Eloy¿Qué te pasa Eloy? ¡¿Otra vez fuiste a verla?! ¿Por qué te torturas así?Luego de echarla de esa manera, no pude reconciliarme conmigo mismo, una fuerte opresión en el pecho me torturó por mucho, pero mucho tiempo; nunca me había sentido de la forma en que ella me hizo sentir.Cuando llegamos a la cima casi a la par, me dejé llevar por el placer y la lujuria que ella despertaba en mí; provocando que mis colmillos se expusieran por sí solos. Mi mente estaba tan fuera de mí al morderla, que creí que no podría detenerme; el olor y el sabor de su sangre en abundancia eran insoportablemente embriagantes, e hicieron que pierda todo el control de mis sentidos.Fue gracias a su caliente goteo sobre mi frío cuerpo que pude volver en mí; de no haber sido por esa pequeña molestia, tal vez las cosas estarían peor de lo que ya están.No sé de dónde conseguí fuerzas, pero logré separarme y pedirle que se fuera; hice todo por no perder los estribos en su presencia, pero ella no quería escucharm
Eloy—He escuchado leyendas al respecto cuando era niño; mi abuelo nos contaba historias a mi hermana y a mí antes de dormir, las mismas que le contaba su abuelo a él. “Si oyes una canción que no puedes olvidar, no intentes conocer su origen”, era lo que siempre nos decía.Tras decir estas palabras se acercó a nosotros, primero se volvió a acomodar en mi sillón y luego continuó.—El hermano del abuelo de mi abuelo, y otro grupo de vampiros de aquella época, navegaban en busca de nuevas tierras cuando encontraron a unas bellas humanas varadas en un viejo barco. Estaban cantando una canción de despedida cuando dieron con ellas, creían que morirían y por eso trataron de desahogar su dolor con una triste canción; fue esta misma melodía la que atrajo a nuestros ancestros. Tras volver de su viaje ya no eran los mismos, estaban obsesionados con esas jóvenes que dejaron en el muelle antes de regresar a casa.—¿Y entonces? —preguntó mi madre, reduciendo las pausas que mi padre hacía.—Uno a un
EloyMis ojos tardaron poco más de un mes en volver a su color natural, y por todo ese tiempo evité salir de casa bajo esa excusa. No quería que nadie me viera en ese estado y que luego tuviera ideas equivocadas; me mantuve encerrado en ese sótano sin abrir las puertas lo más que pude, e incluso dejé de hacer uso de la electricidad.De haber sido posible me hubiera gustado hibernar, necesitaba analizar mis pensamientos e ideas; ni siquiera salí a ver a mis padres, lo cual creo que les preocupó un poco. Mi madre dejaba comida en la entrada y se iba sin decir ni una palabra, y mi padre ocasionalmente se sentaba en las escaleras e intentaba "consolarme", diciendo cosas como que todo pasará, que lo podré superar, que ya conoceré a mi pareja, etcétera.Yo solo me aferraba a esa vieja camiseta, la que me lanzó la primera vez que la vi, tratando de convencerme de que si ya la pude superar en una ocasión, entonces podría volver a hacerlo cuando quisiese. Pero no sé qué tan duro me pegó reenco
EloyMe lancé sobre él una vez más y lo volví a golpear en el rostro, y luego de sonreír me devolvió el acto. Comenzamos un fuerte enfrentamiento que destrozó toda mi habitación, y tras destruir el sótano seguimos en el patio de mi casa, avanzando golpe a golpe hasta llegar a lo profundo del bosque; gracias a esa larga y cansadora pelea, tuve la oportunidad de soltar todo lo que venía guardando durante esas interminables semanas.Cuando finalmente nos cansamos, nos quedamos recostados sobre unas acolchadas pasturas.—¿Te sientes mejor? —preguntó Tadeo.—Si. Lamento haberte golpeado tan duro.—Eso no es nada, apenas fueron unos rasguños. —se limpió la sangre de una de las comisuras de sus labios y luego continuó— Entonces… ¿Qué sucederá a continuación? ¿Realmente te darás por vencido con ella?—Estoy seguro de que tú también lo notaste. Esa niña es diferente... Si no tengo cuidado las cosas se pueden salir de control.—Ya eres un adulto, tú sabrás lo que es mejor para ti —dijo Tadeo an
IrisTal y como me lo propuse, hice mi mayor esfuerzo por olvidarme de él, y aunque en un principio la idea pareció fácil, cada una de las veinticuatro horas del día eran una tortuosa agonía; el tiempo pasaba más lento de lo normal, más aún cuando tenía que cumplir con mi jornada laboral.Siempre que mi guardia bajaba y sin darme cuenta, me encontraba frente aquella pequeña habitación de la biblioteca, reviviendo una y otra vez esos adictivos recuerdos, de cuando nuestros cuerpos se dieron placer como si se conocieran de toda la vida; cada uno de sus movimientos y sus gestos, los sonidos y el aroma en el ambiente, todo lo que sucedió aquella madrugada se reproducía en mi mente como si lo estuviera viendo en vivo y en directo.Su rostro seguía apareciendo esporádicamente en mi cabeza, desorbitando los pocos momentos de tranquilidad que conseguía, y aumentando mi desesperación por poseerlo. Anhelaba con ansias volver a verlo y tener su cuerpo pegado al mío, y poder sentir su agitada res
IrisSi realmente era Eloy, de seguro volvería a su casa; termino de guardar mis cosas apresuradamente y tomo las llaves de mi auto, a su velocidad jamás lo alcanzaría sin su ayuda, ni aunque presione el pedal hasta el fondo lograría llegar antes que él.—¡Lo mejor será tomar un atajo por el bosque! —susurro para mi misma.En este momento no me importa si infrinjo o no las reglas del campus, subo a mi coche y voy lo más rápido que el motor me permite; ni siquiera presto atención a todo ese lodo que salta frente a mí, solo presiono el botón para encender el limpiaparabrisas y continúo. Pero para mi mala suerte, al llegar a cierto punto del bosque me tengo que detener, un pequeño grupo de árboles caídos me impide el paso y no me queda otra que seguir a pie.Tras avanzar unos cuantos metros finalmente puedo verlo, el sol que apenas va subiendo lo alumbra por la espalda, destellando su dorada luz contra las hebras de su sedosa cabellera negra y el resto de su cuerpo; magnifica su pre
IrisDeseaba con ansias que se detuviera, y que dejara de tratar de terminar con algo que aún no tuvo la oportunidad de empezar.Mi corazón bombea desesperadamente y un nudo bloquea mi garganta; no importa lo mucho que ruegue, en mi interior sé bien que no va a parar. “¡Por favor Eloy!”—Quiero cogerte una y otra vez hasta que me canse, para luego succionar hasta la última gota de tu ser. —vuelve a introducir sus dedos en mi interior con mayor brusquedad, y poco a poco va aplicando mayor presión en mi cuello— Tal vez no lo quieras creer, pero puedo destruirte con enorme placer y gozo… —luego de mantener el silencio por unos segundos continúa— No quiero ser esta clase de monstruo solo por ti. —me suelta y vuelve a poner distancia entre los dos, y con el ceño fruncido sigue hablando— Por eso te ruego que me dejes en paz antes de que ya no pueda controlarme, y acabe con tigo de una vez por todas.Tras sus hirientes palabras, mis lágrimas comienzan a brotar y una oleada de sentimie
IrisManejando por la ruta principal, me esfuerzo por soltar toda esa rabia que tengo acumulada; grito todo lo que se me ocurre mientras el viento golpea mi cara. Si alguien me viera en este momento, definitivamente creería que estoy demente.¡¡¡¿Cómo pudo pasarte esto a ti Iris?!!! ¡¡¡¿Cómo pudiste caer tan bajo?!!!Hay un dolor que me pulsa desde lo más profundo de mi estómago, tengo tantos insultos que quiero expresar por culpa de esos dos patanes, que mis palabras ya no pueden salir, se quedan atoradas en mi garganta. Mi orgullo está por los suelos gracias a Eloy, y mi corazón aún no se recupera del susto que me dio la basura de Tadeo; entre los dos ya no sé quién me lastimó más, si Eloy que pisó mi autoestima y mi corazón, o el imbécil que llegué a considerar una especie de amigo.Entre pensamiento y pensamiento finalmente llego a casa, o mejor dicho a la casa de Mirta, incluso ese detalle me está molestando; me duele no poder ir a un lugar al que pueda llamar hogar, nunca ha