Mis cariñitoooos, ando sufriendo, porque el tiempo no me ha dado para los 3 caps diarios como venía. Es que me abierto un café y bueno, me toca ser: mesera. cajera. barista, administradora jeje y a veces ando corriendo, pero no las olvido!!! El apoyo de ustedes lo es todo!
NicklausLa sorpresa me golpea casi con tanta fuerza como lo hace la necesidad y el deseo cuando siento los labios de Penelope presionando sobre los mios.Sin embargo, nada de eso me impide llevar mis manos hasta sus muslos y tomarla en peso, mis labios profundizando el beso, mi lengua apoderándose de la suya y en el instante en que ella me rodea con las piernas y un gemido escapa de sus labios siento que pierdo toda la paciencia que he estado acumulando.Sin embargo, esta vez tengo que hacer las cosas bien. Así que con todo el dolor de mi alma me separo de ella y busco su mirada. Sus hermosos ojos aguamarina están brillantes de deseo y sus mejillas se han sonrojado.—Peaches, aunque me encanta a dónde está yendo esto, necesito saber si es lo que quieres en realidad, si estás bien conmigo.Ella me mira con tanta intensidad que las ganas de besarla y unirme a ella en todos los aspectos me está enloqueciendo, en especial cuando se inclina hacia mi y roza nuestros labios.—Estoy asustada—
NatashaCamino de un lado a otro en la oscuridad de mi habitación, el sonido de mis pasos resonando en el suelo de madera. Cada vez que paso frente a la ventana, mis ojos se dirigen automáticamente hacia el patio, donde Nicklaus entrena con Penelope. La risa de esa bruja resuena en el aire, una melodía que se clava en mis oídos como una aguja envenenada, amplificando mi rabia y desesperación. ¿Cómo puede ser feliz con esa niñata? Cada vez que los veo juntos, siento que la ira burbujea en mi interior, un volcán a punto de estallar.Debo admitir que no pensé que Nicklaus pudiera superarme. Él era total y absolutamente debato a mi y ahora resulta que babea por una chiquilla que además de todo ¡Es fea!Golpeo la mesita de noche, haciendo que algunos papeles caigan al suelo. Necesito pensar, necesito un plan, pero todo se desmorona. Siento que el tiempo se me escapa entre los dedos como arena.En el instante en que lo vi llegar a la manada me puse en contacto con Frederick, él y yo aunque
NicklausCada vez que mis ojos se posan en la marca en el cuello de Penelope, un fuego primitivo se enciende en mi interior. La veo ahora, el sol de la mañana iluminando su piel, y mis manos se cierran en puños, luchando contra el impulso de llevarla de vuelta a nuestra habitación y reclamarla de nuevo.Ella me pertenece, y esa marca es un recordatorio constante de que la he hecho mía. Sin embargo, también es un recordatorio de la responsabilidad que conlleva: protegerla, cuidarla. Mi lobo gruñe, satisfecho y deseoso, pero una parte más racional de mí sabe que no podemos quedarnos encerrados en este ciclo de deseo.—Nick, si sigues viendome así, no vamos a solucionar nada. —La voz de Penelope, que se escucha igual de afectada de como estoy yo, corta mis pensamientos.Sus ojos brillan con una mezcla de desafío y diversión, y no puedo evitar sentir una ola de orgullo por su valentía.—Tienes razón. —Mis palabras salen como un gruñido, y la atrapo en un beso feroz antes de apartarme con
PenelopeNo soy una fan de usar a las personas para mi beneficio, mucho menos cuándo esas personas no han sido más que amables conmigo, como es el caso de Marcus, pero ahora mismo no tengo alternativa.Sé que es necesario. Necesito entender qué está pasando aquí, y cómo Natasha encaja en todo esto.Encuentro a Marcus, de pie junto a un tronco caído, su expresión seria pero su postura relajada. Me esfuerzo por parecer casual mientras me acerco a él.—Hola, Marcus. —Saludo con una sonrisa forzada, no porque él me degrade sino por lo que debo hacer—. ¿Cómo va todo?Él me mira con una ligera inclinación de cabeza, sus ojos evaluándome.—Va bien, Penelope. ¿Y tú? —Su tono es cortés pero algo distante. Me imagino por lo sucedido con Nick.Tomo asiento en un tronco frente a él, tratando de parecer relajada mientras la culpa se enrosca en mi estómago. Necesito respuestas, pero me siento como si estuviera traicionando su confianza.—Todo bien, gracias. —Respondo, forzando una sonrisa—. Solo al
PenelopePor un momento pienso que he debido escuchar mal a Lila cuándo dijo “Magia Negra.” Sin embargo, en el instante en que escucho como Nick deja salir una maldición y tira de mi cuerpo hacia el suyo en un abrazo protector, sé que he escuchado bien. Sin embargo, todo sigue siendo muy confuso.—No lo entiendo, ¿por qué una hechicera nos enviaría esa cosa? Y principalmente, ¿por qué le pediría que te atacara a ti? Porque tenemos claro que tú eras la presa —le digo a Lila.Al decir esto, escucho el gruñido enojado que sale de Blake, quién, desde que llegó cargando un asustado Micka, no ha dejado de mirar a la hechicera, como si quisiera asegurarse de que no le falta un solo cabello en la cabeza. Lo que me parece lindo, pero creo que mi amiga tiene ganas de estrangularlo.—Esto no ha sido obra de un hechicero —dice Lila, cortando mis pensamientos.—¿Qué? Pero entonces, ¿hay más clanes que pueden hacer magia? No entiendo.Esta vez el que me contesta es Nicklaus.—No necesitas ser un hec
NatashaLa rabia me consume mientras camino de un lado a otro en mi habitación. La misión de hoy era crucial y fallé. Desde el momento en que vi a la mosca muerta de Penelope hablando con la hechicera supe que me traería problemas, pero no pensé que Lila fuera tan estúpida como para abrir la boca.Sin embargo, el acercamiento de Nick y la constante vigilancia de Blake hacen saber que algo ha dicho.Pero eso no quita que intentar acabar con Lila fue un error, un gran error, porque no solo no murió, sino que ahora puede que Nicklaus y su mujercita s vayan. Pero no puedo darme el lujo de fallar otra vez. He estado manejando con magia negra a varias bestias, bestias que antes fueron lobos desertores, usándolas a mi antojo como espías , especialmente para seguir a la mosca muerta. Hoy, mi objetivo era Lila, pero debido al inminente fracaso tengo que cambiar los planes.Las cosas no salieron como esperaba. Nick llegó a tiempo para salvarla, y ahora debo actuar con rapidez. Tomo una bocanad
NicklausUna reunión improvisada casi a medianoche nunca es buen augurio, y el hecho de que Blake también haya recibido el mensaje solo hace que el mal presentimiento que siento sea mayor.—Esto no me gusta—le digo a Blake a mi lado y este deja salir un bufido hastiado.—¿Qué parte? La de la bestia endemoniada o la en donde nos citan a una reunión misteriosa a medianoche? Porque te puedo decir que a mi no me ha gustado nada desde que llegamos.Lo único que puedo hacer es gruñir en acuerdo, porque lo cierto es que nada en esta manada se parece a lo que recuerdo de hace màs de diez años cuàndo explotó la guerra y decidí dar aviso a Marcus para evitar que mi padre lo masacraran a él y a su gente.—Olvidémonos de averiguar lo que pasa aquí, mañana mismo cogemos nuestras cosas y nos largamos de aquí.—le digo, justo cuando llegamos a la pequeña cabaña fuera de la mansión, que tengo entendido que se usa para las reuniones del consejo de lobos de acá.Sin embargo, puedo notar que algo no está
PenelopeDespierto desorientada, con un dolor de cabeza tan intenso que me hace querer gritar. Todo mi cuerpo pesa como si estuviera hecho de plomo, y cada intento de moverme resulta en un esfuerzo inútil. El dolor de cabeza es lo único en lo que puedo pensar mientras hago un esfuerzo por abrir los ojos. Siento que tengo todo el cuerpo pesado y solo intentar recordar qué es lo que pasó hace que mi cerebro grita en protesta, lo cuál solo empeora mi preocupación.Finalmente abro los ojos, pero todo es borroso y oscuro. Siento la boca seca, como si no hubiera bebido agua en días.—Nick... —murmuro con voz rasposa, apenas un susurro.No hay respuesta, y la angustia empieza a apoderarse de mí. Me esfuerzo por levantar la cabeza, pero el dolor me atraviesa como un relámpago. Cada respiración es un tormento. Llamo a Nicklaus otra vez, con un poco más de fuerza esta vez, pero sigo sin obtener respuesta. El miedo comienza a invadirme.Con gran esfuerzo, logro abrir los ojos del todo. Pero lo q