Capítulo 34

El grito estridente hizo que me pusiera a la defensa y de forma inmediata, saltando hacia el otro lado de la cama y tomando la otra lámpara.

—¿En serio crees que eso te protegerá? eres igual de ingenua que tu madre.

—Sé que no lo hará, pero lo hice por puro reflejo, mamá nos entrenó bien, con los mejores maestros, y no es por alardear pero teniendo un arma en mis manos, tengo la mejor puntería, nunca fallo, no importa el ángulo, la distancia, o la circunstancia —mi respiración comienza a acelerarse, y siento la adrenalina correr por todo mi torrente sanguíneo.

—Me alegra saber que tu madre hiciera por lo menos algo bien, pero tienes que saber que no pienso dejarte ir, perderte no es una opción, así que te recomiendo que te hagas a la idea clara de que no volverás a ver a tu madre, h

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