—Tranquila Ginebra, vas a hacerlo bien, no tienes por qué ponerte nerviosa— Ríe entre dientes. —Ahora, terminemos de desayunar, que la comida se enfría.Seguimos comiendo tranquilamente, yo todavía sigo emocionada por todo lo que voy a hacer la próxima semana, es mucho entusiasmo que desborda de mí y no dejo de sonreír, de la emoción, he dejado de comer y solo contemplo a la nada.—Ginebra.Su voz me saca de mi trance y sigo comiendo tranquilamente, pero algunas cosas no salen de mi cabeza y una de ellas es... ¿Qué va a pasar con mis padres? Ellos no se hacen jóvenes y soy su única hija, ya no van a tener ayuda con las labores de la granja. Me siento muy mal por dejarlos solos, pero tampoco puedo pedirle ayuda al rey... no sería lo correcto.—Majestad— Me giro hacia él levemente. —Yo.... ahora que lo pienso.... no creo poderme casar con usted.Abre los ojos de par en par y se levanta enseguida de su asiento, me toma del brazo y hace que me levante también, luego me toma entre sus braz
Una vez que estoy lista para irme a la cama, me siento en la orilla y miro la entrada, esperando a que Alessio entre, afortunadamente no tarda en llegar, ya que me estaba durmiendo y me hubiera sentido mal haberme quedado dormida antes que él, cuando fui yo quien lo ha invitado.Alessio ha apagado las luces y se acuesta a mi lado, de forma tímida me he acercado a él, tirando con ligereza de su brazo para llamar su atención, el rey se ha sentado en la cama, acunando mi rostro entre sus manos, creo que le he preocupado. Susurro suavemente su nombre, no me atrevo a decirle lo que quiero, así que mejor le enseño, pegué mi espalda contra la cabecera de la cama, dando suaves palmaditas en mis piernas, para que el rey se acomode entre mis piernas.No dice nada, pero hace lo que le pido, mi corazón late con fuerza, al punto que me siento mareada, una vez que esta acomodado, acaricio su cabeza con mucho cariño y delicadeza, sin poderme resistir, besé su frente y le he deseado buenas noches. Ci
—Me alegro que se sienta cómoda señorita Ginebra, pero se le está haciendo tarde.Les he preguntado si ellas no irán al festival, la señora que vino primero hace una mueca de desagrado y me dice que ese tipo de cosas no le gustan, que prefiere quedarse en el palacio lejos de toda esa gente tan ruidosa y vulgar, la chica por su parte, me dice que no tiene permiso del rey para asistir, así que le toca quedarse aquí, aunque ella realmente disfruta de estar ahí. La tome de las manos y le pedí que me acompañara, sus ojos se abrieron de par en par, mirándome dudosa, pero le insistí tanto que al final aceptó venir conmigo.Las dos nos vamos hacia el festival, mientras andamos en la carroza me quedo pensando en cómo voy a decirle la verdad a Raulo, los dos estábamos tan emocionados por compartir una vida juntos, pero ahora.... tengo que compartir mi vida con el rey. Me siento bastante triste tener que dejar atrás a la persona que amo y de la que he estado enamorada desde hace tiempo, pero....
—¡Ginny! — Exclama tan fuerte que ha desafinado bastante. —M-Me alegro de que pudieras venir, creí que.... estarías muy ocupada.—Sabes que no me perdería por nada el festival.Nos miramos a los ojos por bastante tiempo, hasta que Raulo niega repetidas veces con la cabeza y me ofrece su brazo como de costumbre, poniéndonos enseguida en marcha hacia las atracciones. Recorremos cada puesto de comida que vemos, me cuesta mucho disfrutar del momento, estoy demasiado confundida y triste por todo lo que me está pasando, de lo agobiada que me siento, le pido a Raulo que nos sentemos en uno de los bancos que están por el parque, él accede a llevarme, todavía sigo agarrada de su brazo.Apenas tomamos asiento, empiezo a mover las piernas, él pone una de sus manos sobre mi pierna para que deje de moverla, se gira un poco hacia mí y me pregunta que me ocurre, que estoy distraída desde que empezamos a caminar por el lugar y que se nota que no lo estoy disfrutando. Bajo la mirada, avergonzada por t
Alessio.Es frustrante tener que quedarme a ver estos pendientes, cuando yo invité a Ginebra a ir al festival conmigo, pero al menos esto le dará tiempo para poder hablar con Raulo y decirle que no se puede casar con él ya que será mi esposa.Una enorme sonrisa se dibuja en mis labios y mi corazón se acelera repentinamente, por mi mente pasan las imágenes de Ginebra, sus risos castaños rebotando cada vez que camina, despertar en las mañanas entre sus brazos y de cómo acomoda mi rostro entre su pecho, tratando de aliviar mi cansancio. Nunca pensé que pudiera despertar todas las mañanas con este sentimiento tan reconfortante y cálido, de que hay alguien esperándome todas las noches y que, además, vela por mi sueño... Ginebra es fantástica y eso que todavía no es mi esposa.Mis pensamientos se pierden por un largo rato, recordando la calidez de mi prometida, del cariño que emana cada vez que está a mi lado; recuerdo que uno de mis conocidos que encontró a su hembra, que cuando ella estab
Él sin dudarlo sale corriendo del despacho y apenas se cierra la puerta, mi escritorio sale volando, rompiéndose a la mitad, observo mis manos y noto que están temblando del coraje que siento; ¿¡Cómo ha podido hacerme esto?! ¡Ella sabe lo importante que es para mí y aun así decide apuñalarme por la espalda sin importarle nada de lo que le he dicho! Para mantenerme tranquilo durante la feria, he decidido desahogarme con las cosas de mi despacho, quedando todo destrozado, tal y como una bestia rabiosa lo dejaría.Paso mis manos por mi cabello repetidas veces, entiendo que Ginebra no siente nada por mí aun, pero me dijo que lo iba a intentar, que iba a poner de su parte para que lo nuestro funcionara, al parecer, su amor por Raulo es mucho más grande que su palabra. Lo único que puedo hacer en este momento es estar atento a cualquier movimiento de Ginny.Estando mucho más tranquilo, me voy a la feria en donde me encuentro con Ginny, que se nota nerviosa, aunque trata de disimularlo lo má
Al darse cuenta de lo que ha hecho, su rostro se ruboriza por completo y me ha pedido disculpas, me he limitado a sonreírle y besar su frente con delicadeza, se ve tan tierna cuando se pone así. Le dije que no tenía nada de que disculparse, que me agrada recibir sus besos, esto hizo que ella hundiera más su rostro contra mi pecho, cubriéndose más con su cabellera castaña.Me dice que ayer se la pasó de maravilla y que no se dio cuenta en que momento cayo completamente dormida y se disculpa por los inconvenientes que me hizo pasar, le dije que no tenía nada de qué preocuparse. Nos quedamos platicando un rato sobre el día de ayer y me he atrevido a preguntarle sobre lo ocurrido con Raulo, ella se nota bastante nerviosa y parece que no quiere hablar del tema, pero he insistido un poco.—Le dije que Raulo que no podía casarme con él.... — Termina su oración soltado un ligero suspiro.—¿Cómo se tomó la noticia?—Bien, si es que se le puede decir de esa forma— Susurra tímidamente, ha aparta
Un sudor frío recorre mi espalda, mis manos se aferran con fuerza al brazo de Raulo, no hace falta que vea mejor a aquella persona, porque algo dentro de mí me dice quién es, además.... ¿Cómo no voy a reconocer esa impresionante cabellera negra? Mi respiración empieza a agitarse rápido, Raulo me ha preguntado si estoy bien, enseguida volteé a verlo y le dije que debíamos volver cuanto antes, que dejemos está loca idea y que regresemos a casa.—Tranquila, Ginny— Susurra con suavidad mientras aprieta con delicadeza mi mano. —Solo hay que pedirle que se vaya, es todo.Quiero decirle quien es la persona que está ahí sentada, pero tengo tanto miedo que no sale ni una palabra de mi boca, simplemente me limito a tomarlo del brazo con fuerza y trato de hacerlo retroceder, pero él está tan decidido a avanzar que ninguno de mis es