Aquella bomba a punto de estallar en el pecho de Matt se detuvo como un detonador de relojería en el mismo momento en que abrió los ojos justo a la altura de aquel ombligo pequeño y delicioso. Su mano bajó despacio, sin poder evitar aquella caricia suave sobre su seno mientras intentaba bajar de tocarla, y tampoco pudo evitar que su respiración se detuviera mientras subía aquel pijama a lo largo de sus piernas.Heilyn apretó los labios y pasó saliva cuando lo vio subir, tomando la playera. Le dolía horriblemente la cabeza y no lograba enfocarse, pero aun así parecía como si su contacto la sacara de aquel estado de agotamiento y calentara cada fibra de su cuerpo.Solo fue capaz de escuchar aquel gruñido bajo mientras él hacía lo más parecido a un esfuerzo por controlarse.—Sube los brazos —susurró Matt y sintió que aquella vorágine de abejas asesinas que tenía en el estómago lo atacaban todas a la vez.Le metió la playera por la cabeza y suspiró mientras la bajaba sobre sus senos, inte
Matt sintió como si cada uno de sus músculos se paralizara. ¿Cómo que “si me tocas de nuevo”? Él jamás…Y en ese momento lo entendió: sus pesadillas no eran con él. Quien tenía miedo de que se llevara a Sian, a quien quería pagarle, no era a él.A su mente llegó aquella ansiedad que había visto en ella por liquidar la deuda o por dejar dinero extra en su cuenta, y maldijo en voz baja porque eso significaba que había alguien aún latente en la vida de aquella mujer, alguien a quien obviamente le tenía miedo.Bajó sus manos despacio, acariciando su rostro para despertarla, y la vio abrir los ojos sobresaltada.—Tranquila, tranquila.—¿Sian…?—Está bien, tranquila. Cálmate.La muchacha frunció el ceño como si estuviera demasiado confundida, pero cuando por fin despegó los labios realmente no estaba muy segura de qué decir.—Estaba... Creo que estaba soñando. Lo siento.—Estabas teniendo pesadillas —añadió Matt por lo bajo y casi juraba que había podido sentir el miedo en la mirada de aque
Había muchos esfuerzos en conjunto ahí:El de no sonrojarse.El de poder despegar los labios y decir que ya se sentía mejor.El de dejar de mirar al hombre porque recién despierto y todo despeinado era lo segundo más hermoso que había visto en su vida.—¡Sí, sí! Perdón, estoy bien. Solo me asusté porque... Bueno...—Porque no acostumbras a que ningún extraño se ande metiendo en tu cama sin permiso —comprendió Matt y le hizo un guiño antes de extenderle la mano para ayudarla a levantarse—. Tranquila, no soy un extraño, y encima estamos bajo supervisión.Y como si lo hubiera invocado, solo unos segundos después Sian llegaba corriendo en la habitación seguido del cachorro y se lanzaron los dos a la cama.—¡Mami, mami! ¿Ya estás bien? ¿El besito de papi te hizo despertar?—¿El qué? —Heilyn se puso roja hasta la raíz del cabello y miró a Matt con expresión interrogante.—A mí no me mires. ¡Supervisión! ¿recuerdas? Supervisión —exclamó él lanzándose de la cama y fue encerrarse en el baño po
Durante un minuto el rostro de Heilyn Payne se convirtió en una máscara asustada, pero luego simplemente tuvo que tragarse aquella incertidumbre y asintió, porque no podía hacer otra cosa.Matthew Vanderwood había cruzado medio mundo para ir a encontrar a su hijo, y aunque aquellos ojos eran muestra más que clara de que eran familia, aun así, ella necesitaba asegurarse.—Está bien. Buscaré... buscaré una buena clínica donde podamos hacerle una prueba de paternidad —declaró y Matt le regaló una sonrisa de agradecimiento.—Busca una con la que te sientas cómoda, lo demás podemos arreglarlo después.Pero no importaba qué tan buena fuera la clínica o cuánto confiara Heilyn en los resultados, la verdad era que nada podía quitarle aquel temor, porque podía haber una posibilidad de que perdiera a su hijo. Después de todo, Matthew era un hombre con mucho dinero, y los hombres con dinero siempre terminaban logrando lo que querían.El día siguiente comenzó lleno de actividad y Sian caminó de la
El corazón le dio un vuelco tan fuerte que Heilyn se detuvo en seco, pegó la espalda en aquella pared y trató de respirar inútilmente. Matt estaba sentado en la encimera de la cocina, con la cabeza entre las manos y restregándose de cuando en cuando el puente de la nariz, mientras su teléfono descansaba frente a él con el altavoz puesto."Mira, sabes que puedo hacerlo", decía el hombre al otro lado del teléfono. "Conseguir un pasaporte es lo de menos para mí, pero tienes que estar bien seguro del apellido que vas a ponerle, para que luego no vayas a tener problemas legales con eso”.—Sí, no te preocupes, ya le hicimos la prueba de paternidad a Sian, no debe demorar más que un par de semanas en que llegue el resultado, pero para ese momento quiero estar preparado ya."OK, entonces supongo que el pasaporte de Sian saldría con el apellido Vanderwood" confirmó Ranger. "Voy a iniciar el trámite para que salga lo más pronto posible, pero ¿crees que la madre adoptiva te va a permitir traerlo
A veces también el frío era bueno, le permitía despejar su cabeza, pensar con más claridad, y dejar su corazón fuera de todo aquello, porque definitivamente su hijo necesitaba en aquel momento que ella fuera una madre enfocada y no una mujer dolida.¿Dolida?¿Esa era la palabra correcta?¿Dolida porque el padre de Sian estaba dispuesto a conquistarla solo para quedarse cerca de aquel niño?Honestamente, Heilyn no estaba segura de si eso la ofendía o la tranquilizaba. Solo sabía que desde el momento en que había tomado a Sian en sus brazos había decidido ser su mamá y hacer lo mejor para él, y entendía que Matthew Vanderwood también estaba dispuesto a hacer lo mismo, también estaba dispuesto a luchar para ser el papá de su pequeño, aunque eso significara enamorar a una mujer por la que no tenía esa clase de sentimientos.—Sácatelo de la cabeza —se dijo a sí misma deteniéndose delante de aquella tienda departamental—. Sácate a ese hombre de la cabeza porque nunca será nada más que el pa
Matt respiró pesadamente y golpeó la encimera con el puño mientras con la otra mano se mesaba los cabellos. Casi hubiera preferido que le gritara, casi hubiera preferido que Heilyn lo amenazara como el mismo día en que la había conocido, pero en cambio ella solo estaba siendo madura y razonable.Y por desgracia esa parte calmada y sin una gota de toxicidad era precisamente la que había formado aquel abismo inmenso que había entre ellos.¿Que había escuchado las babosadas que le estaba diciendo Ranger? Eso era bastante obvio. El problema era que no eran ciertas, o al menos para Matt no lo eran.Sabía muy bien que podía tener a su hijo sin necesidad de conquistar a Heilyn con engaños. Pero era evidente que ella no lo sabía, y no quería que pensara que la única razón que tenía para acercarse a ella era poder conservar a Sian. ¡Porque Dios sabía muy bien que aquella no era la única razón!Sin embargo Matt era muy consciente de que las palabras no iban a cambiar aquello, de que solo por de
Heilyn estaba tan nerviosa que no había podido evitar sobresaltarse ante la voz de Matt. Tenía los nervios a flor de piel y estaba asustada.Sí, tenía que confesarlo, estaba asustada, porque Barri Watson no era precisamente el tipo de hombre del que se podía escapar con facilidad, y aunque ella había logrado hacerlo una vez, ahora Sian era un niño grande que podía comprender cuando estaban en peligro. Y aquella no era una sensación que quisiera para su hijo.El vaso escapó de sus manos y se hizo añicos en el suelo, y ella se agachó de inmediato a recogerlos. Sin embargo, aquel nerviosismo solo hizo que su mano temblara un poco mientras uno de los cristales cortaba en el lateral de su palma, haciéndola exhalar un gruñido de dolor y frustración al mismo tiempo.—¡Heilyn! Oye, ¿estás bien? —exclamó Matt preocupado, acercándose a ella deprisa y sujetando sus muñecas para que dejara todo aquello.—Lo siento, lo siento, no fue mi intención...—Cálmate, solo cálmate —dijo él con tono suave y