Era tarde en la noche y Marco se había demorado muchas horas en acudir al llamado de su ama y señora, Luana Díaz.Su padre lo había entretenido con un largo sermón, instándolo a centrarse en su trabajo. -Eres el joven más inteligente y capaz que conozco, hijo. Tienes habilidades naturales para los negocios, y sé que te gusta trabajar. Lo disfrutabas tanto… Por eso estudiaste para ser aún mejor en este empleo, aún cuando yo nunca te lo exigí, no me interesaba que estudiaras… eres mi heredero y lo serás siempre…-Basta papá, no tengo tiempo hoy para esto. Llevo varias horas de retraso para encontrarme con Luana y no me gusta hacerla esperar. Sólo vine a buscar algo…-Marco, sabes que esa mujer no es…El joven clavó sus ojos iracundos en el rostro de su padre. Estaba cansado de que, sólo porque era una mujer madura y que había disfrutado de su vida sexual, todos la trataran como una cualquiera.-Basta. No permitiré que hables mal de ella otra vez. La amo con locura, y ella me ama. No me
Al día siguiente, un Marco terriblemente desorientado, despertaba en la cama de un hospital que reconocía, con el doctor Cooper, un gran médico amigo de la familia, a su lado. Sus padres también estaban en la habitación, con los ojos llorosos y llenos de pesadumbre. Tenía recuerdos confusos de lo que había sucedido la noche anterior en el departamento de Luana, y se sentía adolorido.Con el corazón destrozado, y la furia sacudiendo cada centímetro de su cuerpo, Marco se había abalanzado a la cama gritando, arremetiendo con sus puños contra el enorme vikingo.Sin embargo, había olvidado que este no estaba solo, y que esos tres hombres parecían ser amigos hace un tiempo, así que, apenas hubo asestado el primer golpe en la quijada del rubio, los otros dos lo sujetaron, mientras Luana gritaba asustada.Marco se resistió, pateó, golpeó, mordió, pero acabó recibiendo una paliza que lo dejó inconsciente. Por unas horas, el mundo se había apagado. Lo habían encontrado unos transeúntes en u
Durante toda la semana, los días transcurrieron del mismo modo.Desayunaban por separado, cada uno en su dormitorio. Ámbar visitaba como todas las mañanas, a su madre, que avanzaba increíblemente en su mejoría, mientras ambas caminaban y conversaban por los pasillos del hospital. Luego almorzaba casi siempre sola en algún restaurante pequeño fuera de la mansión donde todo olía a él. A veces, si es que su madre no necesitaba descansar luego de sus ejercicios, comía con ella para no sentirse tan abandonada, y después regresaba a la casa, estudiaba, trabajaba, bailaba en el salón con más ahínco que nunca, mientras su cuerpo recordaba cada increíble sensación provocada por Marco.Bailaba, melodía tras melodía, hasta que terminaba agotada y abrumadoramente excitada, regresaba a su habitación, húmeda, se daba un baño, y esperaba que Julia trajera la cena mientras leía un libro.A veces sentía que la singular empleada la miraba con pena.No se había cruzado con Marco, y aunque le dolía, ta
Sin ninguna novedad, el fin de semana llegó finalmente. Y la ansiedad agobiaba a Marco que en esos días no tenía la excusa del trabajo para desaparecer por varias horas. Se levantó el sábado muy temprano, y el sol cálido entraba desde el balcón. Se le ocurrió que parecía un día agradable para desayunar sintiendo la brisa, y así lo hizo en cuanto le trajeron la bandeja. La cocinera había preparado las cosas favoritas de Ámbar, y eso lo hizo añorarla.Escuchó un auto saliendo de la cochera. Probablemente ella había decidido visitar hoy también a su madre en el hospital.Mejor, así no correría el riesgo de encontrarse con ella en la casa.Le escribió a Mario para saber cuáles eran los planes de Ámbar."Mario ¿dónde llevaste hoy a Ámbar?""Al hospital, señor. La estoy esperando ahora en el estacionamiento. Me pidió que luego vayamos de compras al centro comercial. Así que más tarde la llevo. A menos que usted ordene otra cosa"A Mario le había parecido que la señorita Rice se veía algo
Luego del agradable almuerzo con Martín Cooper, quien resultó ser un apuesto e interesante doctor, y tal vez un gran amigo en el futuro, Ámbar deseaba comprar algún vestido bonito para tener en el caso de que Marco la sorprendiera con una cita.Pero no sólo eso, una nueva idea comenzaba a gestarse en su cabeza, gracias a sus conversaciones con el talentoso médico. Aunque sabía que "su novio" la estaba evitando en estos días, aún tenían un "espectáculo" que dar al resto del mundo, así que, tarde o temprano, Marco Rizzo tendría que rebajarse a mostrarla como un trofeo costoso en algún círculo de la alta sociedad. Mientras tanto, ella se esforzaría por aprender más de este nuevo mundo para representar su papel adecuadamente, no quería cometer ningún error, no sólo por su madre, o su futuro, si no también por dignidad y orgullo. Además, le habían depositado esa mañana en su cuenta el primer pago por un trabajo de diseño que presentó en línea, y esperaba que le alcanzara para hacer su p
El club Summer era un lugar ultra secreto de la alta sociedad. Todos los miembros firmaban un acuerdo de confidencialidad que, en caso de romperse, acarreaba una serie de represalias que ninguno de sus miembros desearía, pudiendo quedarse en la quiebra por la más mínima indiscreción. Grandes empresarios acudían allí, y castigaban sin escrúpulos a quien se atreviera a quebrar el código.No era, por supuesto, un club para nada común, ni se parecía para nada al club Moonlight del señor Franz. En Summer había habitaciones privadas dónde sí se podía acceder a los servicios sexuales de las mujeres y hombres que trabajaban allí.Además se proveía sin medida de bebidas alcohólicas y de todo aquello que pudieran necesitar los clientes para tener la experiencia que desearan, y con quien desearan, desde un simple trago hasta un mueble o juguete "especial".Su dueña, Miranda Lemans, era una viuda rica, que había invertido su fortuna en diferentes clubes nocturnos, aunque Summer era el único con
Marco llegó a la mansión. Se desnudó completamente y se acostó para tratar de dormir. Era claro para él que no podría seguir así mucho tiempo. Realmente, ¿estaba funcionando evitar a Ámbar?.Refugiarse en el sexo y en la distancia se sentía como un retroceso a épocas oscuras.Mañana llamaría a la doctora Azcurra. Necesitaba ayuda, nuevas herramientas.O caería más abajo. Y además, su plan maestro corría el riesgo de colapsar. De seguir así, era imposible que sostuviera esta mentira mucho más tiempo.Pasaron varias horas hasta que finalmente el sueño lo venció.Eso era la señal de que el día siguiente no estaría de muy buen humor.Ámbar despertó más temprano de lo usual y bastante relajada, aunque había soñado con Marco y por eso él fue su primer pensamiento. Lo extrañaba. Se sentía ridícula por tener ese sentimiento absurdo, pero no podía evitarlo.Tenía algo de hambre, así que tuvo la idea de bajar a la cocina, y tal vez prepararse algo ella misma si María no estaba. No deseaba
Ámbar llegó ese viernes al hospital como todos los días. Llevaba un paquete de dulces para su madre.Subió al piso de la habitación en que estaba ella, saludó con dulzura a Martín, conversaron unos minutos y luego entró a ver a Ileana.Luego de algunas horas, decidió volver a la mansión a resolver algunos trabajos pendientes de entrega de sus empleos en línea, así que bajó hasta el estacionamiento del hospital.No vio a Mario por ningún lado, lo que era extraño, así que le envió un mensaje."Mario, hoy salí un poco más temprano del hospital, tengo que ir a la mansión""Lo siento, señorita Rice, tuve un problema con el vehículo y tuve que irme. Ya le avisé a Carlo para que vaya a buscarla""Perfecto, lo espero"Ámbar guardó el móvil y esperó unos minutos, apoyada en una columna del estacionamiento. De pronto, todo se oscureció Marco regresó a su oficina sintiéndose mejor de ánimo. Aunque aún reacio a acercarse nuevamente a Ámbar, su padre le estaba dando la oportunidad perfecta y su