La seriedad falsa de Barclay como si yo le importara algo, hizo que me diera un pequeño ataque de risa, ese hombre si podía llegar a ser actor.
—No juegues conmigo, te lo advierto... ¿de qué salida hablas?
—Yo no estoy jugando, pero solo sé que si logro hacer que ese tipo quedé encantado con lo que tengo en mente hacer, puede que pague una suma enorme de dinero por mí y tu padre al final decida dejarme ir —confieso con triunfo.
—Imposible, eso no ha ocurrido desde que mi padre era muy joven, él no aceptaría dejar marchar a la asesina de Cameron —en sus ojos se colocó la misma oscuridad que vi cuando enfureció al enterarse de que era virgen.
—Te creía más listo —resoplo decepcionada.
BARCLAY ¿En verdad hablaba en serio ella, cuando dijo que iba a poner en práctica todo lo que había aprendido? Trago saliva mientras me sirvo un trago sin apartar mis ojos de Bryony, parece asustada aunque luche por mostrar todo lo contrario. Siendo sincero conmigo mismo, no debería importarme lo que le suceda, después de todo las pruebas la apuntan como la culpable de la muerte de mi hermano menor; Cameron. Por unos segundos, mi mente repasa lo que sucedió entre ella y yo, enfureciéndome el hecho de que desde el primer momento en el que la vi supe que iba a ser mi perdición. BipBipBip Suena mi celular, lo saco a gran velocidad de mis bolsillos y veo en la pantalla, un nombre que no me apetecía ver. Levanto la
En ese momento mi padre se pone de pie dando un golpe en el escritorio, se puso de mil colores y la expresión de su rostro cambió radicalmente. —No quiero muerta a mi querida Beatrice —el tono de su voz fue más tranquilo, más armonioso, recordé que nunca le habló a nuestra madre de esa forma tan... llena de cariño, entonces lo supe, o la menos tuve la sospecha de lo que pasaba realmente. —Hablas de ella como su fuera alguien importante en tu vida, y no como tu enemiga número uno. —Hay verdades que no se pueden ocultar, como el hecho de que esos dos no son mis hijos reales, cuando me casé con su madre, la muy perra ya tenía a esos dos recién nacidos, pero yo estaba tan encaprichado con ella que los terminé aceptando, después murió y me quedé a cargo de ellos, pero no son mi sangre, p
BRYONY Aún no puedo creer lo que estaba pasando, realmente Barclay nos estaba ayudando, recuerdo que cuando aquel tipo comenzó a manosearme el cuerpo desnudo con mirada llena de lascivia y remojándose los labios con una mezcla de bien calculada sorna y lujuria, sentí asco al pensar que su asquerosa lengua tocaría un espacio de mi piel, estaba lista para salir huyendo, de reojo voltee a ver a Barclay pero me pareció que estaba entretenido hablando por teléfono. Respiré hondo, unas cuantas veces sin que Jack se percatara, ya que estaba demasiado entretenido con besarme los senos, cerré los ojos unos instantes pensando en todo, uno, dos, tres, sería el momento indicado, pero algo me hizo voltear a una de las cabinas a mi derecha, alcancé a ver una sombra que se me movía en el interior, me pareció raro, le eché un último
—¡Mierda! —resopla Barclay. —¿Qué sucede? —inquiero. —Intentan derrumbar la puerta, estoy seguro de que no tardarán en colocar el código, debemos movernos —dice Barclay con preocupación. —No te seguiremos —Christopher me toma del brazo y me jala hacia él. —No tienen opción, princesita —se dirige a mi amigo... novio... —¿Por qué nos estás ayudando? —pregunto al tiempo que se escucha una segunda explosión. Barclay nos mira detenidamente, luego su atención gira entorno a la puerta. —Porque ellos buscan mi cabeza. —¿Y crees qu
BRYONY Esto debía ser una pesadilla, una dulce y cruel pesadilla envuelta en un susurro dulce. No recordaba mucho, solo sabía que antes de que preguntara algo, me dieron un golpe en la cabeza y me desmayé. Decido levantarme de la cama en la que ahora estaba acostada, con los ojos cargados de sueño y con la mente embotada, saturada sería la palabra correcta para describir lo que siento, me enderecé, entorné los ojos y miré toda la habitación con más determinación, tratando de guardar en mi memoria hasta el mínimo detalle. La habitación era enorme, lujosa y yo vestía una bata blanca de lino, de mi cuerpo se desprendía un olor a vainilla y menta fresca, mi cabello ahora volvía a ser sedoso y bien peinado, ¿qué estaba pasando? era más que obvio que alguien había jugado conmigo cuando estaba inconsciente e indefensa. La so
El grito estridente hizo que me pusiera a la defensa y de forma inmediata, saltando hacia el otro lado de la cama y tomando la otra lámpara. —¿En serio crees que eso te protegerá? eres igual de ingenua que tu madre. —Sé que no lo hará, pero lo hice por puro reflejo, mamá nos entrenó bien, con los mejores maestros, y no es por alardear pero teniendo un arma en mis manos, tengo la mejor puntería, nunca fallo, no importa el ángulo, la distancia, o la circunstancia —mi respiración comienza a acelerarse, y siento la adrenalina correr por todo mi torrente sanguíneo. —Me alegra saber que tu madre hiciera por lo menos algo bien, pero tienes que saber que no pienso dejarte ir, perderte no es una opción, así que te recomiendo que te hagas a la idea clara de que no volverás a ver a tu madre, h
Ella baja la mirada y soy consciente de que un ligero sonrojo se coloca en sus mejillas, sonríe y esta vez es real. —No —niega con la cabeza sin borrar su sonrisa—. El joven Barclay es incapaz de algo como eso, él no es así, imposible, cuando llegué a esta casa, él y su hermano menor; Cameron, fueron los únicos que nos trataban a todos como si fuéramos parte de la familia y no como unos simples trabajadores más, Barclay es amable y muy bondadoso, siempre se preocupa por el prójimo, aunque lleva tres años sin venir aquí, él es por mucho, el hombre más bondadoso y generoso que he conocido en mi vida. —¡Vaya! —suelto una ligera risa comprobando que estaba en lo cierto—. Hablas de él como si lo conocieras muy bien. Ella bajó la mirada por milésima vez y se puso nerviosa.
BARCLAY ¿Cómo es que habíamos llegado a este punto? parecía ser todo una pesadilla, y una de la que iba a ser difícil de despertar. La noche no fue la placentera para mí, pero algo me decía que para Bryony si lo era, no dejaba de preocuparme la cuestión de la incertidumbre al no saber si ella estaba dispuesta a aceptar el trato y las condiciones que Ezequiel seguramente le iba a proponer. Después de todo no nos conocíamos, y sabía que la mayoría de las mujeres que estaban metidas hasta las narices en esto, aceptarían cualquier cosa a cambio de una cuantiosa cantidad de dinero. Me dolía todo el cuerpo, y por primera vez temía por mi vida, lo que sucedió por la noche se lo haría pagar con intereses, pero lo primero era salir con vida de este lugar que en algún momento de mi vida fue el hogar que cobijó a Cameron y a mí.