ARIEL
Por más intentos que hago de hablar con Preppy, no escucha razones, no entiende nada, siento que poco a poco la magia se acaba, pero estaba tan empeñado en saber la verdad que tuve que soltarle que cuando fui a Londres, me encontré con la sorpresa de que tenía un medio hermano por parte de mi madre, la cual al parecer está viva pero perdida, todo lo que yo creí, lo que yo me inventé y que mi padre creó, todo acerca de que se fue con otro hombre, o que murió, era mentira. La muy maldita solo tuvo otro hijo y lo abandonó a su suerte como a mi, según las palabras de mi abuela nadie ha querido adoptarlo porque suele ser un poco raro, sádico es la palabra correcta y no sé por qué.
Lo visité un par de veces y nos conocimos, le conté toda la verdad y tras una prueba de ADN confirmé que compartíamos la misma sangr
—Porque de ahora en adelante no probaré comida que no sea hecha por ti, mi esposa —rodea mi cintura y toma el tarron de helado de chocolate—. Ariel, todo lo que hay aquí es tuyo. Si no te gusta esta casa te compro otra, si no quieres personal de putas como las que atienden, contrata a quien quieras, menos a hombres —hace una mueca y se ve tan tierno, que me cuesta trabajo entender que sea un asesino y que el mundo le tema—. Porque lo digo en serio, al único que... Lo callo con un beso, Preppy no tiene porque preocuparse, ya que es el único que existe en mi vida, es mi corazón. —Nadie —le doy un reguero de besos por el rostro, en las mejillas, la nariz, los labios—. Solo tu y lo sabes bien. Nuestros ojos se conectan y me sube a la encimera de la cocina para otra ronda.
PREPPY No dejo de mirar con odio al pendejo que está frente a mi, y él no deja de mirarme como si nos conociéramos de años, por lo que sabía este era el pendejo que iba a ser el jefe de Ariel, lo cual estaba descartado, ya que él no tenía claro que por más intentos que hiciera, no trabajaría para su estúpido bar o lo que sea. —Siento la demora —llega Ariel y quiero asesinarla por ponerse esos malditos shorts cortos que muestran sus piernas y se ajustan a su trasero. —No te preocupes —le habla con tanta propiedad el hijo de perra, que en serio estoy haciendo un enorme esfuerzo por no asesinarlo por mirarle las tetas disimuladamente. Ariel le da una taza de café y regresa a mi lado, intenta sentarse junto, mis ojos
Paso las siguientes dos horas penetrándola, no me canso de ella, es deliciosa, y me corro dentro de su coño las veces necesarias hasta que aprenda que solo a mi puede admirarme. Para cuando llega la tarde, la tengo dormida a mi lado, completamente desnuda, solo la sábana roja cubre su desnudez, es tan sexy que comienzo a creer que me he vuelto una clase de adicto sexual por ella. Mi teléfono móvil suena y respondo al ver que se trata de Enzo. —Que pasa —respondo pasando una mano por su espalda, ella medio se despierta y me abraza descansando su cabeza en mi pecho, despertando una explosión de emociones intensas. —Solo para recordarte que la reunión es a las nueve —me dice y al fondo escucho los gritos de los trillizos y la risa de mi pequeña Ema.
No espero su respuesta, solo beso, lamo, succiono su coño y dejo que me alimente, ella gime con los movimientos de mi lengua, y es que sus jugos saben a miel, me la como completa, la masturbo y ocasiono que se corra más de tres veces hasta dejarla agotada sobre mi cama. Para cuando termino con ella, le doy su espacio y me desaparezco, tenía el tiempo suficiente, por lo que voy a mi despacho y abro mi laptop, coloco la contraseña y busco al tal Logan Bristol, la información me aparece fácil, empresario, sin esposa e hijos, nuevo millonario, acciones petroleras como yo, dueño de varios hoteles como yo en las mismas regiones... Busco y me da mala espina lo que encuentro, porque hotel que tengo, hotel que él tiene junto, como si me estuviera haciendo competencia el hijo de perra. Esa es la información que aparece, pero ahora investigaré lo que oculta, comienzo a hacer mi magia y me pa
ARIEL —Damián —le doy un codazo para que salga del trance en el que se mete en cuanto ve a Logan. Gira y me fulmina con la mirada. —¿Por qué me miras así? —Nada, solo estaba soñando despierto. Enzo nos presenta y le avienta una mirada extraña a Preppy, el ambiente comienza a sentirse hostil y abrumador, en especial porque Logan no deja de mirarme. —Les presento a Logan Bristol y a su hermana Marian —anuncia Enzo y me parece extraño que sean hermanos, en especial porque no se parecen en nada. —Es un placer conocerlos —Logan aparta sus ojos de mi y me ig
La noche transcurrió lo más normal posible, Preppy no dejaba de tocarme las piernas por debajo de la mesa, y Marian no apartaba la mirada de mi, al igual que lo hacía Logan. Enzo trató en todo momento de mandarle con disimulo miradas cargadas de severas advertencia, pero tal y como lo sabíamos todos los que lo conocíamos, le importaba una m****a. Para la llegada del postre, por fin Enzo cambió el rumbo de la conversación, y ahora se hablaba de los hijos. Un tema que tampoco le importaba a Preppy. —¿Cuántos hijos tienes, Enzo Brzezinski? —le preguntó uno de sus socios. —Cuatro —respondió el mejor amigo de Preppy, a pecho hinchado de orgullo—. Trillizos y una niña. —Debe ser tedioso el hecho de tener que cuidarte las espaldas
PREPPY Joder, joder y más joder, ver a Ariel en acción, quemándole el cabello a la puta que intenta parecerse a ella, hizo que mi verga se levantara y proclamara su coño y su culo, porque sí, no era tan imbécil como para no ver que le gusto a la puta y que me desea, anhela que mi verga la penetre, pero no, yo soy hombre de una sola mujer, y yo, el gran Preppy, solo se enamora una vez en la vida, y ahora estábamos en la sala de estar, teniendo a mi mujer a mi lado, con los brazos cruzados, esperando a largarnos. Los demás socios se habían marchado y solo quedaban el pendejo que se come a mí esposa con la mirada, y la puta con el cabello chamuscado que no dejaba de llorar, de ver a Ariel como un maldito bicho que merecía ser aplastado, y al mismo tiempo me aventaba una mirada acusatoria.
Ella me mira en silencio, se cruza de brazos y eso hace que sus tetas se alcen y que mis ojos no puedan evitar fijarse en ellas, es una distracción que usa y caigo como un pendejo, sabe lo mucho que me enloquecen y lo ansioso que siempre estoy por chupárselas y succionarle los pezones. —Le ayudé con la corbata, eso es todo —confiesa y la sangre me hierve. —Habérmelo dicho antes, entonces le hubiera ayudado a la perra con su lengua, parecía que le dolía —prieto los puños, pelear con ella no me apetece, pero se ha vuelto una puta necesidad en mi vida, que temo que alguien me la quiera quitar a la mala. Porque soy un hijo de puta que en cualquier momento la va a cagar, lo sé. Ambos nos miramos fijamente, está enfadada y yo igual, per