Capítulo 30

Al llegar a su edificio le pagó al taxista y salió del auto tambaleándose. Hasta que llegó a la pared y de no ser por su mano apoyada en el muro se habría caído. Después de varios intentos abrió la puerta de cristal y la cerró. Logró llegar al elevador, y en cuanto entré y presionó el botón del pent-house se quedó mirando hacia el techo del elevador, fijando su atención en un pequeño foco fundido entre tantos que iluminaban los paneles. El mundo parecía dar vueltas alrededor de ese maldito foco.

Entró a su hogar y caminé tambaleando hasta dejarse caer de un empujón en su sofá. Se quedó mirando la puerta corrediza cerrada y gruñó, deseando sentir el aire fresco entrar que tanto le relajaba de ese lugar.

Le dio otro largo trago a su whisky, y entonces sí sintió el ardor en su garganta. Suspiré aliviado y se quedó viendo el techo de su casa mientras el calor del alcohol recorría sus venas y prendía fuego en su interior.

Se masajeó la mejilla que Daniela le abofeteó. Todavía tenía un horm
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