Narrado por Darío.No podía dejar de mirarla desde que había llegado a mi casa. Me parecía irreal, una puta locura que estuviese allí, a mi lado, sobre el sofá, tomando una infusión. Sabía que dejarla ir era lo correcto, era lo que había pretendido hacer desde el principio, pero después de tenerla allí, junto a mí... me parecía imposible volver a alejarla de mí. Más después de haberla visto tan radiante con otro tío.Me estaba matando no ser yo el que dibujase sonrisas en su rostro.La amaba, incluso más que antes. Ella siempre superó las expectativas de lo que esperaba, incluso momentos antes, cuando aceptó aquel encuentro.Ella me quería, y por eso me daba tanto miedo... me aterraba volver a dañarla, como jamás me aterró nada en este mundo. Porque sabía que con un solo movimiento en falso podría perderla y mandarla a los brazos de ese tipo para siempre.- Se suponía que no iba a ir a Mónaco – le dije, haciéndola partícipe de aquella información – pero en cuanto Neus me dijo que esta
Narrado por Darío. Me quedé dormido entre sus brazos, mientras la miraba, acurrucada junto a mí. Dejad vuestra mente perversa fuera de esto, no pasó nada sexual entre ambos, no porque no lo deseásemos, sino porque no era el momento. Y cuando desperté aquel hermoso sueño seguía sucediendo. Ella estaba allí, dormida, tan preciosa como siempre, con su mano apoyada en mi cabeza. Sonreí feliz, como hacía mucho que no me sentía, dejando a un lado los miedos, esperanzado, sin querer pensar en cada cosa que podría salir mal. Mi padre podría destruirlo de nuevo, y no quería tentar a la suerte, no aún, no hasta haber puesto a salvo todo lo que me importaba. No quería seguir guardando los secretos de mis padres, ni arriesgar mi felicidad por ellos. No era justo que pagase los platos rotos de otros. Quería estirar el tiempo a su lado, por eso me rehusaba a despertarla, a avisarla de que era tarde y teníamos que marcharnos, despedirnos, quizás un hasta pronto, o un adiós para siempre. Sus ojo
Narrado por María.El taxi se detuvo frente a la universidad y yo bajé llena de dudas.Una parte de mí estaba feliz con las promesas que había hecho junto a Darío. Pero la otra se arrepentía por no poder quedarse junto a un buen hombre como lo era Santiago.No podía dejar de pensar en eso que dijo: cada persona tiene dos grandes amores. Y yo parecía haberlos encontrado a los dos.Si alguien era culpable de todo aquello esa era yo, que antes de cerrar un capítulo había querido empezar otro dejando el anterior a la mitad.Me sentía tan mal en ese momento, no podía dejar de pensar en todos aquellos momentos que había pasado a su lado, junto a Santiago, en todas las risas que me dio, nuestros besos y pensar en un futuro con él que ya no podría ser me hacía daño. Pero pensar en no te
(Narrado por Darío)Nuestra despedida fue épica. En la puerta de mi casa entre promesas, lágrimas y besos, abrazándonos mucho, confesándonos nuestros sentimientos antes de que se marchase en el taxi.Iba a atesorar ese momento toda la vida, a pesar de que las cosas fuesen mal. Una despedida como esa era lo que me había faltado cuando la dejé ir aquella vez..- Necesito un favor – dije hacia Diego, que me miró sin comprender – te haré un ingreso de todos los activos que tengo ahora, el efectivo, el dinero del banco e incluso te dejaré mi casa – me mir
Narrado por María.Entré a aquel bar llena de dudas, aún aterrada por lo que iba a permitir que sucediese entre nosotros aquella vez, pero no me parecía ético irme sin despedirme. Ya me despedí de su familia, y en aquel momento tenía que hacerlo de él.Se giró a mirarme en cuanto escuchó como arrastraba la maleta. Miró hacia esta y luego hasta mí.Me senté en el alto taburete y él metió la maleta entre nuestros asientos para que nadie pudiese robarla.- Una coca cola, por favor – pedí al camarero. Él sonrió, moviendo su vaso de agua con hielo. ¿Qué hombre en su sano juicio entraría en un bar para pedir algo así? Él era único en su especie, me lo dijo una vez.- ¿De verdad vas a irte con él? – me mordí el
María.No estaba en el hotel, tampoco en el aeropuerto. Seguía en el mismo bar, bebiendo un chupito tras otro, sin poder decidir a cuál de los dos elegir.Pensé que ya había elegido. Se suponía que quería estar con Darío. Entonces… ¿por qué demonios no podía irme al aeropuerto? ¿Por qué tenía ganas de subir a su habitación de hotel?¡Dios! Estaba en una gran encrucijada que podría afectar a mi futuro, a lo que quería hacer con mi vida. Y lo tenía demasiado claro, tan sólo estaba asustada porque jamás pensé que elegiría a Santiago por encima de Darío. No se sentía como una decisión mía, era como si estuviese siendo coaccionada por alguien más. Y la culpa de todo la tenían mis sentimientos hacia Santiago, que lo ponían to
Narrado por María.No quería pensar en lo absoluto en lo que había sucedido entre Santiago y yo, porque cada maldito paso que daba hacia él me alejaba a pasos agigantados de Darío, y eso no era algo que iba a permitir.Estaba echa un lío y ni siquiera sabía cómo iba a escapar de todo aquello.Mamá no preguntó nada cuando aparecí en casa con la maleta a cuestas empapada a causa de la lluvia que estaba cayendo fuera. Me abrazó tan fuerte como necesitaba y me deshice en trozos con un llanto que hacía ya tiempo necesitaba.Fue paciente y no preguntó nada, tan sólo me bañó como si aún fuese una niña pequeña, puso un plato de comida sobre la mesa y me arropó en su cama, recostándose a mi lado, mientras lágrimas silenciosas seguían saliendo.No podía de
Narrado por María.Fueron unos días de lo más alentadores. Ayudar a mamá con las clases, tomarme el atrevimiento de aprender la técnica de la pintura con acrílico y atreverme a dibujar después de mucho tiempo sin hacerlo … me hizo sentir bien.Me reuní con las chicas en la cafetería de siempre y las puse al día sobre mis proyectos en Mónaco. Estaba entusiasmada con todo y muy feliz. Eso las sorprendió, pues cuando me marché estuve rota durante mucho tiempo.Fue agradable volver a verlas. Paula vivía en aquel entonces con Miguel, eran polos opuestos así que discutían mucho. Pero ella era feliz, no había más que verla cuando hablaba de él. Camila seguía viviendo con su abuela aún, seguía insistiendo en ir despacio con Manuel, más después de que