Mi despertar estaba destinado a ser hermoso al igual que mi compañera, ella estaba en mis brazos, nada podría estar mal, o eso pensaba en mi estado de seminconsciencia saliendo de mi placentero sueño, el destino puede ser una perra cuando se lo propone, el estallido de la puerta de madera me hizo ponerme en alerta de inmediato, algo grande había atravesado mi puerta, o más claramente la había destrozado en pedazos, me puse de pie ignorando mi desnudes y la cara de terror de mi compañera, no sabia a que me enfrentaba hasta que un rugido desde la sala de estar me dio una pista de lo que estaba enfrentando, era un oso en mi casa, como lobo estaba bien entrenado, era fuerte , pero un oso era el cambia formas más poderoso y grande, tendría problemas para manejar uno yo solo, con la conciencia molesta por lo que estaba a punto de hacer, deje que mi lobo sacara su hocico, saque mi cabeza por la ventana y aullé, era una señal de ayuda, podría detener el oso lo suficiente para que alguien vini