La carretera estaba limpia. El día era demasiado soleado y aun así Nate sentía que su mente estaba llena de oscuridad. Los gritos a su lado no cesaban, los gritos detrás de él no cesaban, aunque el único que realmente tenía razones para gritar y odiar era él. O al menos eso había creído hasta que aquel camión se había metido frente a su auto.Ni siquiera había visto el árbol mientras maniobraba para desviarse, solo aquel golpe fuerte y luego demasiado silencio. Silencio y oscuridad. Unos que amenazaban con asfixiarlo... exactamente igual que ahora.Su primer instinto fue sacar la cabeza, pero no había un “arriba” dentro de aquel auto, pateó hasta encontrar la puerta, pero no había nada más que falta de oxígeno y oscuridad.No podía ver absolutamente nada frente a él por más que sus ojos lucharan por adaptarse. La crecida no era agua limpia, llevaba todo lo que podía arrastrar la corriente, desde ramas, piedras, animales muertos, pero sobre todo mucho lodo, el agua revolvía el lecho de
Asher tuvo que moverse rápido para mantener a Blair sentada en aquella cama o para al menos asegurarse de que si se iba a desmayaba no se lastimara aún más.Al otro lado del teléfono solo se escuchaba un silencio roto por los gritos y las órdenes lejanas de la policía, murmullos ahogados y la respiración pesada de Sebastián, que tenía el corazón acelerado.Mientras, la puerta del cuarto de hospital se abría y entraba Adaline con el rostro desencajado. No podía participar en las búsquedas, así que el único lugar que le quedaba para esperar era aquel hospital, esperar y rezar a Dios porque llevaran allí a su hijo.—¡¿Qué está pasando, Asher!? ¡Dime qué es lo que está pasando! ¿Por qué tu padre no quiere hablarme?—Mamá...—¡Habla, te digo!—Están esperando... —murmuró el muchacho con los ojos húmedos—. Encontraron un cuerpo en el recodo del cedro, lo están sacando ahora para ver si es él.Adaline ahogó un grito llevándose las manos a la cabeza y de inmediato se giró hacia Blair, apuntán
—¡Lo encontraron! —Aquel grito hizo que Blair se incorporara en la cama respirando entrecortadamente.—¿Está…? ¿Asher...? —Ni siquiera se atrevía a preguntar si estaba vivo hasta que vio en el rostro de su “cuñado” una sonrisa de alivio.—¡Está vivo! ¡Todavía no saben qué tan herido, pero está vivo!—¿Ya lo están trayendo?—Sí, mandaron a una ambulancia. Va a estar aquí en cuestión de minutos, tranquila —le dijo el muchacho, y Blair se cubrió la cara con las manos, sollozando para que toda aquella tensión se liberara.Veinte minutos después las enfermeras habían tenido que mandarla a sentar tres veces porque tenían que cuidar su pie, pero ella simplemente no podía quedarse tranquila.Apenas vio pasar a varios doctores corriendo, se lanzó fuera de su habitación y escuchó angustiada todo lo que decían mientras se llevaban lejos la camilla con Nate.—Trae un hombro dislocado, vamos a acomodarlo...—No, no tenemos tiempo. Vamos la directo a la máquina de TAC, vamos a hacerle una tomografí
La mano de Blair fue instintivamente a retener aquella sangre, pero no era nada extraño, la doctora ya le había avisado que podía convertirse en algo frecuente dada su enfermedad. Simplemente no podía decírselo a Nate.Algo dentro de ella se estremeció por verlo tan preocupado, pero sabía que no podía dejar que la revisaran más allá de los efectos del accidente, y que no podía contarle lo que le estaba pasando, porque entonces todo el embarazo, todo el contrato, toda la protección para su hija desaparecería.El médico entró corriendo y Nate lo increpó asustado.—¡¿Qué es lo que le pasa?! ¡¿Por qué le está sangrando la nariz?! ¡¿No la revisaron cuando llegó?! ¡¿No la atendieron…?!—Señor Vanderwood, por favor cálmese, revisamos muy bien a la señora Sagal, créame, y no encontramos nada que indicara un sangrado así. Pero vamos a volver a...—Tranquilícense los dos, esto no es por el accidente —les dijo Blair, deteniendo el pánico—. A veces solo me sangra la nariz, mi doctora dice que ten
Aquella era una buena pregunta. ¡Demonios, era una excelente pregunta!—¿Y estás seguro de que la res fue tuya? —preguntó Ranger.—¿Y de quién más? Somos los únicos ganaderos en veinte millas a la redonda. No te digo que no haya otros hacendados cerca y que algunos puedan tener alguna vaca, ¡pero vamos, tendría que ser exceso de casualidad y demasiada mala suerte, y sabes que yo no creo ni en lo uno ni en lo otro! —aseguró Nate.—Entonces hay que investigarlo. Hacer un nuevo conteo de reses, y también ir a buscar a esa que atropellaste. Hay que llegar al fondo de esto de una buena vez.Sin embargo, y aunque los dos se pasaron esa noche en silencio, yendo y viniendo sigilosamente desde las vaquerizas hasta el despacho, contando animales y cotejándolos con los registros, parecía que ninguno se había perdido. Y para colmo, a la mañana siguiente, cuando Ranger se fue a la ciudad, se encontró con el extraño suceso de que el animal muerto de mil kilogramos había "desaparecido".—¿Cómo que “
Eran un lindo desastre. Cualquiera que no conociera las interioridades de aquel contrato solo podría pensar eso: que era un libro desastre. Y la verdad, al menos por aquella noche, viendo a su hija sana y salva, Blair estaba decidida a pasar el mejor momento posible y a reír tanto como pudiera.Así que le siguió el juego a Ranger, le puso una cuerda alrededor del cuello a Nate, y se lo llevó a modo de esclavo conquistado toda la noche.Las familias iban y venían, y los gritos de los niños eran la música de fondo, junto con los instrumentales de varias películas de terror. Finalmente, todos la estaban pasando bien, los hermanos Vanderwood se divertían asustando a todos y Elijah no soltaba aquella cámara porque le tocaba documentar el evento.—OK, vamos a hacer unas fotos de esa ruda emperatriz, la princesa y el flojo mantenido.—¡Muy gracioso, Elijah! —se quejó Nate.—¡Pues es que no le cargas ni el hacha, hermano! ¿Qué quieres que te diga? —se burló Elijah, y Blair cargó a la pequeña
Blair se llevó la mano a los labios, asustada, mientras Nate le acariciaba los brazos arriba y abajo para calmarla.—Oye, oye, solo es un presentimiento, todavía no tenemos nada claro, no te asustes...—Pero... ¿por qué lo crees? ¿O sea?... ¿De verdad alguien pudo meternos un animal en el camino?—Son muchas cosas, muchos pequeños detalles, pero Ranger lo está investigando. Te aseguro que muy pronto vamos a dar con la verdad. Mientras tanto, solo quiero que la niña y tú estén protegidas. Están conmigo o están con él. ¿De acuerdo?La muchacha sintió, porque por supuesto que para ella lo principal era la seguridad de Nathalie, y aun así, aquello solo creaba más preguntas en su cabeza.—Nate, ¿por qué alguien haría algo así?—Supongo que el de Texas fue porque estaba investigando lo que pasó realmente con la caravana aquí en Nueva York.—Sí, pero comenzando por el de la caravana, ¿todo esto a quién afectaría? ¿Tanto le dolieron a la empresa los ejemplares que se perdieron?—No, para nada
¿En qué momento había pasado eso? La verdad era que no tenía ni la menor idea. No había visto ninguna de esas marcas en la semana después del accidente. Entonces, ¿quién la había agarra tan fuerte como para provocarle aquello?Cinco manchas oscuras y solo le llegó a la cabeza un momento cuatro días atrás, cuando ella no quería hacerle aquella pregunta y él la había detenido antes de que se fuera.—¿Fui yo, Blair? ¡No me digas que fui yo, por Dios! ¿En serio te agarré tan fuerte?La muchacha pasó salida porque sabía que no, y que aquellas marcas tampoco eran normales, que se le quedaban hematomas en la piel con facilidad como otra de las consecuencias de su enfermedad.—¡No, claro que no! ¡No me agarraste fuerte!—Entonces, ¿por qué se puso así?—Es por... por lo mismo que te dije de la nariz, ¿no recuerdas que el doctor te lo dijo también cuando estábamos en el hospital?—La nariz? Sí...—Sí, recuerda el doctor te dijo —enfatizó ella—. A veces me sangra la nariz y a veces me salen alg