Durante toda la semana, los días transcurrieron del mismo modo.Desayunaban por separado, cada uno en su dormitorio. Ámbar visitaba como todas las mañanas, a su madre, que avanzaba increíblemente en su mejoría, mientras ambas caminaban y conversaban por los pasillos del hospital. Luego almorzaba casi siempre sola en algún restaurante pequeño fuera de la mansión donde todo olía a él. A veces, si es que su madre no necesitaba descansar luego de sus ejercicios, comía con ella para no sentirse tan abandonada, y después regresaba a la casa, estudiaba, trabajaba, bailaba en el salón con más ahínco que nunca, mientras su cuerpo recordaba cada increíble sensación provocada por Marco.Bailaba, melodía tras melodía, hasta que terminaba agotada y abrumadoramente excitada, regresaba a su habitación, húmeda, se daba un baño, y esperaba que Julia trajera la cena mientras leía un libro.A veces sentía que la singular empleada la miraba con pena.No se había cruzado con Marco, y aunque le dolía, ta
Sin ninguna novedad, el fin de semana llegó finalmente. Y la ansiedad agobiaba a Marco que en esos días no tenía la excusa del trabajo para desaparecer por varias horas. Se levantó el sábado muy temprano, y el sol cálido entraba desde el balcón. Se le ocurrió que parecía un día agradable para desayunar sintiendo la brisa, y así lo hizo en cuanto le trajeron la bandeja. La cocinera había preparado las cosas favoritas de Ámbar, y eso lo hizo añorarla.Escuchó un auto saliendo de la cochera. Probablemente ella había decidido visitar hoy también a su madre en el hospital.Mejor, así no correría el riesgo de encontrarse con ella en la casa.Le escribió a Mario para saber cuáles eran los planes de Ámbar."Mario ¿dónde llevaste hoy a Ámbar?""Al hospital, señor. La estoy esperando ahora en el estacionamiento. Me pidió que luego vayamos de compras al centro comercial. Así que más tarde la llevo. A menos que usted ordene otra cosa"A Mario le había parecido que la señorita Rice se veía algo
Luego del agradable almuerzo con Martín Cooper, quien resultó ser un apuesto e interesante doctor, y tal vez un gran amigo en el futuro, Ámbar deseaba comprar algún vestido bonito para tener en el caso de que Marco la sorprendiera con una cita.Pero no sólo eso, una nueva idea comenzaba a gestarse en su cabeza, gracias a sus conversaciones con el talentoso médico. Aunque sabía que "su novio" la estaba evitando en estos días, aún tenían un "espectáculo" que dar al resto del mundo, así que, tarde o temprano, Marco Rizzo tendría que rebajarse a mostrarla como un trofeo costoso en algún círculo de la alta sociedad. Mientras tanto, ella se esforzaría por aprender más de este nuevo mundo para representar su papel adecuadamente, no quería cometer ningún error, no sólo por su madre, o su futuro, si no también por dignidad y orgullo. Además, le habían depositado esa mañana en su cuenta el primer pago por un trabajo de diseño que presentó en línea, y esperaba que le alcanzara para hacer su p
El club Summer era un lugar ultra secreto de la alta sociedad. Todos los miembros firmaban un acuerdo de confidencialidad que, en caso de romperse, acarreaba una serie de represalias que ninguno de sus miembros desearía, pudiendo quedarse en la quiebra por la más mínima indiscreción. Grandes empresarios acudían allí, y castigaban sin escrúpulos a quien se atreviera a quebrar el código.No era, por supuesto, un club para nada común, ni se parecía para nada al club Moonlight del señor Franz. En Summer había habitaciones privadas dónde sí se podía acceder a los servicios sexuales de las mujeres y hombres que trabajaban allí.Además se proveía sin medida de bebidas alcohólicas y de todo aquello que pudieran necesitar los clientes para tener la experiencia que desearan, y con quien desearan, desde un simple trago hasta un mueble o juguete "especial".Su dueña, Miranda Lemans, era una viuda rica, que había invertido su fortuna en diferentes clubes nocturnos, aunque Summer era el único con
Marco llegó a la mansión. Se desnudó completamente y se acostó para tratar de dormir. Era claro para él que no podría seguir así mucho tiempo. Realmente, ¿estaba funcionando evitar a Ámbar?.Refugiarse en el sexo y en la distancia se sentía como un retroceso a épocas oscuras.Mañana llamaría a la doctora Azcurra. Necesitaba ayuda, nuevas herramientas.O caería más abajo. Y además, su plan maestro corría el riesgo de colapsar. De seguir así, era imposible que sostuviera esta mentira mucho más tiempo.Pasaron varias horas hasta que finalmente el sueño lo venció.Eso era la señal de que el día siguiente no estaría de muy buen humor.Ámbar despertó más temprano de lo usual y bastante relajada, aunque había soñado con Marco y por eso él fue su primer pensamiento. Lo extrañaba. Se sentía ridícula por tener ese sentimiento absurdo, pero no podía evitarlo.Tenía algo de hambre, así que tuvo la idea de bajar a la cocina, y tal vez prepararse algo ella misma si María no estaba. No deseaba
Ámbar llegó ese viernes al hospital como todos los días. Llevaba un paquete de dulces para su madre.Subió al piso de la habitación en que estaba ella, saludó con dulzura a Martín, conversaron unos minutos y luego entró a ver a Ileana.Luego de algunas horas, decidió volver a la mansión a resolver algunos trabajos pendientes de entrega de sus empleos en línea, así que bajó hasta el estacionamiento del hospital.No vio a Mario por ningún lado, lo que era extraño, así que le envió un mensaje."Mario, hoy salí un poco más temprano del hospital, tengo que ir a la mansión""Lo siento, señorita Rice, tuve un problema con el vehículo y tuve que irme. Ya le avisé a Carlo para que vaya a buscarla""Perfecto, lo espero"Ámbar guardó el móvil y esperó unos minutos, apoyada en una columna del estacionamiento. De pronto, todo se oscureció Marco regresó a su oficina sintiéndose mejor de ánimo. Aunque aún reacio a acercarse nuevamente a Ámbar, su padre le estaba dando la oportunidad perfecta y su
Ámbar miraba detenidamente al hombre que tenía frente a ella, pero no lo conocía.-¿Que sólo exista este modo? ¿A qué se refiere? La gente normal no secuestra para conversar…Él ignoró su sarcasmo y se inclinó un poco más mirándola de cerca. Ella intentaba escudriñar su rostro. Y memorizarlo.-Estuve viendo mucho las noticias últimamente, apareces bastante junto a tu novio. Muchas fotos, algún escándalo... Estoy seguro de que Marco Rizzo pagará un buen dinero por recuperarte, y eso es precisamente lo que necesito en este momento. El negocio está complicado, tengo deudas… y vi mi oportunidad… nadie me reprocharía por aprovecharla… Además, nunca es tarde para un reencuentro.Este hombre extraño estaba loco. ¿A qué diantres se refería?-¿Reencuentro? Yo no lo conozco. Nunca lo he visto… Se ha confundido de persona. Déjeme volver, le juro que no diré nada a nadie. Sólo déjeme regresar…-Ya te dije que debo dinero. A personas a las que no quisieras deber un solo centavo. Así que te quedas
No supo en qué momento se quedó dormida. Era evidente que lo que le habían dado no era un analgésico.Ámbar despertó en un lugar desconocido. No tenía capucha, mordaza ni ataduras, y estaba completamente sola.Le dolían un poco las muñecas y los tobillos, y aún le duraba el dolor de cabeza.Sólo veía un amplio campo a su alrededor, mientras la sombra del árbol bajo el cual estaba, se estiraba por efecto de los rayos del sol del atardecer.Se quedó quieta unos momentos hasta que su aturdimiento se iba disipando y la razón inundaba su mente nuevamente. Supuso que en ese sitio en medio de algún campo de las afueras de la ciudad, habría acordado Luca entregarla a cambio del rescate. Así que simplemente tenía que esperar a que Marco la encontrara allí.Tenía nuevamente sed, y algo de hambre, pero sobre todo tenía ansiedad… todo lo que deseaba era verlo de nuevo. Y escuchar esa voz que le aflojaba las piernas.Marco se deshizo a duras penas de la policía. Acordaron a regañadientes mantene