Capítulo 106
Fabiola, después de asearse, bajó a preparar el desayuno.

Cuando puso los platos en la mesa, aún estaba pensando cómo preguntarle a Benedicto sobre el significado de su comentario de no querer ser amigos, pero al levantar la vista y verlo, olvidó todo.

Él había cambiado a ropa casual, perdiendo el aire de ejecutivo de siempre, pero ganando un toque más cotidiano.

—¿Qué comerás?

Benedicto tiró de la silla para sentarse.

Fabiola rápidamente apartó la mirada, su corazón latiendo fuertemente como si un ciervo lo hubiera golpeado.

Por un momento, pensó que su relación parecía la de una pareja de muchos años.

—Fideos, te serviré.

—Ya voy yo —dijo Benedicto, adelantándose hacia la cocina.

Fabiola se quedó parada, mirándolo servirse los fideos.

Él se movía con destreza, diciendo: —En unos días debemos ir a ver a mi padre.

Fabiola se sorprendió: —¿Tu padre tiene tanta prisa?

El problema de Claudia robando sus diseños probablemente tardaría días en resolverse.

Benedicto se detuvo en su movimient
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