PREPPY
Hay algunas cosas que se tienen que postergar, eso es lo que he aprendido en estas últimas horas, poco a poco abro los ojos y cuando lo hago, un gris intenso es lo primero que veo, he dormido con mi hijo desde que llegó, sus heridas se han curado, algunas ya comienzan a desvanecerse pero otras se quedarán ahí, tenso la mandíbula y es su sonrisa la que hace que se me olvide todo por un par de segundos, está despierto.
Siempre es lo mismo, dormimos juntos, espero a que él lo haga primero, velo su sueño un par de horas hasta que lo hago yo, y cuando despierto él ya me está mirando, como si llevara horas viéndome dormir.
—Eres muy madrugador y creo que eso no lo has sacado de mi —le doy un beso en su regordeta mejilla y este hace ruidos de bebé.
<PREPPYLos sonidos que intentan brotar de la garganta de mi victima hacen que una sonrisa se dibuje en mi rostro, el sótano de Enzo me resulta amplio, cambiar de lugar constantemente es algo me harta, quiero que mi hijo crezca en mi hogar al lado de su madre. Y es por eso que entre más rápido acabe con esto mejor.Me he quitado la camisa y mi torsodesnudose siente ardiente, mis ojos recorren cada una de los instrumentos de tortura que descansan en orden sobre la mesa de madera colocada estratégicamente a uno de los costados de la habitación oscura, como la llamo yo.Lany intenta gritar de nuevo y me estresa tanta insolencia, la tengo amarrada sobre una
ARIELPara cuando abro los ojos, me sobresalto al ver a Duncan acostado a mi lado, mis ojos se anclan en los de él y me asquea tanto, que tengo que incorporarme para poner toda distancia entre ambos. Intento pararme pero él me toma del brazo y me obliga a volver a lacama,subiéndose encima de mí.—¿Vienes a tomarme a la fuerza otra vez? —pregunto sin ánimo.—No —comienza a besar mi cuello—. La próxima vez que te haga mía, lo suplicarás, por el contrario, vengo a darte una noticia.—¿Tiene que ver con que me pusieras a Cayetana para vigilarme hasta cuándo orino? —me remuevo inquieta.
ALESKAHay cosas que dentro de la mafia se ocultan, cosas oscuras, cosas que no se deben mostrar al mundo y permanecen dentro de las reglas de un clan, mi nombre es Aleska Volkovich, hija de amazonas y bárbaros, dentro de la mafia roja, clan del que me desterraron los Ivanov al derrocar a mi padre, el antiguo Boss, pero bajo sucios juegos, sucios actos como los que ellos suelen hacer.Cuando llegué a San Francisco cometí el error de acostarme con un imbécil, quedé embarazada e idiotamente pensé que podría jugar a tener la vida de cualquier mujer sin responsabilidades dentro del mundo de la mafia. Y así fue durante un tiempo, nació mi hijo y volví a embarazarme después de años, pero toda felicidad tiene sus límites, y eso fue cuando un día me capturaron, el imbécil padre de mis hijos me vendió a la mafia rusa cua
ARIEL El dolor que siento en mipechono me abandona, algo me da mala espina o mejor dicho hay algo que me preocupa, a mi mente viene Preppy y comienzo a removerme inquieta sobre mi asiento, hace dos horas que partimos en el avión privado de Duncan rumbo a Rusia, no ha mencionado más palabras, ha decidido sentarse hasta el fondo en un área cerrada con Arya Watson, su amante, no me molesta, de hecho se lo agradezco porque suficiente tengo con soportarlo cada que quiere abusar de mí o entablar algún absurdo tema de conversación, como para también tener que verle la cara cuando en mis pensamientos está un único hombre, y ese es Preppy.—No esté molesta señorita —habla Cayetana clavando sus oscuros ojos sobre
PREPPYEl hombro me arde, pero doblego el dolor ante mi sed por derramar la sangre de Duncan y de Purgatorio. Dejarme atrapar para poder entrar a la fortaleza de los Rusos, fue solo un plus de último momento. La herida de bala no es preocupante y tampoco mortal, y mientras permanezco esposado en uno de los asientos del avión que está a punto de aterrizar en la fortaleza de los Ivanov, escucho atento las pláticas de estos imbéciles que se creen superiores al creer que no sé hablar Ruso.«Idiotas»—Te lo digo en serio —dice uno de ellos, quien permanece jugando cartas frente a otroidiota, en los asientos de al lado—. Dicen que la prometida de Duncan Ronan, act
ARIELLos ojos de Damián están sobre mi pero los míos no se pueden apartar de la herida de su hombro. Trago duro, en especial cuando no entiendo qué es lo que hace aquí. Cuando llegué a mi habitación, Duncan insistió en tener asuntos importantes que atender y a los cinco minutos de que cerrara la puerta, dos Voyevikis entraron argumentando que el Boss quería verme en su oficina, y diez segundos después entra el hombre al que amo.—Damián —su nombre suena han bien en mis labios.—Ustedes eran marido y mujer ¿cierto? —inquiere el Boss y Preppy me mira con molestia.Está enfadado, lo sé, vio el video en donde Duncan me hacía suya, los nervios me invaden y la piel se me eriza cuando la seriedad en
PREPPYNo lo acepto, separarme de nuevo de Ariel no, y por ello me quedo callado, en silencio, viendo cada espacio de su cuerpo, trae puesta una falda negra, bucaneras del mismo color, un top blanco y una chamarra negra con borrega por dentro, botas de agujeta y su cabello rubio suelto, frunzo el ceño al notar que sus tetas están expuestas a una fina tela, y es que los pezones se le notan.—No lo acepto —espeto.—No te estoy pidiendo permiso —Ariel me lanza una mirada amenazante—. Es lo necesario, para…—No.—Sí.Insiste y quiero volver a metérsela para que entiend
DUNCANLa mirada del Boss hace que mi sexto sentido me indique que algo anda mal, y es que sé perfectamente que soy una de las piedras que se interpone en su camino y él en el mío, la única razón por la cual acepté la invitación para el cumpleaños de su padre, es para demostrarles que no le temo a la mafia roja y que la mafia irlandesa es superior en cuanto a tácticas de guerra e inteligencia masiva.Pero ahora lo tengo aquí, en una de las áreas en las que él nunca recibe a sus invitados, es un hijo de p**a manipulador, arrogante y traicionero, por ende, sus Voyevikis y mis hombres nos rodean, un solo movimiento de ambos y esto se convertirá en un campo de batalla, ninguno de los dos baja la guardia.—Escuché que pronto te vas a casar —comienza ladeando