Capítulo 261
Antes de que se hiciera de noche, Perla terminó de arreglarse y salió con William a la cena. Desde la entrada de la casa, Marina y Andi les sonrieron y se despidieron con la mano.

—¡Adiós, hermanito! ¡Adiós, hermanita!

—¡Adiós, mamá! ¡Adiós, tío William!

Cuando el carro se fue, Marina y Andi se miraron y sonrieron, como si compartieran un secreto. Los que tanto los controlaban ya no estaban.

En la habitación, Marina agarró su bolso y bajó las escaleras. Andi la esperaba, impaciente en la sala, mirando su reloj una y otra vez.

—Tía, ¡apúrate! Se nos va a hacer tarde.

—Aja, ¿por qué tanta prisa? Todavía es temprano, el centro comercial no cierra tan rápido —dijo Marina, bajando los escalones sin apuro. Luego, tomó la mano de Andi y salieron por la puerta principal de la casa.

Antes de irse, les dijo a los guardias de la entrada:

—Cuiden bien la casa. Vamos a salir un rato.

—Sí, señorita Marina —respondió uno de ellos.

Subieron al carro en el estacionamiento y fueron a
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