Estaban en medio del salón, como si nada hubiera pasado. Pero sí que había sucedido algo extraordinario, y Ámbar no podía seguir en silencio, mientras las manos fuertes de Marco la llevaban por la pista en un tranquilo vaivén.-Marco…-¿Sí, cariño?-Necesito saber la verdad.Él la miró con ojos llenos de dulzura, y algo juguetones.-¿Qué verdad?-No finjas… quiero saber si lo que le dijiste a tu padre es cierto, o sólo forma parte de la mentira.Le respondió con un beso para nada protocolar, olvidando la cantidad de miradas curiosas que los rodeaban. Cuando la necesidad de aire fue imperiosa, se apartó unos centímetros y susurró en sus labios:-Es la verdad, Ámbar. Te amo…Ella se estremeció desde su centro hasta cada vello de su piel, sintiendo que sus piernas se rendían.-Yo… también te amo.-Lo sé… -Entonces… ¿Qué sigue ahora?-¿Ahora? - la miró con dos brasas ardientes y le susurró al oído- Ahora sigue esperar que esta fiesta termine para llevarte a casa y hacerte el amor hasta q
Luego de la explosión urgente con la que Marco la había embestido de pie, haciendo uso de su increíble poder, por fin se sumergieron en el jacuzzi que los esperaba. Ambos estaban en el agua, acariciándose con amor, aflojando sus músculos en tensión con la ayuda de la tibieza y la espuma. Se recorrían con calma y adoración, con los dedos electrizados y las lenguas ávidas.Se recorrían amándose. Por fin, era mutuo.Una barrera invisible se había quebrado entre ellos, como un cascarón que los liberaba y les daba alas, y a la misma vez les producía un miedo tangible y visceral a la separación. Hoy tenían la oportunidad de amarse, así, con esa mezcla de entendimiento y desenfreno, en un dueto perfecto y entrelazado.Y sin embargo…Mucho podía pasar todavía en su incierto futuro.Algunos secretos que escondían del resto, podían salir a la luz, complicando todo.Pero esa noche, Marco y Ámbar se habían comprometido. Sí. Lo habían planificado como un espectáculo ficticio para todos los q
Pasaron algunas semanas de paz, en las que las rutinas de siempre quedaban salpicadas de encuentros llenos de fuego y de un amor limpio y profundo. No había mayor placer que despertar juntos en la misma cama, verse a los ojos, y enfrentarse luego a sus respectivas obligaciones. La madre de Ámbar intentaba ser lo más discreta posible, mientras sonreía fingiendo que no se daba cuenta de sus encuentros apasionados y furtivos en cualquier rincón de la mansión. Pronto se casarían, así que no la escandalizaba en lo absoluto.Por supuesto, Marco todavía tenía sus temores y reticencias, de un pasado que lo hacía naturalmente desconfiado. Cuando estaba solo, mirando por la ventana de su oficina, lo asaltaban algunos pensamientos oscuros que lo desconcertaban. Pero cuando volvía a su casa, y se sumergía en el turquesa de la mirada de Ámbar, toda sombra se disipaba en un destello de luz. Ella era limpia y honesta, moldeada a sus deseos, y él era capaz de satisfacerla no sólo en la cama, si no t
Adentro del Moonlight el ambiente era agradable. El volumen de la música permitía hablar sin gritar, el alcohol era de buena calidad, las mujeres que recorrían las mesas no iban semidesnudas, y su dueño, el tal señor Franz, miraba todo con ojos de águila, imponiendo sin duda, respeto.Máximo Rizzo no se sentía tan incómodo como había pensado, e hizo la nota mental de tener ese sitio en cuenta para futuras reuniones con otros jóvenes posibles socios.Conversó animadamente con Kant, mientras bebía un exquisito whisky, y el hombre estaba muy satisfecho con el trato, así que le dio la mano afirmando su convenio. Bueno, parecía que todo había resultado excelente, así que Máximo se puso de pie, dispuesto a regresar a la tranquilidad de su hogar y los brazos de su esposa.-¿Acaso se está por ir, señor Rizzo?-Oh, lo lamento señor Kant, me temo que es tarde para mí, no soy tan joven como usted.-No sea ridículo, señor Rizzo, usted tiene más energía que muchos jóvenes de aquí, estoy seguro d
Marco y Ámbar regresaban del teatro, besándose y acariciándose en la parte trasera de la limusina, cuando el teléfono de él sonó con insistencia. Tomó el movil y pensó en apagarlo, era un horario muy inusual, pero reconoció el nombre en la pantalla. Así que atendió. -¿Señor Franz?-Me alegra que me recuerde, señor Rizzo.-No podría olvidarlo, ha sido clave en mi vida.-Pues me temo que no le tengo buenas noticias, y que además necesito uno de los favores de los que hablamos.-Desde luego, cuente con ese favor… ¿Cuáles son las noticias?.-Su padre estuvo aquí, en una reunión de negocios.-Ya veo… pero entiendo que usted es famoso por su discreción.-Yo sí… pero Melody está rara últimamente. Y la vi hablar con él.-Demonios…-Exacto.-Gracias por avisar. -De nada. Luego le envío por correo electrónico lo que necesito de usted.-De acuerdo.Ámbar lo miraba con intriga. Marco suspiró antes de contarle:-Parece que tu amiga Melody habló en el Moonlight con mi padre. Me temo que se acer
Marco pidió con calma a una de las empleadas café para él y para su alterado padre, se sentó con parsimonia en el gran sillón del salón, y se sonrió al recordar lo que habían hecho allí con Ámbar. Si llegaba a perderla, tendría que mudarse. En cada rincón había un recuerdo maravilloso con ella. Le señaló a su padre el sillón frente a él y esperó a que se sentara.Guardó silencio hasta que la empleada que traía el café salió de la habitación.Entonces, miró fijamente a Máximo, escrutando su rostro, y comenzó a hablar.-Primero, te sugiero que, cuando puedas, hables con el señor Franz sobre la naturaleza de su negocio. O, si crees que estará comprado y te mentirá, puedes hablar con cualquiera de los hombres de negocios que van allí. Todos saben cuáles son las normas por las que ese hombre se rige en el club Moonlight. Es algo de lo que Franz se enorgullece.Tomó un sorbo de su café. Suspiró, escarbando sus recuerdos, y continuó. Todo esto parecía hace siglos.-Segundo, sí, conocí a Ámb
Ese día, después del almuerzo, Loretta aprovechaba que los niños estaban en la escuela para ir a la mansión de Marco. Le encantaba visitar a Ámbar y conversar con ella, pero además no soportaba estar cerca de Alex últimamente. Si ya era desagradable con ella antes del compromiso de su hermano, ahora era directamente intolerable. Pensaba seriamente en separarse de él. Sólo tenía un problema: estaba convencida de que aún lo amaba.No era feliz a su lado, sin embargo ¿sería feliz lejos de él?. Llegó a la casa en su auto, y se sorprendió por el gran movimiento que había en el jardín y en la entrada.Bajó de su auto, y pudo ver a su apuesto cuñado acercarse a ella. Aunque se lo veía algo preocupado.-Buenas tardes, Loretta, olvidé que solías visitar a Ámbar a esta hora. Lo siento…-Hola, Marco… ¿Qué sucede aquí?.-Nada importante, hago algunas reformas en la casa y le pedí que fuera con su madre a mi departamento.-Oh… quería verla… ¿Estás seguro que no me ocultas nada?Él la miró intrig
Máximo Rizzo no perdió el tiempo. Con el primero que habló fue con el señor Franz, quien confirmó toda la historia de su hijo, aunque bien podría estar pagado.Por eso, preguntó a algunos conocidos y socios de su empresa. Todos lo confirmaron lo que Marco había dicho: no era un club donde las mujeres ofrecieran más que un espectáculo de baile, ni que se les pudiera pagar por tener otro tipo de servicios, ni siquiera "bailes privados".Lo siguiente era más difícil, pero sin duda ayudaría a tener una mejor imagen de Ámbar Rice.Así que se dirigió a la clínica del doctor Cooper. Tenía varias personas con quiénes hablar allí.-Buenas tardes, señor Rizzo. ¿Qué lo trae por aquí? Espero que no sea su salud.-Buenas tardes, Martín… por ahora no. Pero temo que alguno de mis hijos hará que me infarte un día.-No lo creo, usted tiene el corazón de un toro.-Ojalá…-Bueno, ¿en qué puedo ayudarle?-Le parecerá extraño, pero necesito hablar con la doctora Azcurra y la doctora Grant sobre Ámbar. Tam