Hola, hola mis cariñitos!! buenos días, les dejo el primer capítulo del día. Muchas gracias por leer!!
PenelopeEl impacto de las palabras de Lila me deja sin aliento. Embarazada, ella acaba de decir que estoy embarazada, un hijo de Nicklaus y mío. Un hijo en medio de una guerra que está por desatarse. Y peor aún, ella sabe sobre mi magia. La confusión y el miedo se arremolinan dentro de mí, mezclándose con una sensación de vulnerabilidad que me sobrepasa.—¿Embarazada? —repito, mi voz quebrada por la incredulidad—. No, no puede ser. Tiene que haber un error.Mi mente se llena de negación, aunque en el fondo una parte de mí sabía que algo había cambiado desde el celo. Mi magia ha estado más activa últimamente, y ahora entiendo por qué. Puede que el bebé sea la razón. La conexión con la vida dentro de mí, la amplificación de mi poder, todo empieza a tener sentido. Pero la revelación de que Lila sabe sobre mi magia me aterra más que cualquier otra cosa.Intento recomponerme, luchando por ocultar el pánico que se agita en mi interior. Necesito mantener esto en secreto. Ahora más que nunc
NicklausHaberme levantado temprano hoy despupes de todo lo que hice con Penelope en la noche ha sido una mierd4.Por eso ahora me encuentro impaciente en el comedor junto a Blake y Samuel, mis ojos fijos en la entrada esperando a que Peaches haga su aparición, ella no suele despertarse tarde. Sin embargo los minutos siguen pasando y ella no llega.Blake me lanza una mirada desde su lado de la mesa y se que está trando de decirme que Penelope debería haber llegado ya, mi unica calma es que Micka tampoco ha parecido, lo que quiere decir que están juntos, esos dos son inseparables.Pero no puedo evitar que cada minuto que pasa me pone más nervioso, una extraña inquietud que no puedo sacudir.Entonces todo empeora cuando Micka aparece solo, corriendo hacia mí con una sonrisa despreocupada.—¿Dónde está Penny, cachorro? —le pregunto, frunciendo el ceño.El niño parpadea un poco al escuchar la pregunta y frunce el ceño antes de señalar hacia la puerta detrás de él.—Dijo que iba a tomar a
PenelopeCamino sin rumbo por la manada, mi mente un torbellino de emociones contradictorias. La rabia y la tristeza luchan en mi interior, y mis pasos me llevan inconscientemente al lugar donde Nick y yo estuvimos hace unos días, donde todo parecía estar en calma.Al llegar, el recuerdo de nuestra conversación, de la paz que sentí en sus brazos, se estrella contra la realidad de lo que acaba de suceder. No puedo contener más mis emociones y me dejo caer en la hierba, abrazando mi vientre mientras las lágrimas corren por mis mejillas.Me siento tan perdida. ¿Cómo he llegado a esto? A un lugar donde la persona que amo duda de mí tan fácilmente. Me abrazo el vientre con fuerza, la realidad del bebé que llevo dentro pesando sobre mí como una carga invisible. No se lo he dicho a Nick, y ahora me pregunto si debería hacerlo. ¿Cómo puedo confiar en él con esta noticia cuando ha mostrado tan poca fe en mí hoy?Los sollozos sacuden mi cuerpo mientras me debato internamente. ¿Debo contárselo ah
NicklausCamino de un lado a otro en el comedor, sintiendo cómo la desesperación se apodera de mí. Penelope no está por ningún lado y cada minuto que pasa sin verla, el peso en mi pecho se hace más insoportable. Me siento como un completo idiota después de todo lo que sucedió. No puedo sacarme de la cabeza la mirada herida en su rostro cuando la acusé sin siquiera escucharla.He terminado contándole todo a Blake porque necesito desahogarme con alguien. Mi amigo me mira con el ceño fruncido, su expresión una mezcla de desaprobación y preocupación.—¿Qué pasa? —pregunto, cansandome de sus caras.Él me mira cauteloso y se encoge de hombros como su quisiera restarle importancia a lo que sea que va a decirme.—No has pensando que tal vez Natasha no es tan buena e inocente como crees.Sus palabras me hacen fruncir el ceño, una mezcla de confusión y rabia comenzando a formarse en mi interior.—¿Qué tiene que ver Natasha con todo esto? Estamos hablando de Penelope—le pregunto, mi voz cargada d
PenelopeCamino rápidamente hacia la enfermería, mi mente dando vueltas con un torbellino de pensamientos. Necesito encontrar una manera de ocultar mi embarazo. No puedo dejar que Nicklaus lo sepa aún, no después de todo lo que ha sucedido. Aún no estoy segura de lo que siente por mí, y temo que él prefiera a Natasha. La sola idea me causa una punzada de dolor en el pecho.Entro a la enfermería y busco a Lila. La veo al fondo, mezclando algunas hierbas, su expresión concentrada. Me acerco a ella, sintiendo un nudo en el estómago.—Lila, ¿puedo hablar contigo un momento? —le digo, mi voz apenas un susurro.Lila levanta la mirada, sorpresa cruzando su rostro, pero asiente y deja lo que está haciendo.—Claro, Penelope. ¿Qué necesitas?Tomo una respiración profunda, tratando de calmarme.—Necesito saber si hay alguna forma de ocultar el aroma de mi... —hago una pausa, buscando las palabras adecuadas—, de mi embarazo. No quiero que Nicklaus lo sepa todavía.Los ojos de Lila se agrandan lige
NicklausPeaches no me lo pone fácil. Y no la culpo. Después de lo que hice, de cómo la traté, tiene todo el derecho a estar enojada.Salgo de la habitación en silencio, sin despertarla. Necesito un plan, y tengo que empezar por ganarme su perdón. Pero más que eso, debo entender qué demonios está pasando con Natasha y ese maldito alfa.La cocina está vacía cuando bajo, el silencio pesado y frío. Me pongo manos a la obra, preparando su desayuno favorito: panqueques con fresas. La concentración en la cocina me ayuda a despejar la cabeza, aunque cada pensamiento vuelve a Penelope. Los recuerdos de su mirada, su voz cuando me decía que no le interesaban mis promesas, sólo los hechos… Quema como ácido.Mientras los panqueques se doran en la sartén, escucho pasos detrás de mí. Es Blake, claro. —¿Qué estás haciendo tan temprano? —pregunta, su voz aún ronca por el sueño.—Preparando el desayuno para Peaches. —Mi tono es seco, pero Blake sabe que estoy tratando.—¿Otra vez panqueques? Vas a t
PenelopeNo puedo mentir, la verdad es que tener a Nicklaus esforzándose por demostrar que le importo me ha derretido un poco.Mientras camino hacia la cabaña de Lila, una sonrisa radiante se dibuja en mi rostro. Nicklaus ha estado haciendo esfuerzos visibles para ganarse mi perdón, y aunque no se lo he dicho, mi corazón ya ha cedido por completo ante él. Mis pasos son ligeros y mi mente está llena de recuerdos de la mañana: su cuidado, sus palabras, la sensación de su toque. La brisa fresca acaricia mi piel, y siento que todo mi ser vibra con una emoción nueva, una alegría que no puedo ocultar.Llego a la cabaña, aún sumida en mis pensamientos, y empujo la puerta con un aire de anticipación. Lila me recibe con una ceja levantada, su mirada perspicaz clavándose en mí.—¿A qué se debe tanta alegría, Penelope? —pregunta, con una sonrisa que no puede disimular.Intento encogerme de hombros con indiferencia, pero no logro ocultar la felicidad que emana de mí. La sonrisa se ensancha en mis
NicklausLa sorpresa me golpea casi con tanta fuerza como lo hace la necesidad y el deseo cuando siento los labios de Penelope presionando sobre los mios.Sin embargo, nada de eso me impide llevar mis manos hasta sus muslos y tomarla en peso, mis labios profundizando el beso, mi lengua apoderándose de la suya y en el instante en que ella me rodea con las piernas y un gemido escapa de sus labios siento que pierdo toda la paciencia que he estado acumulando.Sin embargo, esta vez tengo que hacer las cosas bien. Así que con todo el dolor de mi alma me separo de ella y busco su mirada. Sus hermosos ojos aguamarina están brillantes de deseo y sus mejillas se han sonrojado.—Peaches, aunque me encanta a dónde está yendo esto, necesito saber si es lo que quieres en realidad, si estás bien conmigo.Ella me mira con tanta intensidad que las ganas de besarla y unirme a ella en todos los aspectos me está enloqueciendo, en especial cuando se inclina hacia mi y roza nuestros labios.—Estoy asustada—