Marco se estremeció de deseo al escuchar la respuesta de Ámbar. Toda la tarde sólo había pensado en su piel, en su cuerpo, en su aroma que lo había transportado a las maravillosas sensaciones que erizaban sus sentidos cada vez que estaban juntos.Nunca jamás había estado tan conectado al placer sublime, como el que ella despertaba en él desde que la conocía.Claro, cuando Luana había sido su maestra y su amor, su cuerpo se entregaba al clímax y se dejaba llevar, en una electricidad que él había creído única e imposible de replicar, aunque lo hubiera intentando arduamente.Luego de su traición, se había refugiado en otras mujeres, pero no le resultaba nada simple tener un orgasmo tan poderoso como antes. Se veía forzado a buscar experiencias increíblemente intensas.Ahora, al lado de Ámbar, o más específicamente dentro de ella y en contacto con su piel, el placer era de nuevo espontáneo, alcanzable, intenso… no sabía por qué. Sólo sabía que ahora que estaba a su lado, sin reprimirse po
Estaban al fin cenando juntos en la habitación, luego de encontrarse con lujuria. Marco, insaciable, la incendiaba con los ojos. Había comido apresurado y hambriento, como si fuera un trámite que deseaba liquidar rápido, y sólo deseaba ser lo suficientemente paciente para dejarla terminar su postre tranquila, le constaba que necesitaría energía. Ámbar, divertida, parecía demorarse a propósito en cada bocado, clavando en él su mirada turquesa.Marco tamborileaba sus dedos distraídamente en la mesa frente a él, respirando profundo, hasta que ya no pudo contenerse por más tiempo. Su entrepierna tenía vida propia y ya era casi doloroso esperar.Así que se levantó de golpe de su silla, se puso de pie y se acercó a ella, que sonrió con picardía. -¿Sucede algo, Marco?Él parecía entre iracundo y sonriente, no la creía capaz de forzarlo a esperar adrede.-¿Lo hacías a propósito? ¿De verdad?Ámbar fingió una mirada inocente, mientras posaba sus ojos donde ya era más que notoria la tensión de
Alex había pasado meses escarbando en el pasado de Ámbar y su madre. Todo lo que deseaba era encontrar una pista que lo ayudara a desenmascarar el plan de Marco. Estaba seguro de que era imposible que su hermano tuviera una novia escondida hace unos meses y que no podía haber cubierto perfectamente todas sus huellas. Aunque parecía el plan perfecto, no podía haber sido tan meticuloso en tan corto tiempo.Entonces, mientras rebuscaba en el barro del bajo mundo, se encontró con otro interesado en sacar provecho para sí mismo: Luca Parma. El dinero se le había acabado rápidamente. Cubrió sus deudas, como era esperable dada la enorme cantidad, pero adquirió otras.Y cuando llegó a sus oídos la noticia de este joven que se interesaba en su "hija" vio la oportunidad de sacarle dinero.No había logrado acercarse a Marco Rizzo ni a su flamante novia en meses. La seguridad era bastante buena, y Ámbar ya no necesitaba visitar el hospital. Pero un Rizzo había llegado hasta él.Entonces pasó lo
Entraron al estudio, Máximo, Marco y ella. Ahí, sonriendo socarronamente entre los dos hombres gigantescos, estaba Luca Parma. -Hola, hija.-Te he dicho que no eres mi padre.-Detalles sin importancia, niña… yo embaracé a tu madre, yo te engendré… soy tu padre biológico. Te guste o no…Máximo interrumpió:-¡Ya basta! No quiero escuchar más de su boca, señor como se llame…-Luca Parma, mucho gusto…-¡Silencio!Los guardaespaldas se acercaron amenazantes.-Bien, bien… dejaré que hablen entre ustedes.Máximo se volvió hacia Marco, a cuyo brazo Ámbar se aferraba, pálida y algo aterrada.-Habla, hijo…Marco tomó aire, presionando unos segundos con sus dedos en el puente de su nariz, buscando acomodar sus ideas. Tras unos instantes, comenzó a hablar:-Luca Parma es el hombre que secuestró a Ámbar hace unos meses. Él le dijo que era su padre, corroboramos esa historia con Ileana, y efectivamente, es el tipo que desapareció luego de dejarla embarazada, para dedicarse a la delincuencia.Luca
Marco la abrazaba con fuerza, de pie, mientras esperaban lo que su padre diría a continuación, en tanto ella sólo atinaba a llorar en silencio, atesorando en su mente su increíble aroma y los recuerdos que siempre llevaría. No quería alejarse de él.Había sido todo tan hermoso y perfecto mientras estuvieron juntos. Había sido tan inusualmente feliz.Sobreviviría, por supuesto, pero Ámbar no quería sólo eso. Ella lo amaba y estaba segura de que él sentía algo, más allá de la maravillosa puesta en escena que habían creado. Pero tal vez no era suficiente. Casi lo habían logrado, si no fuera por Luca, estarían comprometiéndose, y Máximo estaría cediendo su imperio empresarial a su primogénito, tal como le había prometido.Su futuro seguiría siendo un misterio, pero no estarían obligados a alejarse.En cambio ahora…Marco observó a su padre, mientras éste se sentaba tras el escritorio, con las manos entrelazadas y la mirada enigmática, yendo de él hacia Ámbar, analizándolos.-Siéntense
Estaban en medio del salón, como si nada hubiera pasado. Pero sí que había sucedido algo extraordinario, y Ámbar no podía seguir en silencio, mientras las manos fuertes de Marco la llevaban por la pista en un tranquilo vaivén.-Marco…-¿Sí, cariño?-Necesito saber la verdad.Él la miró con ojos llenos de dulzura, y algo juguetones.-¿Qué verdad?-No finjas… quiero saber si lo que le dijiste a tu padre es cierto, o sólo forma parte de la mentira.Le respondió con un beso para nada protocolar, olvidando la cantidad de miradas curiosas que los rodeaban. Cuando la necesidad de aire fue imperiosa, se apartó unos centímetros y susurró en sus labios:-Es la verdad, Ámbar. Te amo…Ella se estremeció desde su centro hasta cada vello de su piel, sintiendo que sus piernas se rendían.-Yo… también te amo.-Lo sé… -Entonces… ¿Qué sigue ahora?-¿Ahora? - la miró con dos brasas ardientes y le susurró al oído- Ahora sigue esperar que esta fiesta termine para llevarte a casa y hacerte el amor hasta q
Luego de la explosión urgente con la que Marco la había embestido de pie, haciendo uso de su increíble poder, por fin se sumergieron en el jacuzzi que los esperaba. Ambos estaban en el agua, acariciándose con amor, aflojando sus músculos en tensión con la ayuda de la tibieza y la espuma. Se recorrían con calma y adoración, con los dedos electrizados y las lenguas ávidas.Se recorrían amándose. Por fin, era mutuo.Una barrera invisible se había quebrado entre ellos, como un cascarón que los liberaba y les daba alas, y a la misma vez les producía un miedo tangible y visceral a la separación. Hoy tenían la oportunidad de amarse, así, con esa mezcla de entendimiento y desenfreno, en un dueto perfecto y entrelazado.Y sin embargo…Mucho podía pasar todavía en su incierto futuro.Algunos secretos que escondían del resto, podían salir a la luz, complicando todo.Pero esa noche, Marco y Ámbar se habían comprometido. Sí. Lo habían planificado como un espectáculo ficticio para todos los q
Pasaron algunas semanas de paz, en las que las rutinas de siempre quedaban salpicadas de encuentros llenos de fuego y de un amor limpio y profundo. No había mayor placer que despertar juntos en la misma cama, verse a los ojos, y enfrentarse luego a sus respectivas obligaciones. La madre de Ámbar intentaba ser lo más discreta posible, mientras sonreía fingiendo que no se daba cuenta de sus encuentros apasionados y furtivos en cualquier rincón de la mansión. Pronto se casarían, así que no la escandalizaba en lo absoluto.Por supuesto, Marco todavía tenía sus temores y reticencias, de un pasado que lo hacía naturalmente desconfiado. Cuando estaba solo, mirando por la ventana de su oficina, lo asaltaban algunos pensamientos oscuros que lo desconcertaban. Pero cuando volvía a su casa, y se sumergía en el turquesa de la mirada de Ámbar, toda sombra se disipaba en un destello de luz. Ella era limpia y honesta, moldeada a sus deseos, y él era capaz de satisfacerla no sólo en la cama, si no t