Capítulo 256
En la villa del barrio Las Palmas.

Ayer pasaron todo el día fuera, así que tanto los adultos como el niño llegaron molidos. Decidieron quedarse en casa para descansar.

Después del desayuno, Marina hizo una videollamada. Desde que bloqueó a Ricardo, nadie más la molestaba con mensajes, y todo se sentía más tranquilo.

Le contestaron. En la casa de Celeste, ya era de noche y acababan de cenar.

Los tres estaban sentados juntos en el sofá. Después de saludarse, Marina miró a William y dijo:

—Hermano, vinimos tan rápido que nos faltan algunas pinturas para la exposición. ¿Puedes por favor traerlas cuando vengas?

—Claro —respondió William con su voz grave y elegante, con un acento extranjero que lo hacía sonar aún más atractivo.

Perla se inclinó hacia la pantalla y le sonrió agradecida.

—Uy muchas gracias, hermano. En un rato te mando las fotos.

Siempre tomaba fotos de sus obras terminadas para organizarlas y revisar con la galería.

—Está bien —contestó William con voz gra
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