Así que durante ese tiempo, siempre que tenía tiempo libre, ella se encontraba con Alejandro para comer.

Realmente era solo para comer, sin segundas intenciones.

—No es eso.

Alejandro sonrió con elegancia: —¿Entonces, para qué me buscas?

—Fabiola fue insultada en internet —Patricia explicó brevemente lo sucedido. —Benedicto acaba de regresar de un viaje de negocios, le dije que se quedara en casa y pasara tiempo con Fabiola, que no saliera a flirtear.

Para evitar causarle más problemas a Fabiola.

Alejandro preguntó: —¿Cuándo ha salido Benedicto a flirtear?

—No pienses que no lo sé, Fabiola lo vio con sus propios ojos —dijo Patricia con desdén.

Le gustaban los hombres guapos, pero los perseguía uno por uno, nunca jugaba a dos puntas.

—¿Cuándo pasó eso?

¿Cuándo comenzó Benedicto a ser tan descarado?

—Fue la noche en que Fabiola me trajo la cena —dijo. No sabía quién era esa mujer, Fabiola no se lo había dicho. —No tengo tiempo para hablar más, tengo una reunión, pero recuerda, ¡dile que