Nate ni siquiera sabía cómo se sentía en aquel instante. Aquella mezcla de esperanza y desesperación se lo estaba comiendo vivo, pero ya no había alternativas, ya no había más tiempo, lo único que quedaba era pedirle a Dios que en aquellos meses el cuerpo de Blair se hubiera fortalecido lo suficiente como para trabajar por sí mismo.El doctor lo hizo pasar a la pequeña sala, y se mantuvo a su lado todo el tiempo mientras los demás integrantes de su equipo retiraban todos los tubos y las máquinas de soporte. Cuando terminaron de retirar el apoyo del oxígeno, durante un largo minuto, todos miraron a la pantalla mientras el especialista principal veía con un nerviosismo cómo la saturación de oxígeno de la muchacha caía un poco.—¡Vamos, vamos! —murmuró por lo bajo mientras masajeaba su pecho, y Nate no sabía si temblaba o lloraba hasta que por fin vio aquel pequeño movimiento—. ¡Lo está haciendo! —exclamó el doctor emocionado—. ¡Está respirando sola! ¡Lo está haciendo!Aquel equipo médic
Era feliz, no había otra forma de describirlo. Nate era inmensamente feliz, porque aunque se notaba que tenía que hacer un esfuerzo para enfocarse y para hablar, estaba seguro de que Blair iría recuperándose poco a poco.Incluso le hizo aletear el corazón la forma en que ella le torció los ojos para que se marchara a la mañana siguiente, para que fuera a darse un baño y cuidar de los niños. Sabía que estaba muriendo por verlos, pero también estaba seguro de que no poder abrazarlos con todas sus fuerzas la lastimaría mucho.Así que durante el par de días que siguieron, continuó mostrándole fotos y contándole sobre los bebés, hasta que por fin el médico dio el visto bueno para que se la llevara a casa.Blair se sentía todavía débil, pero los brazos de Nate alrededor de ella eran capaces de calmar cualquier sensación de angustia que pudiera sentir.—¡Está bien, tranquila, tranquila! —susurró él, pasando los brazos detrás de su espalda y bajo sus rodillas para levantarla, y la muchacha ap
No había nada que le importara más que ella. No había nada que hiciera a Nate más feliz que estar a su lado, aunque ciertamente contarle todas las cosas que habían pasado los últimos meses era un cúmulo de amargos recuerdos para él.—No puedo creer que Adaline haya hecho todo eso —murmuró Blair mirando al techo con cansancio.Sentía el cuerpo grande y pesado de Nate hundiendo el colchón a su lado y rodeándola con sus brazos mientras le contaba todo aquello.—Créeme que yo tampoco, jamás podrá caberme en la cabeza cómo la mujer que me crio se convirtió en una asesina... O si es que siempre lo fue. —Pasó saliva mientras su corazón se hundía un poco, pero la respiración suave de aquella mujer contra su cuello era una de las pocas cosas en el mundo que podía aliviar esa carga.—Tu padre debe estar devastado, realmente me da mucha pena con él, Nate —le dijo ella.—Pues, si te soy honesto, no lo sé, el viejo no habla con nadie... O sí, la verdad es que sí habla, pero no con nosotros —sonrió
Sienna estaba que echaba fuego por los ojos, pero las dos personas frente a ella solo la miraban con desprecio y con odio.—¿Ustedes quiénes se creen, eh? —bramó con aquella impotencia que siempre había tenido atorada.Aunque nadie lo supiera, ella podía haber nacido con un estatus muy diferente. Ella podía haber sido una Vanderwood, pero en lugar de eso había tenido que conformarse con lo siguiente mejorcito que su madre había encontrado. Y al final resultaba que su padre las había dejado con más deudas que dinero.—¿Se creen que son superiores a mí? ¿Eh? Tú, porque naciste en una cuna de oro —le escupió a Nate—. Y tú, ¿porque te follas al que nació en una cuna de oro? ¡Porque a mí no se me olvida que tú eres una arrastrada...!— ¡Ya basta, Sienna, basta! —exclamó Nate con rabia—. ¡Ni siquiera te permito dirigirte así a mi esposa!—Déjala —lo interrumpió Blair, alcanzando su mano y entrelazando los dedos con los suyos—. ¿No te das cuenta de que no conoce otra forma? Sí, quizás yo fue
Aquellas palabras retumbaron como un eco en la cabeza de Nate:"¿De dónde carajos está sacando Sienna tanto dinero como para contratar a un abogado así?"—De donde mismo sacó dinero para pagar por un equipo de vigilancia profesional —replicó Nate recordando que, a pesar de haber hackeado su teléfono, jamás habían podido averiguar de dónde Sienna y su madre estaban sacando dinero para contratar los servicios de aquel tipo de gente—. Hay alguien más en todo esto. ¡Dios, no puedo creerlo, pero eso es seguro, hay alguien más en todo esto que las ha estado apoyando, y después de lo que pasó el día de mi boda falsa creímos que era mamá!Matt lo miró aturdido y de repente se llevó las dos manos a la cabeza.—Ahora no puede hacerlo, ¿con qué lo haría? Mamá está en la cárcel, Nate, está esperando su propio juicio —Matt respiró profundo para luego apretar los labios y decirle aquello que había estado guardándose durante algunos meses—. Ha estado llamándome...—¿Qué? ¿Mamá ha estado llamándote?
Nate tuvo que apretar los puños en un intento que no iba a hacer mucho efecto en controlarlo. No podía creer que aquel infeliz estuviera diciéndole todo aquello, especialmente retándolo de esa forma. Pero estaba dispuesto a seguirle aquel sórdido juego y permitirle la amenaza porque tenía que saber hasta dónde era capaz de llegar.—¿Y qué te parece si me dices qué es lo que piensas hacer para obtener ese puesto que tanto deseas en esta compañía? —le espetó con rabia, pero Lloyd le regaló una sonrisa socarrona.—¡Abrir mi boca, eso es lo único que tengo que hacer! —replicó el viejo—. Lo único que tengo que hacer es soltar la lengua y esa parte de la fortuna Vanderwood que mi hermano te dejó desaparecerá para ti en un solo instante. ¿O crees que esos a los que llamas “hermanos” van a permitir que un tipo que ni siquiera es hijo biológico de Rufus se quede con una parte de su herencia?Nate dio dos pasos hacia él, listo para partirle la cara justo como se merecía, pero Lloyd lo enfrentó
El mundo era un lugar oscuro para Nate Vanderwood, como si de repente se hubiera hecho de noche aunque solo fueran las cinco de la tarde. Condujo a cada y aunque juraba que era cuidadoso, la verdad era que su cerebro estaba tan embotado que ni siquiera lograba recordar qué ruta había seguido o cómo había llegado.Atravesó el salón principal y sus ojos solo buscaron a su esposa con desesperación, al punto de que la señora Margo le salió al paso y de la boca de Nate salió una única palabra:—¿Blair?—Está en su habitación, hijo. ¿Estás bien…?Nate hizo un gesto de afirmación que la señora no se creyó en absoluto y subió las escaleras de dos en dos hasta su habitación, donde Blair estaba acurrucada entre los edredones leyendo un libro.Bastó un solo segundo para que sus ojos se cruzaran con los de Nate para que supiera que algo iba terriblemente mal. Ya conocía aquella mirada perdida y sobre todo conocía las oscuras reacciones que salían de aquel hombre cuando entraba en aquel estado de
Blair sentía los cálidos dedos de Nate recorriendo su columna vertebral mientras la desnudaba lentamente, poco a poco, como si quisiera perderse en aquella tentación.Cada uno de sus movimientos era suave y controlado, pero eso no evitó que su respiración se entrecortara cuando él alcanzó cada extremo de sus bragas y la deslizó por sus piernas, besando cada centímetro de piel que descubría. —Eres tan hermosa —susurró contra sus pechos, sintiendo cómo aquellos pequeños pezones se endurecían bajo su lengua.—Te extrañé mucho —sonrió Blair conteniendo un gemido de gusto, y un instante después sentía el calor de su piel desnuda contra la suya.Sus besos eran deliciosos y sus lenguas bailaban a un ritmo ninguno de los dos había olvidado. Los labios de Nate le recorrieron la clavícula, subiendo por la curva de la garganta hasta el lóbulo de su oreja; empujándola hacia atrás y llevándola con él mientras Blair sentía el peso de su cuerpo sobre ella.Era imposible, no estremecerse, disfrutarl