Entraron juntos al elegante comedor, donde los aromas deliciosos de la comida lo invadían todo. Ámbar nunca había visto tantos manjares juntos, y la emocionaba un poco el despliegue de lujos, pero a la misma vez pensaba en lo exagerado que era todo.Saludaron con cordialidad y sentaron uno al lado del otro y ella descubrió que estaba algo hambrienta. Le sirvieron café mientras elegía algo de la mesa, y todos comenzaron a desayunar.Marco preguntó:-Bueno, papá, qué planes tienes para esta mañana, ya que nos despertaste temprano…-Según he oído, ya estabas bastante despierto…Ámbar enrojeció y Marco se rió con ganas.-¿Puedes culparme? Ya me conoces. Susy no debería haber entrado. -Es verdad. Y no, quién podría culparte. -Entonces ¿Qué planteaste esta mañana?-Parece que habrá una exhibición de embarcaciones en la orilla norte del lago, con deportes acuáticos, una feria local, algo pintoresca, pero con un espectáculo de danzas, y supuse que a Ámbar le gustaría.A ella le brillaron lo
El lugar bullía de vida y colores. Mucha gente iba y venía, familias completas, y muchos niños.En el lago había veleros hermosos, personas haciendo windsurf y kitesurf. A lo largo de la playa, habías pintorescos puestos de artesanías, y habían armado un escenario precioso donde un grupo tocaba una alegre música.Ámbar miraba todo fascinada, era un evento realmente maravilloso, nunca había estado en algo así. Tal vez, algún recuerdo lejano de cuando era muy pequeña, en alguna feria barrial.Pero esto era tan perfecto: el lago, el sol brillante, las personas riendo, niños correteando…-¿Me acompañarías a ver los puestos de artesanías?- le preguntó a Marco. -Claro ¿Qué es lo que quieres comprar?-Estaba pensando en ver algo para llevarle de recuerdo a mi mamá… sería muy feliz en un lugar así. -Sé que pronto estará bien… y podrá venir a la casa de campo.Ella lo miró emocionada. ¿De verdad lo creía?... No, tal vez no sería una buena idea. No podía acostumbrarse a nada de esto.No debí
El silencio entre ellos, y el arrullo del motor, la hicieron adormecerse. Se despertó cuando el auto se detuvo.Estaba recostada sobre Marco, que la abrazaba. Había soñado con una casita en el lago, unos niños corriendo y un hombre maduro a su lado, con ojos dorados y dulces.Volvió lentamente a la realidad.La inusual realidad que la atravesaba en el presente. -Lo siento, me quedé dormida. -No hay problema. Vamos, bajemos del auto.Marco parecía pensativo. O tal vez era sólo cansancio. El fin de semana había resultado bastante más intenso de lo que Ámbar esperaba.Entraron todos en la casa.-Nos gustaría que esta tarde conozcas y disfrutes de la piscina, antes de que regresen a casa. -dijo Máximo - Si están de acuerdo, podemos descansar un par de horas y luego envío a alguien para organizar allí la merienda ¿les parece bien?. Sé que hay piscina en la mansión de Marco, pero la nuestra es especial y con una bonita vista.-Me encantaría, Máximo. - respondió ella.-Pues entonces iremo
-Estás muy callada. ¿Te encuentras bien?Ámbar miraba por la ventanilla del auto mientras caía el sol por el horizonte.-No puedo evitar pensar…La tomó de la mano.-¿Se puede saber en qué?-Si prometes no enojarte de nuevo…Marco la miró interrogativamente. Había olvidado que se había sentido molesto cuando ella habló de trabajar.-Lo siento. Pero no estaba enojado. Confieso que puedo entender lo que te sucede con este trabajo, no es fácil separar las cosas y seguramente tendremos que seguir trabajando en eso.-Es bueno saberlo. A veces me cuesta saber qué es lo que sientes… -No estoy acostumbrado a tener que… no lo sé… dar explicaciones, moderar mi carácter…Ella le sonrió.-Creo que lo entiendo. Es bueno hablarlo.-Bien… ¿me dirás en qué pensabas?-Bueno, tiene que ver con lo que dijiste, de separar las cosas. Me sentí culpable de engañar a tu familia…-Entiendo…-Pero no me quejo, no me malentiendas… sé que es nuestro trato. Sólo… fueron tan amables estos días…Marco se quedó en
Bajaron del auto de la mano mientras algunos empleados bajaban su equipaje fingiendo indiferencia. Ámbar estaba roja como un tomate por la vergüenza mientras que Marco simplemente sonreía y la llevaba al interior de la mansión. Ella lo seguía sin darse cuenta de que no estaban yendo a su habitación. Él le habló:-¿Tienes hambre? ¿Estás cansada?Ella pensó unos minutos.-Sí, quisiera comer algo… y darme un baño.-Muy bien. Lo arreglaré.Él tecleó algo con rapidez en su móvil, sin dejar de caminar. De pronto ella despertó de su extraño trance y miró alrededor. No estaba yendo por pasillos conocidos de la casa.Entonces preguntó:-¿A dónde vamos?Marco la miró con picardía.-A mi habitación. ¿Estás de acuerdo?Ella se sobresaltó. -¿Ahora mismo?-Sí. No te preocupes, sabes que no haré nada que no desees. Nos daremos un baño, comeremos algo… y ya veremos. ¿Te parece bien?La verdad sea dicha, eso sonaba bien. Tal vez un poco peligroso, pero despertó su curiosidad. -Sí, de acuerdo.Entr
Marco y Ámbar habían terminado de comer hace unos minutos, pero ella seguía sentada y en silencio. No estaba segura de qué se esperaba de ella.Marco la miraba sin decir palabra, saboreando los últimos sorbos de un dulce vino blanco, como calculando su próximo movimiento. Entonces se levantó despacio, se quitó la bata de toalla, quedando desnudo nuevamente, y se fue a la enorme cama. -Ven aquí Ámbar, ¿quieres?Ella se puso de pie como un resorte. Marco la esperaba interrogante, mirándola con un brillo en sus ojos de rapaz. Se acercó un paso, decidida.-¿Te quitarías la bata?Se detuvo. Con dedos temblorosos, se desnudó ante sus ojos y se quedó de pie. Él la recorrió con la mirada, y presionó un botón detrás de la cabecera de la cama. Una suave música envolvió la habitación. Ella lo miró con intriga en sus ojos turquesas.-¿Te gusta esa música?-Es muy agradable…-¿Te gustaría bailar… para mí?-¿Ahora? ¿Así? No lo sé.-Tal vez si finges que no estoy.Su presencia era tan absoluta y
Ámbar se bañó, enojada consigo misma. Se preguntaba si seguiría con todo este asunto. Si simplemente arruinaba todo el plan, y la familia descubría su contrato, igualmente su madre tenía el tratamiento y ella su carrera. Marco lo había prometido.Pero ¿era ella capaz de hacerle algo así? Arruinaría sus planes de futuro, sólo para poder huir de los sentimientos que estaba alimentando en su interior. Y no, ella no era capaz de tal ruindad.¿Y qué tal con lo del sexo? ¿Quería seguir con ese asunto? ¿Ver cuán lejos podía llevarla?...Sí. Quería seguir. Lo deseaba, la volvía loca, y, al fin y al cabo, al corazón ya lo había perdido.Salió del baño envuelta en una bata. Marco no estaba en ningún lado, seguramente había bajado al comedor.Se vistió rápidamente y se arregló. Cuando salió de la habitación, se encontró afortunadamente con Julia.-¡Julia! Buenos días, menos mal que te encuentro…-Buenos días. El señor Rizzo me pidió que la acompañe al comedor, por si no sabía cómo llegar desde a
Cuando Ámbar salió de conversar con la ginecóloga, luego de haberse decidido por un implante subdérmico como método, era ya algo tarde y estaba hambrienta.Es que la doctora se había preocupado de hacerle un un exhaustivo examen, para no indicarle nada que la perjudicara. Análisis de sangre, hormonal, de orina… y todo lo necesario para estar completamente seguras.Ámbar salía del hospital cuando decidió revisar el teléfono, y descubrió que tenía varias llamadas perdidas de Marco. Le pareció un poco tarde para responder haciendo un llamado, quizás él ahora estaba trabajando u ocupado en una reunión, así que decidió enviarle un mensaje de texto, por si había pasado algo importante que no pudiera esperar hasta verse cerca de la cena. "Hola Marco, recién salgo del hospital y estoy yendo al auto ¿Necesitabas algo? Tenía algunas llamadas perdidas, siento no haber podido responder""Hola ¿Está tu madre bien?"Pensó en si era prudente hablar de la ginecóloga. Tal vez sí."Sí, ella está bien