Uno más carñitoooos!!! Besoooos
PenelopeEstoy sentada en la parte trasera del auto, con Nick a mi lado, mientras Blake maneja y Bruno ocupa el asiento del copiloto. El paisaje a través de la ventana se desliza rápidamente, pero mi mente está lejos de aquí, atrapada en la prueba que acabo de superar. La luz, la barrera, esa otra versión de mí misma… todo sigue dando vueltas en mi cabeza. Me siento abrumada, pero también aliviada. Estoy viva. Lo logré. Pero, ¿qué significaba todo eso?Nick me observa de reojo, y siento su preocupación a través del vínculo que compartimos. Desde que salimos de la cueva, he estado envuelta en mis pensamientos, con las ganas crecientes de ver a mis hijos. Quiero sentirlos entre mis brazos, asegurarme de que están bien, que están a salvo. Después de todo lo que hemos pasado, eso es lo único que importa ahora.«¿Estás bien?» La voz de Nick resuena en mi mente a través del vínculo mental que compartimos, suave pero cargada de preocupación.No puedo evitar sonreír levemente, a pesar del to
Penelope.Finalmente nos hemos reunido para contarle a Tarkin todo lo ocurrido en la última semana.La sala está tranquila, pero la tensión en el aire es palpable. Tarkin camina de un lado a otro, su expresión endurecida mientras escucha con atención lo que Nick le cuenta sobre el viaje. Me acomodo en el sillón, observando cómo su ceño se frunce cada vez más. Es comprensible; después de todo, no es fácil procesar todo lo que hemos pasado en los últimos días.Sin embargo, cuando llegamos a la parte en dónde Bruno es atacado por una bestia desconocida, todo el rostro del alfa palidece, antes de mirar a su hermano.No hay ser brujo para saber que el menor no le dijo nada.—¿ Bruno? —pregunta de repente, deteniéndose frente a su hermano.Bruno levanta una mano, intentando calmar la preocupación en los ojos de Tarkin.—Estoy bien, Tark —dice con una sonrisa suave, aunque su voz revela rastros de cansancio—. Solo fue un rasguño.No fue solo un rasguño, todos lo sabemos. Lo que ocurrió en ese
NicklausEl aire en la sala es denso, cada uno de nosotros está procesando lo que acaba de decir Penelope. Otro anillo... La idea me incomoda, pero al mismo tiempo no puedo evitar sentir curiosidad. Sin embargo, mi mayor preocupación ahora no es el anillo en sí, sino lo que significa para Penny.Verla aquí, tan segura de que ella podría ser el arma... no puedo evitar que los recuerdos de la guerra de hace dos años se agolpen en mi mente. La diosa me dijo lo mismo entonces, que ella sería la clave para terminar con todo, y en lugar de salvarla, la perdí.Respiro profundo, tratando de no dejar que esas emociones me dominen ahora. Pero el miedo está ahí, en cada fibra de mi ser.Blake es el primero en romper el silencio.—¿Otro anillo? —pregunta, claramente sorprendido.Penelope asiente con lentitud, sus ojos fijos en el anillo que ahora sostiene Tarkin.—Sí, parece que este anillo está incompleto. El diseño no está terminado. Tal vez, si encontramos el otro, podamos desbloquear su verdad
PenelopeEl eco de nuestros pasos resuena en el oscuro pasillo de piedra mientras nos dirigimos a la celda del prisionero. Cada vez que me acerco a esta zona, siento un nudo en el estómago, una mezcla de nervios y anticipación. No puedo dejar de pensar en lo que estamos por descubrir... o en lo que aún permanece oculto.Nick camina a mi lado, su cuerpo tenso, y puedo sentir su preocupación, aunque trata de ocultarla detrás de una fachada de liderazgo. Blake y Tarkin están justo detrás de nosotros, susurros apenas audibles entre ellos mientras discuten las posibles preguntas que le haremos al prisionero.—¿Crees que funcionará otra vez? —me pregunta Nick en voz baja, sin apartar la mirada del frente.Lo miro por un segundo, buscando las palabras correctas. He realizado el hechizo antes, y aunque ha funcionado, el prisionero es fuerte, ha sido entrenado para resistir.—No lo sé —admito—, pero si hay algo que él sabe del anillo, lo descubriremos hoy.Nick asiente, pero no dice nada más.
Penelope La visión de la diosa llega como una ráfaga de aire helado, interrumpiendo el silencio que nos rodea tras el interrogatorio.Su presencia inunda mi mente, y siento a Nick a mi lado, aunque no lo veo. Es una sensación familiar, como si estuviéramos conectados de nuevo, igual que antes.l prisionero sigue encadenado, jadeando por el esfuerzo, pero tanto Nick como yo nos encontramos en otro lugar, en otra dimensión. La luz blanca y plateada nos envuelve, y ahí, en medio de ese campo onírico, está ella: la diosa Luna.Su presencia es imponente, pero al mismo tiempo tranquilizadora. Su energía es casi palpable, como una suave corriente de aire que me rodea, llenándome de calma y al mismo tiempo de un profundo respeto. Miro a Nick de reojo; sé que él también la siente, aunque su expresión sigue siendo seria y controlada.—Bueno, esto ha sido más pronto de lo que creí—dice Nick y yo le lanzo una mirada para que controle su tono.Ahora mismo lo último que queremos es tener a la dio
NickalusLos alfas han llegado.El salón donde estamos reunidos está lleno de una energía palpable, una mezcla de tensión y fuerza que solo puede darse cuando tantos alfas se encuentran en el mismo lugar. Las paredes de piedra de la fortaleza vibran con las voces profundas y decididas de los líderes de las manadas, sus miradas fijas en mí y en Tarkin mientras exponemos el plan.—Hemos interrogado al prisionero —comienzo, mi voz resonando en el salón—. Y aunque no lo tiene todo claro, nos ha dado una ubicación: el escondite de los hechiceros oscuros.Tarkin asiente a mi lado, su rostro más serio que nunca. Sé que está pensando en Sofía, en lo que significará encontrarla, pero también en lo que podríamos descubrir en ese lugar maldito.—No solo eso —añade Tarkin, tomando la palabra—. Tenemos una herramienta, un anillo, que puede detener su avance. Pero necesitamos la otra mitad para que funcione por completo.Los ojos de los alfas se entrecierran con atención. Roderick, el alfa de la ma
Estoy de pie en una pradera bañada por la luz del amanecer. El aire es cálido, lleno de una paz que parece envolverme como una manta suave. Pero algo en el ambiente se siente mal. Instintivamente, llevo la mano al pecho, como si algo estuviera faltando, algo importante.—Margaret, te he estado buscando.Me doy la vuelta al escuchar esa voz conocida, y ahí está ella, Sofía. Sus ojos son serios, más oscuros de lo que recordaba, y aunque me habla como si me conociera de toda la vida, algo en mi interior se agita. ¿Margaret? Mi mente tarda un segundo en procesar lo que ha dicho. No soy Penelope. Soy... Margaret. Lo sé con una certeza que me atraviesa como un rayo, pero no tengo tiempo para preguntarme por qué o cómo.—¿Qué sucede? —pregunto, mi voz suave, pero decidida.Sofía se acerca, su rostro marcado por una preocupación profunda. —Siento que algo se avecina, algo oscuro —dice en voz baja, como si tuviera miedo de que el viento nos escuche—. Viene del este. He tenido visiones.Mi coraz
NicklausEl aire es denso y pesado mientras avanzamos por los terrenos de Tarkin. Mis pensamientos están enfocados en la visión de Penelope y en el plan que trazamos. Todos estamos alerta, con los sentidos agudizados, esperando cualquier señal de peligro. El paisaje es salvaje y sombrío, las dunas parecen interminables mientras brillan bajo la luz, creando sombras alargadas a nuestro alrededor. Es una sensación opresiva, como si estuviéramos siendo observados desde todos los ángulos. No me gusta.Miro a Penelope, quien camina a mi lado. Aunque está concentrada, puedo ver la tensión en su mandíbula, la misma tensión que siento en mi propio cuerpo. Ella trata de disimular, pero después de lo que vio en su sueño, sé que todo esto la está afectando más de lo que quiere admitir. No le digo nada; ahora no es el momento de hablar, no cuando cada paso que damos puede llevarnos más cerca de los hechiceros que buscamos... o de algo peor.—¿Escucharon eso? —pregunta Blake, deteniéndose de golpe