Regresaron a la casa cuando el sol de la tarde empezaba a caer. Ámbar estaba verdaderamente agotada, pero había disfrutado cada momento de ese día mágico. Se había sentido como una princesa, dentro de un mundo onírico y sobrenatural. No podía imaginarse que pudiera ser más perfecto. Bueno, tal vez sí. Si su relación fuera real.Temía perderse en esa irrealidad, inconsciente de su verdadero lugar y de sus motivos para estar allí. Cuando llegaron, no era la única cansada, por lo que todos acordaron descansar unas horas en sus habitaciones hasta la hora de la cena, lo que hizo que volviera a ponerse ansiosa por estar a solas con Marco. Entró a su habitación deseando darse un baño, así que buscó ropa limpia, una bata de baño y lo miró a él, que se había sentado un momento en uno de los sillones, también visiblemente exhausto. Le dijo entonces:-Me daré un baño en la bañera, a menos que tú quieras ir primero…Él sonrió con picardía y respondió:-A menos que tú quieras compañía…Ella lo
Terminaron de cenar temprano, y tras un largo día todos deseaban retirarse a sus habitaciones para poder descansar, y estar listos para otro intenso día en la casa de campo.Ámbar y Marco entraron al dormitorio que compartían. Ella estaba visiblemente nerviosa por la idea de dormir juntos, y él lo notó. -Ámbar, no te preocupes tanto. No soy un acosador. Dormiré en el sillón, y sin tocarte. Sabes bien que no pasará nada que no desees, sobre todo después de lo que pasó en casa.-Lo sé… y lo siento. Me pone nerviosa estar cerca de tí y no logro evitarlo. Confío en ti… sólo… no entiendo por qué me pongo así…- no se atrevía a decir que era en ella misma y sus sentimientos en quienes no confiaba.-Está bien… sólo necesitas tiempo. Estamos cansados. Durmamos, mañana será otro día importante. -Sobre eso…-¿Qué sucede?-¿Crees que seguirán haciendo preguntas?-Es lo más probable, sobre todo Alex… ¿por qué?-No me quiero equivocar… así que sería bueno intentar que no me quede sola con ellos e
Entraron juntos al elegante comedor, donde los aromas deliciosos de la comida lo invadían todo. Ámbar nunca había visto tantos manjares juntos, y la emocionaba un poco el despliegue de lujos, pero a la misma vez pensaba en lo exagerado que era todo.Saludaron con cordialidad y sentaron uno al lado del otro y ella descubrió que estaba algo hambrienta. Le sirvieron café mientras elegía algo de la mesa, y todos comenzaron a desayunar.Marco preguntó:-Bueno, papá, qué planes tienes para esta mañana, ya que nos despertaste temprano…-Según he oído, ya estabas bastante despierto…Ámbar enrojeció y Marco se rió con ganas.-¿Puedes culparme? Ya me conoces. Susy no debería haber entrado. -Es verdad. Y no, quién podría culparte. -Entonces ¿Qué planteaste esta mañana?-Parece que habrá una exhibición de embarcaciones en la orilla norte del lago, con deportes acuáticos, una feria local, algo pintoresca, pero con un espectáculo de danzas, y supuse que a Ámbar le gustaría.A ella le brillaron lo
El lugar bullía de vida y colores. Mucha gente iba y venía, familias completas, y muchos niños.En el lago había veleros hermosos, personas haciendo windsurf y kitesurf. A lo largo de la playa, habías pintorescos puestos de artesanías, y habían armado un escenario precioso donde un grupo tocaba una alegre música.Ámbar miraba todo fascinada, era un evento realmente maravilloso, nunca había estado en algo así. Tal vez, algún recuerdo lejano de cuando era muy pequeña, en alguna feria barrial.Pero esto era tan perfecto: el lago, el sol brillante, las personas riendo, niños correteando…-¿Me acompañarías a ver los puestos de artesanías?- le preguntó a Marco. -Claro ¿Qué es lo que quieres comprar?-Estaba pensando en ver algo para llevarle de recuerdo a mi mamá… sería muy feliz en un lugar así. -Sé que pronto estará bien… y podrá venir a la casa de campo.Ella lo miró emocionada. ¿De verdad lo creía?... No, tal vez no sería una buena idea. No podía acostumbrarse a nada de esto.No debí
El silencio entre ellos, y el arrullo del motor, la hicieron adormecerse. Se despertó cuando el auto se detuvo.Estaba recostada sobre Marco, que la abrazaba. Había soñado con una casita en el lago, unos niños corriendo y un hombre maduro a su lado, con ojos dorados y dulces.Volvió lentamente a la realidad.La inusual realidad que la atravesaba en el presente. -Lo siento, me quedé dormida. -No hay problema. Vamos, bajemos del auto.Marco parecía pensativo. O tal vez era sólo cansancio. El fin de semana había resultado bastante más intenso de lo que Ámbar esperaba.Entraron todos en la casa.-Nos gustaría que esta tarde conozcas y disfrutes de la piscina, antes de que regresen a casa. -dijo Máximo - Si están de acuerdo, podemos descansar un par de horas y luego envío a alguien para organizar allí la merienda ¿les parece bien?. Sé que hay piscina en la mansión de Marco, pero la nuestra es especial y con una bonita vista.-Me encantaría, Máximo. - respondió ella.-Pues entonces iremo
-Estás muy callada. ¿Te encuentras bien?Ámbar miraba por la ventanilla del auto mientras caía el sol por el horizonte.-No puedo evitar pensar…La tomó de la mano.-¿Se puede saber en qué?-Si prometes no enojarte de nuevo…Marco la miró interrogativamente. Había olvidado que se había sentido molesto cuando ella habló de trabajar.-Lo siento. Pero no estaba enojado. Confieso que puedo entender lo que te sucede con este trabajo, no es fácil separar las cosas y seguramente tendremos que seguir trabajando en eso.-Es bueno saberlo. A veces me cuesta saber qué es lo que sientes… -No estoy acostumbrado a tener que… no lo sé… dar explicaciones, moderar mi carácter…Ella le sonrió.-Creo que lo entiendo. Es bueno hablarlo.-Bien… ¿me dirás en qué pensabas?-Bueno, tiene que ver con lo que dijiste, de separar las cosas. Me sentí culpable de engañar a tu familia…-Entiendo…-Pero no me quejo, no me malentiendas… sé que es nuestro trato. Sólo… fueron tan amables estos días…Marco se quedó en
Bajaron del auto de la mano mientras algunos empleados bajaban su equipaje fingiendo indiferencia. Ámbar estaba roja como un tomate por la vergüenza mientras que Marco simplemente sonreía y la llevaba al interior de la mansión. Ella lo seguía sin darse cuenta de que no estaban yendo a su habitación. Él le habló:-¿Tienes hambre? ¿Estás cansada?Ella pensó unos minutos.-Sí, quisiera comer algo… y darme un baño.-Muy bien. Lo arreglaré.Él tecleó algo con rapidez en su móvil, sin dejar de caminar. De pronto ella despertó de su extraño trance y miró alrededor. No estaba yendo por pasillos conocidos de la casa.Entonces preguntó:-¿A dónde vamos?Marco la miró con picardía.-A mi habitación. ¿Estás de acuerdo?Ella se sobresaltó. -¿Ahora mismo?-Sí. No te preocupes, sabes que no haré nada que no desees. Nos daremos un baño, comeremos algo… y ya veremos. ¿Te parece bien?La verdad sea dicha, eso sonaba bien. Tal vez un poco peligroso, pero despertó su curiosidad. -Sí, de acuerdo.Entr
Marco y Ámbar habían terminado de comer hace unos minutos, pero ella seguía sentada y en silencio. No estaba segura de qué se esperaba de ella.Marco la miraba sin decir palabra, saboreando los últimos sorbos de un dulce vino blanco, como calculando su próximo movimiento. Entonces se levantó despacio, se quitó la bata de toalla, quedando desnudo nuevamente, y se fue a la enorme cama. -Ven aquí Ámbar, ¿quieres?Ella se puso de pie como un resorte. Marco la esperaba interrogante, mirándola con un brillo en sus ojos de rapaz. Se acercó un paso, decidida.-¿Te quitarías la bata?Se detuvo. Con dedos temblorosos, se desnudó ante sus ojos y se quedó de pie. Él la recorrió con la mirada, y presionó un botón detrás de la cabecera de la cama. Una suave música envolvió la habitación. Ella lo miró con intriga en sus ojos turquesas.-¿Te gusta esa música?-Es muy agradable…-¿Te gustaría bailar… para mí?-¿Ahora? ¿Así? No lo sé.-Tal vez si finges que no estoy.Su presencia era tan absoluta y