Abro lentamente los ojos, los rayos del sol hacen que me quiera levantar, el bloqueador solar ayuda pero por el calor de mis mejillas estoy segura de que me quedé dormida y llevo más de cinco minutos bajo el sol abrasador de los Ángeles en esta época del año. El cielo parece despejado y frunzo el ceño, odio los días soleados, así como salir al parque, porque usualmente suelo quedarme dormida como ahora.
La risita a mi lado me hace girar a mi izquierda, y mis ojos se cruzan con un par idénticos a los de Barclay, la niña de cabello oscuro y cerquillo, me sonríe mostrándome sus hoyuelos en las mejillas. La pequeña de cuatro años que tuvimos Barclay y yo, me ha tendido una nueva trampa, sabe que mamá termina cansada del trabajo y se las apaña para que me duerma aprovechando ese tie
Abro los ojos claramente incómoda por los ruidos y gemidos que se escuchan a través de las paredes que se conectan con la habitación de al lado. Por fin había llegado el viernes y la rutina de la que era una fiel esclava estaba a pocas horas de quedar atrás. Siempre era lo mismo; levantarme para ir a la universidad, regresar y de forma rápida ducharme, pasar a las oficinas de mamá y dejar que uno de sus gorilas armados me lleve al aeropuerto y perderme en algún lugar paradisiaco. ¡Mierda! me había quedado dormida en una de las habitaciones que usaban para sus filmaciones, no tenía hambre, puesto que había ingerido algo de comida que me trajeron amablemente. Mi hermana mayor solía decirme que la comida era una de las cinco paradas para llegar al deseo de satisfacer los instintos más primarios de un hombre.Mi madre era la dueña deYorky Model World, una de las empresas más g
BRYONYMierda. Mi madre no me había explicado bien lo que estaba ocurriendo, y mi hermana permanecía hermética encerrada en su habitación, hoy se supone que nos iríamos a Londres pero al parecer mi madre cambió de idea y pasaremos el fin de semana encerradas en una de las casas que tenemos cerca de mi universidad, no entiendo sus decisiones pero por lo menos lo pasaré alejada del resto de mis compañeros. No era el tipo de chica popular pero tampoco a la que molestaban.Cierro mi casillero resoplando al saber que diez de los gorilas trajeados de mi madre, me están esperando a las afueras de la universidad. Sin pensar, se me resbalan dos libros y mientras intento recogerlos el recuerdo de mi primer beso robado invade mis pensamientos explotando un sin fin de e
BRYONYMi corazón comienza a galopar con fuerza cuando me siento segura de que se trata del mismo chico que me encontré en el elevador. Mantiene la palma de su mano sobre mi boca haciendo la presión necesaria para impedirme hablar. ¿Cómo había entrado a mi casa? La seguridad que había puesto mi madre era extrema, solo una persona como yo que conozco cada rincón de esta mansión, tendría una oportunidad de salir desapercibida—No me mires así que no te voy a hacer nada —sus ojos se clavan en los míos—. No te enfades pero no eres precisamente mi tipo.Su comentario me pone de mal humor y prende una llama en mi interior que obliga a mi imaginación a jugar sucio al p
BRYONYLa noche apenas iniciaba y ya había logrado burlar toda la seguridad que mi madre había puesto en la casa, realmente me sorprendió el hecho de que aquel tipo se atreviera a venir conmigo con la supuesta excusa de que terminaría por contarme todo lo que sabía acerca de mi progenitora, cosa que aún dudaba mucho porque... en el fondo seguía creyendo que conocía a mi familia. Estábamos caminando por una calle poco transitada y alejada de la seguridad de mi casa, cuando Barclay; como se hacía llamar el tipejo, me seguía con una enorme sonrisa.—Anda, no entiendo cuál es la necesidad de ir a la casa de tu amigo caminando cuando tengo carro —me dice con voz ronca y de reojo puedo notar como se mete las manos en los bolsillos
BARCLAYEl vuelo había sido de lo más tranquilo, mientras escuchaba música y mi mirada se anclaba en la ventanilla del avión, el recuerdo de la noche anterior me llenaba manteniéndome ensimismado. En mí interior resurgió el sublime deseo de que la asesina de mi hermano menor no fuera la chica de ojos miel, en todos estos meses me había dedicado a investigar a los Blackorth y solo encontré lo que por muchos años supimos.«¿Quién eres realmente?»Termino de darle un trago a mi copa de vino y me preparo para el aterrizaje. Pude haber regresado en alguno de los aviones privados de mi padre pero ese no era mi estilo, a más de que gracias a que estoy en este avión, p
BRYONY Estaba aterrada por lo que aquellos hombres estaban a punto de hacer, en cuanto vi que uno de ellos se bajaba la bragueta temblé. ¿Por qué carajo Barclay me había dejado en este sitio? Una nube gris llena de dudas se acumulaba en mi cabeza, uno de ellos comenzó a manosearme el cuerpo, me tenían atada de pies y manos a una silla de metal. Pude haber llorado, pataleado o incluso aventar improperios, pero no me humillaría, no les daría el gusto de verme llorar siquiera... ¿o sí? Demasiado tarde para elegir que hacer o que no estaba bien, enseguida entró alguien y a toda velocidad comenzó a golpear a uno de ellos, pese a mi sorpresa nadie se metió, nadie lo detuvo, aquel hombre de traje solo estaba golpeando sin parar al otro hombre que hace unos cuantos minutos intentaba abusar de mí. De pronto llegó alguien más y
Se aleja de mí después de remojarse los labios y echarle un breve vistazo a mi escote, sus rasgos eran elegantes y me di una regañina mental al dejar que se cruzara por mi mente la absurda idea de estar besándome con este tipo que prácticamente me tenía secuestrada. Mamá terminaría matándolo. Ya era hombre muerto. Sus gestos eran elegantes al entregarse al ritual de encender un cigarrillo. —¿Puedo saber siquiera por qué me tienen prisionera y quién sois ustedes? —mi pulso se lanza a galopar nuevamente. —Mataste a mi hermano, es por esa razón que pagarás por ello, yo no soy un blandengue como Boris, no soy un niño Bryony, en diez minutos saldremos. —¡Debe ser una puta broma! —Resoplo sosteniéndole la mirada—. Yo no he matado a nadie, ni siquiera conozco a tu hermano y no sé quién car
BARCLAY En cuanto logro ver el impacto de bala que golpea el hombro de la chica, me giro y con sangre fría y sin importarme de quién se trataba, saco a toda velocidad mi arma y disparo. Irremediablemente veo que se trata de la misma azafata que se supone nos acompañaría, tanto mi hermano como yo estábamos enterados de sus aventuras sexuales con ambos, pero no nos importaba ya que no solíamos mezclar el trabajo con lo sentimental. El impacto de mi bala le da en la cabeza; lo que provoca que se desplome al instante. Varios guardias de mi seguridad corren a mi auxilio y al ver el cuerpo de la mujer sobre el fino suelo, odio la sensación que dentro de mí se acrecentó al ver como estaba manchando de sangre el sitio. Con la mirada y un ligero movimiento de cabeza les doy órdenes para que limpien mi desastre.