Nate no quería provocarle a su padre ningún dolor, pero no podía ocultarle el hecho de que Blair estaba debatiéndose entre la vida y la muerte.Los gemelos y el señor Rufus no tardaron en subirse a un avión después de que Matt los llamara, así que muy pronto estaban en aquel hospital, conociendo al pequeño Brasen y apoyando a Nate tanto como era posible.—Tiene que haber algo que podamos hacer, Nate… —murmuró su padre con el corazón deshecho—. Mis nietos se merecen tener a su madre con ellos y Blair… esa niña merece que todos peleemos por ella. ¡Tiene que haber alguna solución!Nate pasó saliva y apretó los labios mientras miraba a su padre.—Su oncóloga nos dio acceso al MD Anderson, es el mejor hospital oncológico de todo el país y está en Houston —murmuró Nate—. Dice que nunca estará lo suficientemente estable para un traslado así que el simple hecho de llevarla allá es un riesgo en sí. —Sus ojos se llenaron de lágrimas pero se las limpió con determinación—. Voy a tomar el riesgo p
Si alguien le hubiera dicho a Nate Vanderwood hacía un año que iba a renunciar voluntariamente a la dirección de la compañía familiar para regresar a Texas, ni él mismo se lo hubiera creído. Sin embargo allí estaba, en medio de aquella sala de conferencias en la que su padre había reunido a sus hijos, que conformaban la junta directiva, y a los principales gerentes dentro de la empresa.Por supuesto que todos se preocuparon cuando Nate comunicó su decisión de dejar de ser el CEO, pero nadie mejor que aquella gente tenían muy claro que para los Vanderwood la familia estaba primero.—Hijo, estamos contigo —se adelantó su tío Lloyd palmeándole la espalda con un gesto preocupado—. Haremos lo posible por hacerte esto más llevadero.—Gracias tío. Pero la razón por la que nos hemos reunido es para hablar de lo que va a pasar con la empresa. Tenemos que designar formalmente un nuevo CEO que se ocupe de la dirección de la compañía en Nueva York —expresó Nate.—Por supuesto, estamos para apoyar
Había estado viviendo de las joyas que llevaba puestas el día de la boda frustrada. Era lo único que le había quedado porque ni siquiera le había dado tiempo a usar ninguna de sus tarjetas. En el mismo momento en que Adaline las había metido en un cajero, se había encontrado con la sorpresa de que estaban todas canceladas.También había intentado ir a sacar dinero de la cuenta conjunta que tenía con su marido, pero el gerente del banco se había negado a entregarle ni un céntimo sin autorización del señor Vanderwood y por supuesto Adaline no podía correr el riesgo de que lo llamaran y averiguaran su paradero.Así que no le había quedado más opción que empeñar las joyas que llevaba puestas y tratar de sobrevivir algunos meses con ese dinero, que por supuesto que se había ido acabando porque aunque se habían mudado de residencia, Paloma y su hija seguían drenándola como sanguijuelas. Finalmente, no le había quedado más remedio que mudarse a su sótano, donde se escondía porque no podía da
Jamás habían tenido un revuelo como aquel en la familia. Nadie le había dicho nada a Nate para no agobiarlo aun más, y porque nadie estaba del todo seguro de que pudieran creer en aquella amenaza, pero había bastado solo un segundo para que los gemelos saltaran a una de las camionetas de la hacienda y salieran disparados hacia Houston.—¡No puede ser verdad! ¡Dime que no es verdad! ¡Nuestra madre no puede haber hecho eso! —gritaba Sebastián con frustración, pero aquel sentimiento de incertidumbre y de impotencia era demasiado como para que cualquiera de los chicos Vanderwood pudiera soportarlo.“¿¡Y te parece que le voy a creer a la bruja de Sienna?!” replicaba Matt del otro lado del teléfono. “Pero no podemos descartar nada, se trata de la vida papá. ¡No podemos correr el riesgo…!”Por desgracia parecía que aquello no estaba ya en manos de ninguno de ellos. Quizás Sienna había dado la alarma demasiado tarde, quizás la señora Margo no había logrado evitar a tiempo que se tomara aquell
Nate llevaba el corazón acelerado. Hablar por teléfono con Elijah no había sido suficiente para mantenerlo tranquilo, y llegar al Barac Memorial y ver a todos sus hermanos abrazados fue como si una piedra enorme le oprimiera el pecho.—No puede ser… ¡No puede ser, Matt! ¡No puede ser! —exclamó desolado mientras Matt lo abrazaba con los ojos llenos de lágrimas y todos intentaban mantenerse fuerte en un momento como aquel.—Estamos juntos, ¿de acuerdo? Todos estamos juntos, Nate, vamos a salir de esto —le dijo Sebastian y Nate se mesó los cabellos mirando alrededor, hasta que sus ojos tropezaron con la figura de aquella mujer apoyada en una de las paredes del corredor contiguo.—¡¿Y ella qué mierd@ hace aquí!? —gritó señalando a Sienna y esta retrocedió mientras Matt intentaba detenerlo.—¡Nate, cálmate, ella fue la que avisó sobre que papá estaba corriendo peligro! —le dijo pero a esa hora no había forma de detener a aquel hombre.—¡Me importa un cuerno si fue la que avisó! ¡Lo que qui
No había palabras para describir la frustración que Nate Vanderwood estaba sintiendo en aquel momento; la impotencia que sentía cuando su madre, después de disparar sin misericordia a la mujer que estaba embarazada de su hijo, se atrevía a retarlo a que lo probara.—Exacto, siempre va a ser mi palabra contra la tuya —sentenció Adaline convencida de que no podrían hacer nada contra ella.El único con poder suficiente, con conexiones suficientes para hundirla era Rufus y ahora él estaba muerto. Sus hijos eran chicos de paz, CEOs y gerentes, dueños, niños ricos que no sabían cómo lastimar realmente, y cuando se hiciera con toda la fortuna de Rufus Vanderwood, no les quedaría más remedio que volver a comer de su mano.—No sé qué te está pasando por la cabeza, de verdad que no —gruñó Nate—. Pero te aseguro que esto no se va a quedar así.Los labios de su madre se convirtieron en una línea fina y se notaba que estaba haciendo un esfuerzo para no sonreír de satisfacción.Finalmente se alejar
Aquella discusión entre Matt y Nate por culpa de Sienna definitivamente duró más de cinco minutos y terminó por desesperar incluso al abogado.—¡Bueno ya! —gruñó Adaline separándolos—. ¡Hace seis años peleaban por la zorra esa y ahora pelean por exactamente lo mismo! ¡Ya los dos se la follaron, ahora siéntense de una vez y…—¡Pues qué curioso! —replicó Nate mirándola con asco—. Hasta hace unos meses la defendías a capa y espada, y ahora resulta que la zorra es ella. ¿Por qué? ¿Solo porque te delató como la asesina que eres?Entre los abogados se extendieron los murmullos y Adaline apretó los dientes.—¡Basta, Nate! ¡No voy a permitir que me ofendas, y más vale que empieces a comportarte, porque esta fue la casa de tu padre, pero será mi casa ahora! —lo retó y el señor Bolton en persona tuvo que intervenir para que no sonaran las dos bofetadas que aquella mujer estaba aguantándose contra sus hijos.—¡Por favor vamos a calmarnos todos! Será mejor si nos sentamos y damos inicio a la lect
La lluvia había comenzado a caer con fuerza, reflejando el caos que se había desatado en la vida de Adaline. La policía rodeaba la casa, las luces de las patrullas destellaban en la oscuridad de la tarde, mientras a ella la sacaban esposada y un oficial le leía sus derechos a mantener la boca cerrada.No era capaz de asimilar lo que estaba pasando, había pasado los últimos treinta años de su vida intentando que Paloma no la traicionara y le contara a todos su secreto, y ahora resultaba que la que la había traicionado de la peor manera era Sienna.Nate se detuvo en el umbral, observando cómo se llevaban esposada a su madre mientras ella lanzaba amenazas y maldiciones contra todos.—Detective, espero que este caso sea su prioridad —sentenció Nate con voz cruda, y el policía asintió porque era obvio que todos estaban con los nervios a flor de piel.—No se preocupe, señor Vanderwood, me encargaré personalmente de recoger todas las declaraciones de testigos necesarias, y de mandar a valida