Capítulo 115
En la tienda de conveniencia.

Fabiola cogió algunos panes y también compró unas botellas de agua.

Patricia, curiosa, le preguntó: —¿Por qué compras agua también?

En el puesto de barbacoa hay bebidas frías.

Las orejas de Fabiola se enrojecieron de manera antinatural: —Quiero beber agua pura.

Patricia se acercó: —¿La quieres para ti o es para comprarla para Benedicto?

—La quiero para mí, ¿ya está bien? —Fabiola cogió otra botella de agua y luego se giró hacia Patricia. —¿Qué pasa entre tú y Alejandro?

—Ah, no pasa nada entre nosotros —Patricia se sentía un poco culpable, pero la verdad era que no había nada entre ella y Alejandro, ni siquiera sabía por qué se sentía así.

—¿De verdad? —Fabiola la miró fijamente, sus claros ojos no dejaban de observar los ojos zorrunos de Patricia, haciéndola sentir avergonzada.

—Cariño, ¿no te prometí que no lo perseguiría? —dijo Fabiola.

—Si realmente te gusta, no me importa —respondió Fabiola.

Patricia agitó la mano: —Déjalo, su trabajo y su familia est
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