que recién escucharon de Alejandro, Lena se sintió ofendida, acorralada y abofeteada, porque para ella, eso solo significaba una cosa, y era que Alejandro le estuviera declarando la guerra. Era bien sabido que nunca se llevaron bien, ni siquiera cuando Angus estaba en vida. Es como si dos alacranes supieran la clase de veneno que tenían dentro, sus alcances y lo que bien podían llegar a hacer con tal de lograr sus objetivos. Ambos estaban llenos de secretos y estando en el mismo lugar, era como ver a dos titanes a punto de pelear, se toleraban solo por Gabriel y Brandon. —Me parece que escuché mal —es Lena quien rompe el silencio que los envuelve a todos. Gabriel mira con cierta fascinación a la que ahora es su prima, reconoce algunos rasgos de la familia, en especial, de su tía Erika, y acepta en total silencio que en efecto, tanto madre como hija, son como dos gotas de agua. —Creo que has escuchado bien, Lena —espeta Alejandro
BRANDONEl escalofrío que recorrió hace dos horas cuando mi abuelo nos dio la noticia de entregarme la presidencia de la empresa, aún me cala en los huesos, bebo el último trago que me queda y pido uno más a la barman del lugar, la cual me sonríe, pero no le devuelvo el gesto. No estoy de ánimos para hacerlo. Respiro hondo, la chica me trae cinco tragos más, una rodaja de limón y sal, bebo, siempre he sido bueno, un ligero mareo me llega, no lo suficiente como para estar borracho, pero está presente. Sabiendo que Megan Evans, ahora es una Lewis, me siento mal por no haberla ayudado, no estábamos enterados de nada, sin embargo, me siento como la mierda. —¿Bebiendo tan temprano? La voz de mi hermano, hace que de soslayo me dé cuenta cómo se acerca, toma asiento a mi lado, luego pide una ronda de tragos y se afloja la garganta. —Un día horrible, ¿el tuyo qué tal? Termino mi trago. —¿Tú qué crees? —ironizo.Hay un silencio que se ancla entre los dos, por la mirada perdida que pone
MEGANTodo me da vueltas, mi vida ha sido una mentira, aún me cuesta trabajo entender cómo es que siquiera soy parte de esta familia de millonarios, no pienso mal, pero… los resultados que arrojaron las pruebas de sangre, dicen la verdad, lo que es correcto, y es que soy una Lewis, y soy parte de esta familia. Todo lo que me dijo Alejandro, el abuelo y sostén de la familia, retumba en mi cabeza, no he podido dormir, la muerte de a quien considero todavía mi madre, duele. Cierro los ojos con fuerza, los abro con la esperanza de que esto sea una pesadilla, no lo es, me incorporo, la habitación que me han dado se siente tan vacía, pese a lo enorme que es. Tomo una larga bocanada de aire y me pongo de pie, la boca y la garganta la siento seca, camino hasta la puerta, son las dos de la madrugada. Salgo de la habitación y recorro los largos pasillos, llego hasta la habitación, abro la nevera, sacando una jarra de agua fría y me sirvo un vaso. Estoy a nada de beberlo, cuando una voz ronc