Entraron al estudio, Máximo, Marco y ella. Ahí, sonriendo socarronamente entre los dos hombres gigantescos, estaba Luca Parma. -Hola, hija.-Te he dicho que no eres mi padre.-Detalles sin importancia, niña… yo embaracé a tu madre, yo te engendré… soy tu padre biológico. Te guste o no…Máximo interrumpió:-¡Ya basta! No quiero escuchar más de su boca, señor como se llame…-Luca Parma, mucho gusto…-¡Silencio!Los guardaespaldas se acercaron amenazantes.-Bien, bien… dejaré que hablen entre ustedes.Máximo se volvió hacia Marco, a cuyo brazo Ámbar se aferraba, pálida y algo aterrada.-Habla, hijo…Marco tomó aire, presionando unos segundos con sus dedos en el puente de su nariz, buscando acomodar sus ideas. Tras unos instantes, comenzó a hablar:-Luca Parma es el hombre que secuestró a Ámbar hace unos meses. Él le dijo que era su padre, corroboramos esa historia con Ileana, y efectivamente, es el tipo que desapareció luego de dejarla embarazada, para dedicarse a la delincuencia.Luca
Marco la abrazaba con fuerza, de pie, mientras esperaban lo que su padre diría a continuación, en tanto ella sólo atinaba a llorar en silencio, atesorando en su mente su increíble aroma y los recuerdos que siempre llevaría. No quería alejarse de él.Había sido todo tan hermoso y perfecto mientras estuvieron juntos. Había sido tan inusualmente feliz.Sobreviviría, por supuesto, pero Ámbar no quería sólo eso. Ella lo amaba y estaba segura de que él sentía algo, más allá de la maravillosa puesta en escena que habían creado. Pero tal vez no era suficiente. Casi lo habían logrado, si no fuera por Luca, estarían comprometiéndose, y Máximo estaría cediendo su imperio empresarial a su primogénito, tal como le había prometido.Su futuro seguiría siendo un misterio, pero no estarían obligados a alejarse.En cambio ahora…Marco observó a su padre, mientras éste se sentaba tras el escritorio, con las manos entrelazadas y la mirada enigmática, yendo de él hacia Ámbar, analizándolos.-Siéntense
Estaban en medio del salón, como si nada hubiera pasado. Pero sí que había sucedido algo extraordinario, y Ámbar no podía seguir en silencio, mientras las manos fuertes de Marco la llevaban por la pista en un tranquilo vaivén.-Marco…-¿Sí, cariño?-Necesito saber la verdad.Él la miró con ojos llenos de dulzura, y algo juguetones.-¿Qué verdad?-No finjas… quiero saber si lo que le dijiste a tu padre es cierto, o sólo forma parte de la mentira.Le respondió con un beso para nada protocolar, olvidando la cantidad de miradas curiosas que los rodeaban. Cuando la necesidad de aire fue imperiosa, se apartó unos centímetros y susurró en sus labios:-Es la verdad, Ámbar. Te amo…Ella se estremeció desde su centro hasta cada vello de su piel, sintiendo que sus piernas se rendían.-Yo… también te amo.-Lo sé… -Entonces… ¿Qué sigue ahora?-¿Ahora? - la miró con dos brasas ardientes y le susurró al oído- Ahora sigue esperar que esta fiesta termine para llevarte a casa y hacerte el amor hasta q
Luego de la explosión urgente con la que Marco la había embestido de pie, haciendo uso de su increíble poder, por fin se sumergieron en el jacuzzi que los esperaba. Ambos estaban en el agua, acariciándose con amor, aflojando sus músculos en tensión con la ayuda de la tibieza y la espuma. Se recorrían con calma y adoración, con los dedos electrizados y las lenguas ávidas.Se recorrían amándose. Por fin, era mutuo.Una barrera invisible se había quebrado entre ellos, como un cascarón que los liberaba y les daba alas, y a la misma vez les producía un miedo tangible y visceral a la separación. Hoy tenían la oportunidad de amarse, así, con esa mezcla de entendimiento y desenfreno, en un dueto perfecto y entrelazado.Y sin embargo…Mucho podía pasar todavía en su incierto futuro.Algunos secretos que escondían del resto, podían salir a la luz, complicando todo.Pero esa noche, Marco y Ámbar se habían comprometido. Sí. Lo habían planificado como un espectáculo ficticio para todos los q
Pasaron algunas semanas de paz, en las que las rutinas de siempre quedaban salpicadas de encuentros llenos de fuego y de un amor limpio y profundo. No había mayor placer que despertar juntos en la misma cama, verse a los ojos, y enfrentarse luego a sus respectivas obligaciones. La madre de Ámbar intentaba ser lo más discreta posible, mientras sonreía fingiendo que no se daba cuenta de sus encuentros apasionados y furtivos en cualquier rincón de la mansión. Pronto se casarían, así que no la escandalizaba en lo absoluto.Por supuesto, Marco todavía tenía sus temores y reticencias, de un pasado que lo hacía naturalmente desconfiado. Cuando estaba solo, mirando por la ventana de su oficina, lo asaltaban algunos pensamientos oscuros que lo desconcertaban. Pero cuando volvía a su casa, y se sumergía en el turquesa de la mirada de Ámbar, toda sombra se disipaba en un destello de luz. Ella era limpia y honesta, moldeada a sus deseos, y él era capaz de satisfacerla no sólo en la cama, si no t
Adentro del Moonlight el ambiente era agradable. El volumen de la música permitía hablar sin gritar, el alcohol era de buena calidad, las mujeres que recorrían las mesas no iban semidesnudas, y su dueño, el tal señor Franz, miraba todo con ojos de águila, imponiendo sin duda, respeto.Máximo Rizzo no se sentía tan incómodo como había pensado, e hizo la nota mental de tener ese sitio en cuenta para futuras reuniones con otros jóvenes posibles socios.Conversó animadamente con Kant, mientras bebía un exquisito whisky, y el hombre estaba muy satisfecho con el trato, así que le dio la mano afirmando su convenio. Bueno, parecía que todo había resultado excelente, así que Máximo se puso de pie, dispuesto a regresar a la tranquilidad de su hogar y los brazos de su esposa.-¿Acaso se está por ir, señor Rizzo?-Oh, lo lamento señor Kant, me temo que es tarde para mí, no soy tan joven como usted.-No sea ridículo, señor Rizzo, usted tiene más energía que muchos jóvenes de aquí, estoy seguro d
Marco y Ámbar regresaban del teatro, besándose y acariciándose en la parte trasera de la limusina, cuando el teléfono de él sonó con insistencia. Tomó el movil y pensó en apagarlo, era un horario muy inusual, pero reconoció el nombre en la pantalla. Así que atendió. -¿Señor Franz?-Me alegra que me recuerde, señor Rizzo.-No podría olvidarlo, ha sido clave en mi vida.-Pues me temo que no le tengo buenas noticias, y que además necesito uno de los favores de los que hablamos.-Desde luego, cuente con ese favor… ¿Cuáles son las noticias?.-Su padre estuvo aquí, en una reunión de negocios.-Ya veo… pero entiendo que usted es famoso por su discreción.-Yo sí… pero Melody está rara últimamente. Y la vi hablar con él.-Demonios…-Exacto.-Gracias por avisar. -De nada. Luego le envío por correo electrónico lo que necesito de usted.-De acuerdo.Ámbar lo miraba con intriga. Marco suspiró antes de contarle:-Parece que tu amiga Melody habló en el Moonlight con mi padre. Me temo que se acer
Marco pidió con calma a una de las empleadas café para él y para su alterado padre, se sentó con parsimonia en el gran sillón del salón, y se sonrió al recordar lo que habían hecho allí con Ámbar. Si llegaba a perderla, tendría que mudarse. En cada rincón había un recuerdo maravilloso con ella. Le señaló a su padre el sillón frente a él y esperó a que se sentara.Guardó silencio hasta que la empleada que traía el café salió de la habitación.Entonces, miró fijamente a Máximo, escrutando su rostro, y comenzó a hablar.-Primero, te sugiero que, cuando puedas, hables con el señor Franz sobre la naturaleza de su negocio. O, si crees que estará comprado y te mentirá, puedes hablar con cualquiera de los hombres de negocios que van allí. Todos saben cuáles son las normas por las que ese hombre se rige en el club Moonlight. Es algo de lo que Franz se enorgullece.Tomó un sorbo de su café. Suspiró, escarbando sus recuerdos, y continuó. Todo esto parecía hace siglos.-Segundo, sí, conocí a Ámb